Huellas de nuestro paso

Pequeña crónica sobre la génesis de la OJE en Barcelona

Conservando lo sustantivo del Ideario heredado, había que ir hacia un cambio que implicara, también, una nueva imagen. Entre 1958 y 1960 se incorporaron una serie de elementos que significaron un verdadero revulsivo y una clara modernización: la fundación de la Editorial Doncel, el Instituto de la Juventud… y, por supuesto, la creación ex novo de una entidad formativa para servir a los niños y jóvenes: la Organización Juvenil Española (OJE),...


Publicado en el núm. 216 de 'Trocha', de Julio de 2020.
Editado por Veteranos OJE - Cataluña.
Ver portada de Trocha en La Razón de la Proa.

Pequeña crónica, en dos actos, sobre la génesis de la OJE


ACTO PRIMERO

El Frente de Juventudes (F. de J.), nacido mediante una Ley del año 1940, había asumido la tarea de la formación de los jóvenes y niños españoles en el ámbito de la iniciación política y la educación física, reservando, para la juventud masculina voluntariamente afiliada las siguientes materias: la educación política, la educación física y deportiva y la educación premilitar. Sin embargo, la historia de los pueblos y de las naciones es dinámica e, inexorablemente, se producen cambios que, a veces, pugnan con los ideales o principios que, en un momento dado, asumieron.

Así ocurrió con el orden que había servido de base para la creación del F. de J., el cual se vio afectado seriamente, no solo por el cambio generacional, sino, también, por las exigencias políticas, internas y externas, surgidas en cada momento. De tal forma que, a partir de 1953, el F. de J. tuvo que realizar un notable esfuerzo para acomodarse a la nueva situación creada por los compromisos internacionales contraídos por el gobierno español. Entre otras cosas, ello produjo una disminución de las actividades de carácter político y, en consecuencia, se procuró atender, prioritariamente, a los campamentos, deportes, actividades lúdicas, cultura y arte.

Dentro de las filas de las Falanges Juveniles de Franco (FF. JJ.) esa nueva realidad causó mucho descontento, pues, o no se supo, o no se quiso dar una explicación plausible al cambio. Lo cierto es que produjo, también, cierta desorientación, creando, en algunos casos, la sensación de tomadura de pelo, y llevando a muchos afiliados mayores a adoptar actitudes de rebeldía. José Antonio Elola Olaso, delegado nacional, que había gobernado con mano firme la Organización, desde 1940 hasta 1955, fue cesado. Los nuevos tiempos y las nuevas condiciones internas y externas de la política demandaban otras ideas y nuevos proyectos. Eran muchas, y muy importantes, las cosas que entonces estaban cambiando en España.

El F. de J. y, concretamente, las FF. JJ., no podían sustraerse a esos cambios. Jesús López-Cancio había tomado posesión del cargo de delegado nacional del F. de J. en diciembre de 1955, y, desde el primer momento, no tuvo dudas sobre el camino que debía andar si pretendía mantener vivo al colectivo humano que dirigía. Por supuesto, no era una papeleta fácil la que le correspondió al novel delegado nacional; tenía que adaptar todo un sistema y estructura a los nuevos tiempos, y ello sin abjurar de los principios sustantivos que habían dado origen al viejo F. de J.

En esta encrucijada se dieron cita todas las condiciones objetivas para promover el necesario cambio; el Régimen ya había abandonado la ordenación económica autárquica y el modelo capitalista se abría camino de forma imparable. Estaba claro que se iba rápidamente hacia una sociedad de consumo, con todos los pros y contras que ello conllevaba. Las lecciones sobre nacionalsindicalismo, que se habían impartido en las reuniones de los sábados en los hogares, las charlas en los campamentos sobre la revolución que España tenía pendiente…, todo eso se había transformado en algo vacuo, en una gran utopía y, ahí, en ese punto, residía el verdadero reto que tenían ante sí el nuevo delegado nacional y su equipo: discernir sobre qué era lo accesorio y que era lo permanente en el F. de J. y, por tanto, merecedor de ser salvado.


ACTO SEGUNDO

Conservando lo sustantivo del ideario heredado, había que ir hacia un cambio que implicara, también, una nueva imagen. El nuevo delegado nacional y su equipo incorporaron una serie de elementos que significaron, en aquellos momentos (1958-1960), un verdadero revulsivo y una clara modernización: la fundación de la Editorial Doncel, el Instituto de la Juventud… y, por supuesto, la creación ex novo de una entidad formativa para servir a los niños y jóvenes: la Organización Juvenil Española (OJE), cuya Promesa, verdadero compendio ideológico, fue el elemento esencial para vertebrar toda su estructura y dar sentido a la tarea encomendada. En esta entidad de nuevo cuño estaba claro que se pretendía formar buenos ciudadanos, responsables, solidarios, respetuosos, patriotas…, lo cual, como puede apreciarse, no es poco.

En Barcelona pronto se recibieron las oportunas instrucciones para el estudio y puesta en marcha de la nueva Organización.  Precisamente, con el fin de preparar al personal que, en su momento, debía implicarse en la tarea, durante los días comprendidos entre el 23 y el 29 de abril de 1959 tuvo lugar, en la estación preventorial “Jorge Ferrer” de Arenys de Mar, el primer curso de dirigentes juveniles, bajo la dirección del oficial instructor Nicolás Jiménez Villalba, al que asistieron 41 cursillistas.

Poco tiempo después, en el mes de octubre del mismo año, durante un fin de semana, se celebró una nueva reunión provincial de mandos de Juventudes, esta vez en el albergue juvenil del Guinardó (Barcelona), según relata una nota de prensa: La reunión fue presidida por el delegado provincial, Enrique Savory Cugat, y, en el transcurso de la misma se estudió, detenidamente, la puesta en marcha de las actividades para el presente año político, así como las nuevas normas dictadas por la Delegación Nacional, con relación a la estructura de la Organización Juvenil, y los nuevos sistemas de trabajo que se adoptarán en los distintos campos formativos encomendados a Juventudes.

Por fin, al objeto de poder contar con los mandos juveniles y especialistas necesarios, durante las fiestas navideñas de aquel año (1959) se celebró, en el albergue juvenil de Arenys de Mar, el denominado Curso “Eugenio D´Ors” para mandos de la OJE, en cuya convocatoria figuraba un subtítulo que decía: Curso para información y selección de mandos de la Organización Juvenil. Obsérvese que en esta primera acción figuraban dos objetivos, la información y la selección de los cursillistas que, se supone, debían ser formados para hacerse cargo de las tareas inherentes a los mandos juveniles.

Ese año 1959, en que se estuvo gestando laboriosamente la creación de la OJE, se celebró la fiesta de San Fernando de una manera completamente distinta a como, tradicionalmente, se había realizado; ya no hubo desfiles, ni actos marciales con ostentación de banderas y uniformes. En esta ocasión, además de la representación institucional y la consabida Misa, se realizaron actividades de cara al público, en la plaza de Cataluña, consistentes en actuaciones folclóricas, deportivas…; habría que esperar al año siguiente para que se pudieran ver en Barcelona los primeros uniformes de la OJE.

En efecto, fue también con motivo de la celebración de la fiesta de San Fernando, de 1960, cuando la banda provincial de cornetas y tambores apareció en público, un mes y medio antes de la fundación oficial de la OJE, realizando sus consabidos pasacalles y luciendo el nuevo y elegante uniforme.

A partir de entonces, poco a poco, contando con unos incipientes cuadros de mandos y dirigentes procedentes, en su mayoría, de las extintas FF. JJ., se empezó a trabajar en la promoción y consolidación de esta Organización Juvenil Española que, todavía hoy, con los cambios lógicos que exigen los tiempos, encontramos viva en muchos pueblos y ciudades de España.