Editorial de Trocha. FEB/2021

Estudiar es ya servir a España.

Nosotros, aunque hayamos dejado atrás la presencia en el aula de estudio, no estamos eximidos de una obligación a la que nos empuja el estilo: la formación permanente.


Publicado en el núm. 222 de Trocha, de febrero de 2021. Editado por Veteranos OJE - Cataluña. Ver portada de Trocha en LRP. Para recibir actualizaciones de Trocha.

Estudiar es ya servir a España


Nuestra Promesa es explícita al respecto: Recordar que el estudio y el trabajo constituyen mi aportación personal a la empresa común. Y esto no solo es válido para el afiliado actual en edad escolar, sino que nos afecta a todos, veteranos incluidos, aunque estemos ya lejos de las aulas de estudio y algunos estén en la edad de la jubilación. ¿Y por qué traemos a colación este punto en un mes de febrero de 2021, cuando la situación de la pandemia ha obligado a muchos estudiantes a recibir clases o examinarse on line, desde sus domicilios, y otros están obligados a unas variantes formas semipresenciales?

En primer lugar, porque, precisamente, estos impedimentos actuales para llevar un ritmo normal de estudios ponen a prueba la fuerza de voluntad del estudiante, que debe centrarse en sus materiales y dejar de lado los entretenimientos –también virtuales– acaso más gratos; va a ser un rasgo que, al margen de aberrantes leyes de Educación, haga una criba entre quienes están dotados de una capacidad de esfuerzo y sacrificio y quienes prefieran adoptar actitudes cómodas aprovechando las circunstancias.

En segundo lugar, como nos recuerda la Promesa, el estudio y el trabajo trascienden de una dimensión individual, legítima a todas luces, como es el de forjarse un porvenir, sino que, con ellos contribuimos a servir a una colectividad histórica y de convivencia, que creemos que debe superar su situación actual y levantar el vuelo. La Cultura es uno de los principales elementos de redención de hombres y pueblos, y, en nuestro caso, significa un despegue de la mediocridad que nos rodea. España y Europa necesitan buenos profesionales en todos los órdenes y, además, adornados con las mejores prendas de los seres humanos.

En tercer lugar, porque acudimos a la evocación de la historia, y en ella recordamos que un 9 de febrero fue asesinado un estudiante llamado Matías Montero; entre sus ropas se encontró el borrador de un artículo que trataba sobre su aspiración a una España mejor; sabemos que el impacto de su muerte en José Antonio fue tremendo y estableció una frontera definitiva entre la entrega al Ideal y los restos de frivolidad.

Y, por último y en cuarto lugar, porque nosotros, aunque hayamos dejado atrás la presencia en el aula de estudio, no estamos eximidos de una obligación a la que nos empuja el estilo: la formación permanente, a la que se accede por medio de la lectura, del debate y de la videoconferencia, al interés, en suma, por acrecentar nuestros conocimientos, a mantener vivos los resortes de la inteligencia y del pensamiento crítico, tan necesarios en estos momentos en que todo invita a la sumisión.

Cuatro buenas razones para reflexionar en este mes de febrero a quienes somos resilientes por formación y por imperativo de conducta.