La manipulación de las mujeres
La lucha de sexos no es más que una derivación espuria de la lucha de clases, con la que el marxismo cultural pretende sostener una escisión perpetua en el seno de las sociedades.
Editorial de La Razón de la Proa (LRP), de marzo de 2020, recuperado para ser nuevamente publicado en febrero de 2023. Recibir el boletín de LRP.
La manipulación de las mujeres
La ideología femen se ha convertido en un dogma y pobre del que no expresa su adhesión y se define como enemigo mortal del heteropatriarcado, el machismo y cosas así. Ya el ínclito Rodríguez Zapatero se definió públicamente como rojo y feminista, y, ahora, esta ideología es una de las banderas –quizás la única– del confuso Unidas Podemos, con el respaldo, velis nolis, del curioso PSOE de Pedro Sánchez.
Por supuesto, el objetivo principal es adoctrinar en esta ideología a toda la sociedad española, comenzando desde los jardines de infancia, y amagar con sanciones penales a quienes osen desairar sus dicterios.
En el fondo y en la forma, representa una burda forma de manipular a las mujeres; como si no hubiera sido bastante aquella ridícula medida de los cupos y tantos por ciento, ahora se han sacado de la manga la ley de libertad sexual, cuyos contenidos han hecho desternillarse de risa a todo el mundo jurídico.
¿Quién no está de acuerdo en prevenir las agresiones sexuales de las manadas, sean protagonizadas por oriundos o menas incontrolados? ¿Quién no está de acuerdo en combatir las discriminaciones en razón del sexo? Pero a la lógica y al sentido de la justicia se está imponiendo la más vulgar demagogia, que esconde, en su fondo, una sinrazón dialéctica.
En efecto, la lucha de sexos no es más que una derivación espuria de la lucha de clases, con la que el marxismo cultural pretende sostener una escisión perpetua en el seno de las sociedades; el dogma marxista, periclitado en la teoría y en la praxis, resucita en este momento con este sucedáneo, que elude las verdaderas razones de un problema social.
Reputamos esta ideología como una forma de manipulación de las mujeres.
Nosotros defendemos que todos los seres humanos somos iguales en dignidad, sello distintivo de nuestra especie, y, por consiguiente, debemos ser iguales ante la ley. Corresponde al Estado combatir las discriminaciones, mediante una política social justa y equitativa; recordemos que una adelantada en esta tarea fue Mercedes Fórmica, falangista por más señas y por ello silenciada en la actualidad.
Corresponde, además, a la educación y a la moral social, a los fundamentos de tipo espiritual y religioso que deben presidir la convivencia política, instalar en las mentes y en las conciencias el profundo respeto a esa dignidad, de hombres y de mujeres, y no al totalitarismo democrático levantar muros de segregación entre los sexos, que, además de antinaturales, socavan la armonía entre personas y colectivos.
Reputamos esta ideología como una forma de manipulación de las mujeres. Apostamos por la armonía, fundamentada en la justicia y en la libertad: armonía entre las personas y los grupos, armonía entre los sexos, armonía entre los territorios…Y armonía entre el ser humano y sus entornos, tanto los inmanentes como los trascendentes.