Del ayer y del hoy
Una vieja consigna campamental decía «Adelante, aunque solo tengas una lanza». ¡Qué verdad escondía, y más de cara a estos días! Porque se trataba de la lanza de la verdad.
Publicado en la revista Trocha, de marzo de 2024 (núm. 256). Editada por Veteranos OJE - Cataluña. Ver portada de Trocha en La Razón de la Proa. Para Solicita recibir el boletín de Trocha
Se preguntaba un gran poeta español ¿Somos los hombres de hoy aquellos niños de ayer?. A esto podemos responder, sucesivamente, con un no y con un sí; lo primero, porque, en lo personal, han cambiado mucho las cosas (compromisos, tareas, responsabilidades…y ¡ay! achaques) y, en lo colectivo, ha cambiado la circunstancia; lo segundo, cabe una respuesta afirmativa en relación a los valores e ideas esenciales.
Al respecto, es ilustrativa una cita del escritor inglés Gilbert Keit Chesterton, que se refiere a los consejos prácticos para contemporizar con la falsedad o el error; hela aquí:
(dicen los hombres sesudos que) «Cuando uno es joven, se tienen grandes ideales abstractos y se construyen castillos en el aire, pero al llegar a la edad madura todos se disipan como nubes. Pero desde entonces me he hecho mayor y he descubierto que mentían. Lo que ha ocurrido es justo lo contrario de lo que dijeron. Me advirtieron de que perdería mis ideales y empezaría a creer en los métodos prácticos de la política. Pues bien, no solo no he perdido mis ideales, sino que en lo más básico mi fe sigue siendo idéntica a como era entonces. Lo que he perdido es mi antigua fe infantil en la política práctica».
Eso nos pasa a algunos, que blasonamos con razón de veteranía: nos hemos afirmado en los ideales y rechazamos con todo el corazón y la mente los consejos de quienes nos proponen que hay que dejarse llevar por el “entorno”, falso hasta llegar a lo estrambótico o lo aberrante; y no se trata de ser conservadores, sino de mantener una rebeldía contra todo aquello que se oponga a la recta razón, a la verdad, a la belleza. No hay que asumir la mentira o la estupidez; hay que combatirlas con una limpia pedagogía social (solo palabras limpias, decía la canción).
No valen las excusas o falsas coartadas: que si nos van a mirar como bichos raros, que si nos van a apartar de sus círculos, que si nos llamarán todo lo nefando… Por ejemplo, hay quien se oculta para no oponer fundadas razones a la ideología de género, tan en boga; no tratar críticamente el actual “dogma” del cambio climático; o soslayar el nombre de España, porque queda mal; o mantenerse en silencio vergonzante ante las eternas preguntas del ser humano sobre su origen y destino en Dios…
Una vieja consigna campamental decía Adelante, aunque solo tengas una lanza. ¡Qué verdad escondía, y más de cara a estos días! Porque se trataba de la lanza de la verdad.