El Frente de Juventudes: un estilo de vida.
Fueron muchachos andariegos por riscos, montes, ríos, valles, playas y pueblos; valerosos, generosos, con sentido del honor, sin odio al enemigo, limpios de corazón, de alma y ansiosos de gloria, que lucharon por una España mejor, 'alegre y faldicorta' como quería José Antonio.
Autor.- José Carlos Fernández Barallobre. Publicado en el Correo de España (9/09/2019). Recogido posteriormente por La Razón de la Proa (LRP). Solicita recibir el boletín semanal de LRP.
El Frente de Juventudes: un estilo de vida
Guardo y guardaré para siempre, mientras Dios me de vida, un recuerdo de gratitud imperecedera y orgullo hacia aquellas organizaciones que marcaron para siempre a miles y miles de españoles que desde sus filas, lucharon con espíritu y sacrificio por una España mejor, siendo respetuosos con la historia de nuestra Patria, con sus tradiciones, con su cultura y sobre todo con el deporte.
La historia del Frente de Juventudes y de la Organización Juvenil Española, se remonta a aquel ya lejano día 6 de diciembre de 1940, en que se promulgó la ley fundacional del Frente de Juventudes en cuyo preámbulo se definía a la organización naciente como la obra predilecta del régimen. ¡Juventudes, Juventudes¡ de Franco, suprema ambición [1].
La idea de Enrique Álvarez de Sotomayor, caído heroicamente en el frente ruso peleando con la División Azul; Carlos Juan Ruiz de la Fuente y Alberto Crespo, cuajaba en una completa realidad gracias a la decidida voluntad del propio Generalísimo Franco de dotar a la nación de unas organizaciones juveniles voluntarias que sirviesen para asegurar la formación y disciplina de las generaciones de la patria en el espíritu católico, español y de milicia. El Sindicato Español Universitario (SEU) y la Sección Femenina serían también partes destacadas en la modelación de los chicos y chicas españoles.
Las organizaciones juveniles fueron un pilar indiscutible en la educación y formación de la juventud española. Su organización por centurias, divididas en escuadras, fue fundamental en su desarrollo.
En sus filas se enseñó a amar a España porque no nos gustaba y a no odiar al enemigo, al que, desde el primer momento con hidalguía y generosidad, le tendimos la mano de reconciliación y le invitamos a tener un sitio en nuestras filas. Cuando la sociedad española sufrió la durísima postguerra, con muchas familias que padecieron la pérdida de un ser querido, encarcelamientos y el hambre, el Frente de Juventudes ofreció alegría, comida, campamentos y avales para la búsqueda de un empleo. En aquella patria reconquistada con heroísmo y dolor, el Frente de Juventudes fue audaz avanzada del porvenir español [1], un sitio al aire libre, bajo la noche clara [2].
Allí se aprendió cultura, un código de conducta reflejado en unos valores, de espiritualidad, educación, honor, disciplina, camaradería, solidaridad, en suma de amistad. Se sembró de ilusiones el surco de la arada y junto a la espiga dorada crecieron las ambiciones de una nueva escuela, industria y universidad, una Patria limpia y justa como un entrañable hogar [1]. Allí se cantó con la mirada clara y lejos y la frente levantada [3]. Como el acero se forjó nuestra estirpe, fuego en el alma y sol en el mirar, fue mantenida la idea con coraje, marcó el paso el afán de caminar [4].
Por ello se marchó por rutas imperiales, recorriendo los caminos de nuestra España de cabo a rabo, siempre de infantería por valles, caminos, montañas hacia el mar [5]. Y nos entregamos en cuerpo y alma a hacer deporte. Fue sin dudas una magnifica formación espiritual, moral, ética y física. Una manera de ser y de pensar. En suma, un estilo de vida.
En sus hogares se realizaron innumerables actividades. Se podía leer e investigar en las mejores páginas de la historia patria. Frente a la poesía que destruye, la poesía que promete. Allí se leyó a Kipling, a Cervantes, Calderón, Lope, a Tagore. El Quijote, El Mío Cid y el Amadís, y por supuesto a José Antonio, el césar hispano que murió generosamente por su Patria y que en la actualidad es ninguneado por la sectaria, ignominiosa y enferma ley de la desmemoria del malvado Zapatero, continuada por el farsante de Mariano Rajoy y ampliada, con seguridad, por ese mequetrefe ambicioso instalado en la Moncloa, que en vez de rendirle público homenaje a alguien que con una generosidad insuperable, cuando las balas le iban a cercenar su joven vida, escribió aquello tan nobilísimo, un auténtico alegato a la reconciliación nacional, de «ojalá fuera mi sangre la última sangre española que se vertiera en discordias civiles». «Ojalá encontrara ya en paz el pueblo español tan rico en buenas calidades entrañables, la Patria, el pan y la Justicia» [6], se dedica a vituperarle.
En aquellos hogares juveniles se jugaba al billar, tenis de mesa o futbolín. Se escenificaba teatro sin mirar quien o quienes eran los autores de las obras. El Teatro Español Universitario (TEU), fue el primer grupo de teatro en España en representar obras de Federico García Lorca o de Miguel Hernández, después de la guerra de liberación española.
Se practicaban baloncesto, balonmano, hockey sobre patines, voleibol, atletismo, fútbol. Bandas de cornetas y tambores, fotografía, rondallas y coros. Otros con dotes de periodismo confeccionaban el periódico mural de cada una de la escuadras. Los demás se entretenían jugando al tenis de mesa, ajedrez o las damas, cantando, realizando numerosos y complicados nudos, trabajado sobre planos y croquis e Incluso realizando excavaciones de arqueología. Los sábados era la reunión general de la centuria que programaba diversas actividades y el domingo era el día por excelencia, ya que en esa jornada los componentes de los equipos deportivos tenían encuentros, las centurias programaban marchas y las rondallas, coros y bandas de cornetas y tambores se desplazaban a otros ayuntamientos para alegrar con su sones el descanso dominical de multitud de compatriotas.
Algún día, sin apasionamientos políticos, se contará la verdadera historia de estas dos organizaciones que en esencia fueron la misma. Que agradecida tiene que estar la sociedad en general y el deporte español en particular, a los muchachos del pantalón corto, las medias blancas de origen bávaro y la camisa azul. Deportes como el baloncesto, balonmano, voleibol, hockey sobre patines, atletismo, natación, judo, la vela, fueron introduciéndose en el tejido social de nuestra España gracias a los campeonatos organizados por la Delegación Nacional de Juventudes.
En mi ciudad de La Coruña, todavía, los más veteranos hacen memoria de aquellos espectaculares partidos que se jugaban en el relleno enfrente de La Terraza sede de la Delegación Provincial del Frente de Juventudes y de su hermana menor la O.J.E. Equipos como el Imperio de baloncesto con los Malingre, Borrás, Maestro, Jove, entre otros, que serán siempre recordados. ¡Qué gran mérito! Cuanto hicieron por popularizar el baloncesto en nuestra ciudad. O aquellos soberbios equipos de balonmano donde sobresalía el bueno de Manolo Estévez Mengotti como pivote resolutivo. Y el hockey sobre patines con el Imperio y el San Fernando. De sus filas salió el mejor jugador gallego que tantas jornadas de gloria dio más tarde al Liceo: José Manuel Campos. O el desconocido hasta entonces judo de la mano de Oscar Cacheiro.
Aquellos magníficos juegos nacionales, donde sobresalía el atletismo, con plusmarquistas como Tomás Barris, Amorós, Carlos Jones, Miguel Consegal, de Andrés o los coruñeses, Fernando Bremón, Tucho Pena, Conrado Durantez, Sergio Vázquez, Alfonso Abelenda, Lorenzo Mene, Emilio Tapia, Manolito Ramudo y Doncel entre otros. Las grandes competiciones nacionales donde tenían cabida miles de equipos de todos los rincones de nuestra piel de toro. Y qué decir de la centuria montañera de Madrid de mi entrañable camarada José Luis Aparicio. Ellos lograron socializar el esquí, deporte hasta entonces reservado a millonarios. De allí salió el gran Paquito Fernández Ochoa, primer medallista de oro de nuestra España en los Juegos Olímpicos de Invierno celebrados en Sapporo en1972, ...Blanca, siempre en el corazón.
Y la escalada con César Pérez de Tudela, otro monstruo del deporte español. Fue un gran amor a la montaña, sin la cursilería del actual y pedante ecologismo, lo que llevó a aquellos muchachos a coronar todos los picos más importantes de nuestra geografía desde el Veleta al Ordesa, del Teide al Naranjo de Bulnes. Los grupos de espeleología, el Rey Gerión, como buena muestra, que se adentraron en las entrañas de la tierra para practicar un deporte totalmente desconocido. La Academia Nacional de Mandos José Antonio de la calle madrileña de Mantuano, donde se formaron innumerables oficiales instructores. La vela, el ancho mar, con la playa de Gandarío como protagonista. El cielo azul con las especialidades de aeronáutica, paracaidismo y aeromodelismo. Los colegios mayores y menores; las olimpiadas del trabajo que sirvieron como magníficos vehículos de formación a infinidad de promociones industriales.
Tres referencias imprescindibles para intentar entender a las organizaciones juveniles fueron los campamentos, la formación y el cancionero juvenil.
Numerosos campamentos a lo largo y ancho de España hicieron las delicias de miles de muchachos, limpios de corazón y de alma. Nombres como Santa María del Buen Aire en el Escorial; Gandarío, en La Coruña; Paco Leis en Pontevedra; Fuentes Blancas en Burgos; Ordesa en Huesca; Rascafría en la sierra madrileña; Sancho el Fuerte de Pamplona; Riaño en León; Tabarla en Valencia; Yuste en Cáceres; Puerto de Santa María en Cádiz;... y por encima de todos el auténtico santuario de las organizaciones juveniles, Covaleda, a los pies de los majestuosos picos de Urbión en la provincia de Soria. Los campamentos juveniles fueron inagotable vivero de hermandad, deporte, bajo la lona, el cielo y las estrellas, bajo la noche donde se presentía el amanecer de España en la alegría de nuestras entrañas.
En el apartado de formación de cuadros del Frente de Juventudes y de la OJE, con ejemplar constancia y abnegación se aplicaron a la gran tarea destinada a formar tanto moral, espiritual, como profesional, industrial y artesanalmente a muchachos provenientes del ámbito rural campesino y de la mar, con aquellos inigualables flechas navales. Incluso las organizaciones juveniles lucharon de forma decidida para erradicar el analfabetismo. Se luchó por la Patria, el Pan y La Justicia, con la Fe cristiana como fundamento, pues la vida es y será, a pesar de las modas, siempre milicia, llevada con tesón y disciplina.
Nadie fue pequeño en el deber de la Patria. Valía quien sirviese, pues servir era un honor a España con amor. Allí no hubo distinciones de clase. Era igual en la hermandad de la escuadra o centuria, un hijo de un rico a uno de un pobre, estudiantes y obreros, chicos de ciudad o de los campos y pueblos de España. Cuando uno se ponía aquella camisa azul o caqui, el norte y guía, la Polar, era el propósito de servicio y amor a España. A nadie se le pidió nunca la filiación política de su familia. Se trató de superar la escisión entre las dos Españas con elegancia, entrega, y solidaridad. Cubrieron los cadetes sin temor a la aventura, los caminos del honor con destino universal, proclamando en sus canciones los mandatos de la voz del capitán [7]. Hubo gente valerosa, gallarda, no cobardes ni por supuesto profanadores de tumbas. Allí no hubo ni buenos ni malos, a pesar del encanallamiento, golpes de Estado, asesinatos, incendio del patrimonio cultural y eclesiástico, siniestras checas y latrocinio, llevado a la práctica por muchos de los miembros del Frente Popular.
Vicente Mortes Alfonso, ministro de la Vivienda con el régimen del Caudillo Francisco Franco, que nunca ocultó sus orígenes humildísimos, declaró un día a los medios de comunicación: «Cuando ingresé en el Frente de Juventudes y me puse la camisa azul me di cuenta de que todos los chicos éramos iguales». Es sin duda una de las más bellas definiciones de lo que en suma fueron el Frente de Juventudes y la Organización Juvenil Española. Muchos vistieron con urgencia aquellas camisas azules o caquis, de las cuales, pasados los años se descamisaron enseguida, nos volvieron la espalda, nos olvidaron de forma ignominiosa y desleal y ahora se hacen los desmemoriados. ¡A ti fiel camarada que padeces el cerco del olvido atormentado! [8]
De las filas de las organizaciones juveniles salieron miles de vocaciones sacerdotales, políticas, militares, policiales, judiciales, teatrales, radiofónicas o deportivas. También más de cien muchachos cayeron en el frente soviético con la heroica División Azul. Otros treinta y tres caerían en diversos actos de servicio en especial en la lucha contra el maquis.
Y las canciones. En cada una de ellas se apretaban de forma abigarrada lecciones morales, de estilo, sueños revolucionarios o cantos de honor y de guerra. Prietas las Filas, Montañas Nevadas, Isabel y Fernando, Gibraltar, Es tan hermoso ser cadete. Himno al trabajo. De Isabel y Fernando, En marcha las centurias. Juventud española. Con su voz conocida, ¡Juventudes, Juventudes!, Único Capitán,... fueron algunos de los numerosos himnos que en su boca llevaron por todos los caminos de España aquellos nobles muchachos que soñaban con la unidad, la grandeza, la justicia y la libertad de la Patria.
«Seremos los primeros si empezamos a cantar, dame tu voz amigo y juntos echemos a andar».
«Somos luz de amanecer de la España que ha empezado a resurgir, y los flechas sembraremos de laurel los caminos de nuestro porvenir».
«Soy la Falange del trabajo, para que el bien triunfe del mal; soy la alegría y la justicia, y soy la España imperial».
«Sacrificio nuestro orgullo es; servir es nuestro afán, dispuesto siempre a defender la España imperial».
«En el afán de hacer España de mi canción nacen escuadras».
Y por supuesto el himno más bello de amor y de combate jamás escrito: el Cara al sol, que fue cantando por miles y miles de gargantas españolas, de toda clase y condición social, masculinas y femeninas, en los momentos más apasionantes de nuestra historia patria. Una canción en suma «alegre, risueña, exenta de odio para los que nos combaten», como pedía José Antonio.
«Una canción de guerra y de paz, con una estrofa dedicada a la novia, otra a los caídos de nuestra España y una que remate con aire seguro de triunfo: Volverán Banderas Victoriosas al paso alegre de la Paz».
O aquella otra estrofa del himno de campamentos: “Campamentos juveniles con la enseña redentora de la Cruz al viento nuestras banderas son de la Patria la luz”… El magnífico escritor y falangista, Enrique de Aguinaga ha dicho sobre los cánticos del Frente de Juventudes:
«Todos contribuíamos a que una sola y fuerte voz estremeciese los campos con el nombre de España y aquello otro que, metido en el corazón y en la cabeza, se hacía fácil estrofa. En la alegría de nuestras canciones hemos aprendido de memoria el orgullo de la Patria».
Y así como en los mejores jalones de la Historia de España, siempre presentes la Cruz redentora y la Bandera inmortal. No me cabe duda que pasado este tiempo de controversia, zafiedad y mentira, el ejemplo de las organizaciones juveniles será recordado como una de las instituciones más nobles, limpias y valiosas de la España del siglo XX.
Ese caballero falangista a machamartillo, ejemplo de lealtad y fidelidad a unos nobles ideales, que se llamó Pepe Utrera Molina, dejó escrito antes de ocupar su puesto entre los mejores lo siguiente:
«El Frente de Juventudes fue un bloque de sueños apretados y apasionadoramente servidos. Ahora ya tan lejanos aquellos tiempos, todavía se conservan sus guiones, sus recuerdos y sus banderas». «Cuando muchos seguían anclados en el rencor y volvían la cabeza a la historia, el Frente de Juventudes levantó banderas de emoción, de esperanza y de fe donde había depresión y cansancio, el Frente de Juventudes elaboró y sirvió una doctrina que agrupaba al común de todos los españoles».
Gracias a mi querido hermano Eugenio, descubrí a José Antonio, algo que nunca podré agradecerle suficientemente en vida. Fueron años de estudio y lectura para descubrir una de las personalidades más fascinantes y fundamentales de la Historia de España con un pensamiento arrebatador, joven, justo y profundamente español.
Sin embargo, camaradas, se avecinan tiempos difíciles, gracias en parte a ese sujeto nefasto, impresentable, ávido de poder, un ser despreciable que ha vendido a su patria, por un puesto efímero, a los enemigos seculares de España, llamado Pedro Sánchez, que incluso pretende profanar el sepulcro de nuestro Capitán, aquel que con su voz conocida nos reclamaba y que fue objeto, por parte de las juventudes de España, de un grandioso homenaje de lealtad, un seis de diciembre de 1974, delante del palacio de El Pardo, en aquella inolvidable concentración cuyo lema era Vino nuevo en ánforas viejas.
Los enemigos de España, los mismos que fueron derrotados en 1939, se ha instalado en el poder con una amalgama de socialistas indecentes, ladrones y aprovechados, extremistas okupas, terroristas asesinos investidos diputados, rancios comunistas, separatistas racistas, harán todo los posible por perseguirnos y anularnos por todos los medios, pues saben que los que amamos de verdad a España, no tenemos ningún complejo en manifestarlo y en defenderla. De nuevo media España no se va a resignar en morir. En esta hora, ante el intento de la montaraz izquierda española, enemiga de España y de la verdad, que se quiere apropiar del pasado y ganar una guerra que afortunadamente perdió, de un tiempo que no vivió, ni conoce ni quiere conocer, vertiendo caudales de odio, maldad, rencor y sectarismo para tapar sus enormes desvergüenzas; el criminal separatismo que quiere y desea ver a España hecha jirones, yo os digo con el alma juvenil de nuestras canciones «Despierta España que el tiempo viene de abrirse al sol las rubias mieses, tras un destierro secular, el Cid ha vuelto a cabalgar». Esa es nuestra tarea a partir de hoy. Por la unidad de España en lucha y combate permanente.
Fueron muchachos andariegos por riscos, montes, ríos, valles, playas y pueblos; valerosos, generosos, con sentido del honor, sin odio al enemigo, limpios de corazón, de alma y ansiosos de gloria, que lucharon por una España mejor, alegre y faldicorta como quería José Antonio. Consiguieron que la historia ganase por su Fe, tiempos de Imperio y luz de Hispanidad. Algún día tendrán el merecido reconocimiento. Sobre nosotros, Dios; en los hombres, el honor; para todos, la victoria. Mientras, de nuevo, declaro mi admiración profunda y mi lealtad a la memoria de Francisco Franco Bahamonde, caudillo y capitán de Juventudes, la espada más limpia de mundo, y me cuadro ante vosotros, camaradas del Frente de Juventudes y de la Organización Juvenil Española, y os dedico este pequeño homenaje, orgulloso de haber caminado con vosotros y entre vosotros. ¡Prietas las filas, recias, marciales! ¡Arriba España!
Frases sacadas del cancionero del Frente de Juventudes
[1] ¡Juventudes! ¡Juventudes! [Letra] [Cantada]
[2] Del discurso fundacional de Falange Española en el Teatro de la Comedia de Madrid, el día 29 de octubre de 1933. Sus últimas frases: Nuestro sitio está al aire libre, bajo la noche clara, arma al brazo, y en lo alto, las estrellas, Que sigan los demás con sus festines. Nosotros fuera, en vigilancia tensa, fervorosa y segura, ya presentimos el amanecer en la alegría de nuestras entrañas. [Texto completo].
[3] Montañas nevadas [Letra] [Cantada]
[4] Canción de los almogávares [Letra] [Cantada]
[5] Caminos de mi España [Letra] [Cantada]
[6] Del testamento de José Antonio Primo de Rivera. [Texto completo]
[7] Tenemos un caudillo [Letra] [Cantada]