¿De qué tenemos que avergonzarnos?
Los Veteranos que editamos estas páginas de Trocha nos preguntamos: ¿Pero de qué demonios tenemos que arrepentirnos? ¿De haber vivido nuestra juventud en un ambiente sano? ¿De tener ideales y valores, no revisables según los vientos? ¿De una formación creyente en Dios, en España, el servicio, la justicia social…?
Publicado en el núm. 212 de 'Trocha'. Marzo de 2020.
Editado por Veteranos OJE - Cataluña.
Ver portada de Trocha en La Razón de la Proa.
¿De qué tenemos que avergonzarnos?
En el curso de nuestras actividades, constantemente nos encontramos con personas que, tras manifestar su alegre sorpresa por nuestros reconocibles distintivos, reconocen que ellos también fueron afiliados de la O.J.E.; a continuación, ya en términos de confianza, nos cuentan que lo pasaron muy bien entonces, que asistieron a tal o cual campamento y que aún recuerdan la letra de una canción…
Algunas veces nos piden la dirección de algún Hogar para llevar a sus hijos o nietos; nunca llegaremos a saber, claro, si han cumplido este propósito o, por el contrario, la ⎼llamémosle así⎼ dinámica social ha limitado este encuentro con nosotros a un simple fogonazo de nostalgia.
En contraposición, de vez en cuando, nos hemos topado con antiguos afiliados que conocíamos de otras épocas, y que, tras un saludo de circunstancias por aquello de la cortesía, han limitado sus palabras a cuatro tópicos y, pretextando prisas, se han apresurado a alejarse de nosotros; a estos se les notaba que preferían no remover tiempos pasados y ni recuerdos incómodos para ellos; el sentimiento que se adivinaba en su actitud, era, claramente, de avergonzarse y de preferir el olvido interesado.
Casualmente, estos excamaradas solían, en otros momentos, haber ocupado carguetes y ser los más entusiastas, rozando el fanatismo…
Pueden darse, incluso, en este repaso caracterológico, la existencia de quienes, incorporados en épocas muy posteriores a las nuestras al seno de la Organización, se avergüenzan de nuestra historia y procuran relegarla al silencio o, incluso, a la tergiversación más ridícula, como si le estuvieran aplicando una memoria democrática particular.
Los Veteranos que editamos estas páginas de Trocha nos preguntamos: ¿Pero de qué demonios tenemos que arrepentirnos? ¿De haber vivido nuestra juventud en un ambiente sano? ¿De tener ideales y valores, no revisables según los vientos? ¿De una formación creyente en Dios, en España, el servicio, la justicia social…?
Y, evidentemente, nos respondemos que de vergüenza nada de nada; al contrario, orgullo de nuestro pasado y convicción en nuestro presente. Y también echamos una sonrisa conmiserativa para los avergonzados…