Viviendo realidades
En el camino del patriotismo crítico, nos duele profundamente la España del paro, de la especulación financiera, de la corrupción política, del despego territorial autonómico... del renacimiento de las dos Españas enfrentadas.
Editorial de La Razón de la Proa (LRP) de junio de 2020, recuperado para ser nuevamente publicado en mayo de 2023. Recibir el boletín de LRP.
Viviendo realidades
En La Razón de la Proa y todo aquello que se enmarca en el Foro Sigüenza nunca hemos desdeñado la historia, de la que entendemos que pueden extraerse lecciones y claves para el presente. Ofrecemos, así, día a día, contenidos y retazos de la historia, en un sano intento de clarificar aquello que se silencia, se tergiversa o se manipula.
Es más: asumimos toda la historia de España, de la que nos consideramos herederos, con sus aciertos y sus errores, sin banderías ni parcelas estereotipadas; y, en particular, la historia falangista, también con errores y aciertos, que aun es más difícil de encontrar, por lo menos desde perspectivas objetivas.
Otra cosa es que sea nuestro objetivo principal fijarnos en lo que fue y quedó atrás; ni mucho menos caer en la mitificación de situaciones o personajes. Entonces nos pareceríamos a esa derecha que ponía todo su empeño en demostrar que el Apóstol Santiago anduvo dando mandobles en la batalla de Clavijo…
Trabajamos por y para el presente, y con una perspectiva más ilusionada hacia el futuro, en el que –decíamos– ejercemos la tarea del sembrador.
Nuestra posición, a fuer de actual, es rigurosamente joseantoniana, no para recrearnos en la figura de José Antonio Primo de Rivera, el que, a decir de nuestro insigne colaborador Enrique de Aguinaga, fracasó con éxito, sino por estar convencidos de que, en sus constantes esenciales, se encuentran muchas de las claves que nos sugieren la solución de problemas actuales y de esas perspectivas para el mañana.
De este modo, nos consideramos profundamente patriotas, que no patrioteros, porque sabemos que el patriotismo más sincero es el que llega por el camino de la crítica, y no lo basamos en una especie de adoración supersticiosa del terruño, ya que entonces caeríamos bajo la falsa planta del nacionalismo; tampoco, en un Régimen determinado y en sus fundamentos legislativos, porque en ese caso limitaríamos el valor del patriotismo a un constitucionalismo.
De este modo, nos consideramos revolucionarios en los fines y reformistas en los medios, porque, al tener los pies en el suelo de una realidad, otorgamos a cualquier supuesta panacea la condición de utopía o ensueño nada más.
Y, en ese camino del patriotismo crítico, nos duele profundamente la España del paro, de la especulación financiera, de la corrupción política, de la arbitrariedad gubernativa, del despego territorial autonómico, no pocas veces derivado en separatismo, del renacimiento de las dos Españas enfrentadas.
En nuestra crítica, como se ve, podemos encontrar claros referentes en la historia, pero sin fijaciones anacrónicas en supuestas apariciones en la batalla de Clavijo; al hoy se le deben proponer alternativas de hoy.
Nuestro punto de partida son, en consecuencia, estos días azarosos del siglo XXI.