Cantar hacia dentro y hacia arriba.
Dicen, en pandemia, que cantar a pleno pulmón es desaconsejable por la posible transmisión por aerosoles... Paciencia. Pero no olvidemos las canciones, su simbolismo y sus mensajes, esperamos con ansia la posibilidad de que vuelvan las reuniones, los encuentros, las marchas, los albergues y campamentos.
Publicado en el núm. 224 de Trocha, de abril de 2021. Editado por Veteranos OJE - Cataluña. Ver portada de Trocha en LRP. Para recibir actualizaciones de Trocha.
Cantar hacia dentro y hacia arriba.
¡Mal se presenta este año para celebrar en alegre compañía el Día de la Canción! Esta fecha fue instituida ⎼recordemos⎼ por el Frente de Juventudes para significar que la conmemoración del fin de una guerra entre hermanos debía dar paso a una España de todos, en la que todos los españoles cantaran al unísono mientras se aprestaban a levantar una Patria.
La Organización Juvenil Española recogió la herencia de las FF.JJ., y, por supuesto, la canción. El inmenso repertorio de marchas, tonadas tradicionales del folclore español, baladas de fuego de campamento…; canciones de animación, de mensaje, de alegría, de bromas, de seriedad y para los momentos solemnes…; todas están en nuestra memoria y seguro que no las hemos olvidado.
La canción es signo de vida, y está en contraste con esa cultura de la muerte que se ha implantado en la España de hoy, con las aberraciones del aborto y de la eutanasia, esta última recién aprobada para vergüenza de quienes la han propuesto y aplaudido.
Ahora, nosotros solo podemos reunirnos telemáticamente, ya lo sabemos, y dicen que cantar a pleno pulmón es desaconsejable por la posible transmisión por aerosoles… Paciencia. Pero no olvidemos las canciones, su simbolismo y sus mensajes, esperamos con ansia la posibilidad de que vuelvan las reuniones, los encuentros, las marchas, los albergues y campamentos. ¿Y entretanto?
Nos cabe el recurso de cantar hacia dentro: de no olvidar los valores esenciales que subyacen en los versos de nuestras canciones; de repasarlos en la inteligencia, la sensibilidad y el corazón, con la voz interior afinada; y no como mero recurso a la nostalgia, sino como afirmación en el día a día; y en contraste con quienes, sumidos en el pesimismo que proporciona la situación (y no nos referimos solo a la pandemia del covid, que quede claro) o con quienes se despreocupan de la búsqueda de una España mejor, no atinan a cantar la poesía que construye.
Y, además y en consecuencia, debemos cantar hacia arriba, en dirección a lo más exigente, lo más alto, lo más bello. Pongamos nuestra canción junto a la música de las esferas, como decía nuestro Fray Luis de León de la música del genial Salinas; contemplemos, así, que, a pesar de la pandemia (¡de todas las pandemias y virus) hay un mundo que fue bien creado y es maravilloso, al que debemos contribuir a mejorar con nuestros humildes esfuerzos.
Cantemos, pues, hacia dentro y hacia arriba, a la justicia que deseamos, a la libertad que añoramos, a la España metafísica, exacta y difícil, al recuerdo de nuestros mayores y a la continuidad de quienes nos siguen en el empeño.
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