Los 'Anales de moral social económica'
Valiosas aportaciones sobre economía contenidas en los Anales de moral social económica del Centro de Estudios Sociales de la Santa Cruz del Valle de los Caídos.
Publicado en el número 190 de Altar Mayor, 2º trimestre de 2020. Editado por Hermandad del Valle de los Caídos. Ver portada de Altar Mayor en La Razón de la Proa. Recibir el boletín de LRP.
A partir de 1958, como consecuencia de la creación aneja a la Abadía de la Santa Cruz del Valle de los Caídos, del Centro de Estudios Sociales, cuyo secretario general era Luis Sánchez Agesta, comenzaron a publicarse los Anales de moral social y económica.
Gracias a Emilio Álvarez Frías, su colección ha pasado generosamente a la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, personalmente he podido comprobar así la altura de las aportaciones de multitud de excelentes economistas españoles y extranjeros.
Tras el examen de todo su conjunto, naturalmente comprobé que era imposible efectuar un análisis exhaustivo de todas las aportaciones. Pero como un preludio capaz de mostrar la importancia que se generaba, desde el punto de vista científico, en ese Centro de Estudios Sociales radicado como anejo a la Abadía del Valle de los Caídos, conviene ofrecer una muestra de lo que los economistas encuentran de inmediato en los mencionados Anales de moral social y económica.
En el año de 1961 se iniciaron reuniones en el Valle de los Caídos, con aportaciones de expertos en economía y en cuestiones sociales, en reuniones donde estuvo presente un conjunto importante de profesores extranjeros, cuyas aportaciones aparecieron a partir del nº 1 de los Anales de moral social y económica. Aparecieron las firmas de Urdanoz, de la Universidad de Friburgo; Lottor, de la de Lobaina y Francesco Vito, un economista italiano muy conocido.
El tema desarrollado por el profesor Urdanoz fue Calidad social, alma y componente del orden social, (págs. 11-46), donde llega a plantear nada menos que:
«Cuando el dominio de la previsión social se organiza y extiende, los gravámenes sociales por la ley exigida aumentan y dejan menor margen para las obligaciones de solidaridad, sin desaparecer nunca, porque nunca son del todo completas y porque jamás cesan las necesidades, y por otra parte, las situaciones no cubiertas amplían la fecundidad de la caridad de consejo y de perfección, que encuentra infinitos modos de desplegar su actividad».
Otro participante fue Odon Lottor, profesor de la Universidad de Lovaina, con su aportación El Derecho de propiedad privada y sus defectos (págs. 125-131). Su tesis central fue que
«El régimen de propiedad privada es, por su naturaleza, el más adecuado para realizar el desarrollo de los bienes de la Tierra» pero añade que existen deberes sociales vinculados al derecho de propiedad privada. Y llega a señalar que San Alfonso María de Ligorio «estimaba suficiente para los casos extraordinarios, el dar en limosna el 2% de la renta» y que «muchos moralistas de hoy encuentran un tanto excesiva esta condescendencia», y por ello llega a plantear si «el rico ha previsto ampliamente a sus necesidades, a su persona y a la de su familia, ¿no debe, en prestación social, ceder de una manera u otra, todo lo superfluo a la comunidad?».
La aportación del economista italiano Francesco Vito, entonces Rector de la Universidad del Sacro Cuore en Milán, muy conocido en España, titulaba su artículo Las transformaciones de la economía contemporánea a la luz de la Doctrina Pontificia (págs. 135-151). Los cambios que observa son: la crisis del Estado-Nación; la descolonización, ligada en algún grado a personas en busca de la industrialización; la ampliación de la división internacional de trabajo, así como también la ampliación del papel del Estado. Y desarrolla de esta forma su postura:
«En realidad, la doctrina social católica, al mismo tiempo que se adapta del modo más perfecto a una situación histórica concreta por lo que respecta a los problemas afrontados, conserva la suficiente disfunción respecto a las contingencias de tiempo y de lugar en todo aquello que hace relación a los afectados: instrucciones contenidas en el mensaje cristiano. No puede dejar de maravillar que esa alarma social exija hoy vivamente la necesidad continua de actualizarse».
Y ese mensaje explica, en esta aportación de Vito, que se observa desde León XIII a Juan Pablo II. Entonces, en octubre de 1961, tenía plena urgencia en la política económica todo el apartado de este artículo de Vito, El fin del “Laissez Faire” y la nueva política económica (págs. 43-48).
El profesor de la Universidad de Alcalá, Francisco Belda S.J., en su intervención –por cierto bien documentada, desde Schumpeter hasta la obra, en Friburgo, de Brisgovia de Oswald Noel Brausing, Wirstschaft und Gesellchaft neute (1952,) y con alusiones sobre lo compleja que es la realidad, indicó que en la economía neoliberal se observa que:
«La economía de la vivienda no es una economía libre, sino [...] de precios controlados. La economía agraria tiene un “mercado ordenado” […] los jornales no son fijados en términos de libre competencia, sino que son fruto de los acuerdos de un número no pequeño de grandes organizaciones» (pág. 188).
Y un profesor de la Universidad Comercial de Deusto, José Sorazabal Barrera en su contribución sobre la gestión socialdentro de la realidad contemporánea, en las págs. 164-190 planteará nada menos que esto como embocadura de su trabajo:
«Cuando uno recorre las páginas que nuestros expertos demoral dedican a la virtud de la justicia, por lo menos en un gran número de casos, especialmente de manuales y tratados generales, no puede sustraerse a la impresión de que aquello no responde a las necesidades de nuestra vida social, de que existe un desfase entre, por una parte, la realidad y sus exigencias y, por otra, los intentos y los planteamientos expuestos en los libros». Y a partir de ahí ¡quién ha de criticar a esos manuales sobre el tema de la moral en relación con la justicia!
Finalmente C.J.Stracher, secretario del Lamdelyk Centrum voor Katholicke Acte, de Amersfoort (Holanda), en Aspectos éticos y económicos de las políticas de desarrollo económico (págs. 191-205), señala en la página 199 que en relación con el derecho del Estado a nacionalizar (sospecho que en el sentido de estatificar) empresas cuyas actividades están tan estrechamente relacionadas con el bien común que...
«jamás puede convertirse esto en el objeto principal de una política de desarrollo económico de inspiración cristiana».
Como vemos, es imposible exponer problemas importantes del ámbito de la moral social y económica de modo más polémico e interesante. Pero, en este pequeño muestreo creo que se incita a ampliar la lectura de un número mayor de estos Anales de moral social y económica, para observar si esta línea se mantuvo o se alteró...
Nota.- La transcripción recoge las dos primeras páginas, de un total de nueve, del documento abajo insertado.
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