Huellas de nuestro paso

Más sobre "Mástil".

«Fue en el primer Campamento-escuela de formación de Mandos celebrado en Fuentes Blancas (Burgos) cuando apareció "Mástil", allá por 1937 (...) Desde entonces Mástil ha sido el nombre del periódico de los campamentos».​


Publicado en la revista Lucero, núm. 117, de julio-septiembre de 2020. Editado por Doncel Barcelona - Hermandad del Frente de Juventudes. Ver portada de Lucero en La Razón de la Proa (LRP). Solicita recibir el boletín semanal de LRP.

Mástil, el nombre de los periódicos campamentales.


Hace diez años se me ocurrió escribir un pequeño artículo titulado El mástil que no muere. Ese curioso trabajo, pensado para eruditos, fue publicado en la revista Mástil Digital, en su número 9, de abril de 2010, editado por la Hermandad Doncel. En él se hacía un recorrido histórico de tan gráfico y vetusto título, explicando las vicisitudes conocidas hasta aquel momento.

Pero, hete aquí que, recientemente, removiendo mis viejos archivos, me encontré con una importante novedad: los datos específicos y concretos del nacimiento de Mástil. En efecto, en el Mástil subtitulado: Boletín de información para mandos de Campamentos, Nº 1 (Año 10), correspondiente al mes de marzo de 1952, editado por la Delegación Nacional del Frente de Juventudes, se inserta un artículo firmado por Jesús Fragoso del Toro en el que narra cómo surgió la original y ya legendaria cabecera:

«Fue en el primer Campamento-escuela de formación de Mandos celebrado en Fuentes Blancas (Burgos) cuando apareció "Mástil", allá por 1937. Félix Valencia y yo fuimos los encargados de hacerlo. Como es corriente, primero se buscó el nombre –yo indiqué ese de Mástil, que pareció bueno, sin sospechar su continuidad futura– y luego se justificó. No resultó difícil esa justificación, porque el mástil del campamento, plantado allí como un centinela y un espectador de toda la vida campamental, prodiga argumentos literarios para el título de un periódico de acampada, además del que su simbolismo y su condición de portador de las banderas le añaden. Desde entonces "Mástil" ha sido el nombre del periódico de los campamentos».

No sé si en los campamentos de la actual OJE sigue manteniéndose esa histórica cabecera de periódico campamental –bien en forma de gaceta o mural–, pero lo cierto es que nuestro camarada Jesús Fragoso tuvo una idea brillante que fue recogida y utilizada en nuestro mundillo campamental durante más de tres generaciones.


Imágenes de aquel Campamento-escuela de formación de Mandos
celebrado en Fuentes Blancas (Burgos), en 1937.


Publicado en la revista Mástil digital, en su núm. 9 (pág. 9), de abril de 2010.

El mástil que no muere

Durante mucho tiempo existió la tradición de cerrar el ciclo formativo de nuestros campamentos con la famosa y gráfica consigna que decía: «…y el mástil sigue en píe». Evidentemente, con ello se quería expresar la necesidad de que lo aprendido en el turno campamental no quedara en el olvido por el simple hecho de abandonar el campamento a su clausura. Mientras el mástil estuviese en píe el espíritu del campamento permanecería vivo, palpitante… y, por eso, las enseñanzas, el estilo adquirido en él debían materializarse, luego, en la vida de cada uno allá en su pueblo o en su ciudad.

Se dejaba bien claro que el campamento no era, en esencia, el conjunto material y físico del emplazamiento, sino la voluntad resuelta de mantener vivos los valores adquiridos e irradiarlos en el entorno de cada uno. En definitiva, vivir en un “campamento” permanente.

El mástil, pieza esencial de los antiguos veleros, simbolizó durante siglos las artes de la navegación y las cosas del mar. Recuerdo que cuando fue condenado al desguace el bergantín-goleta Baleares, buque escuela de los Flechas Navales de Barcelona (1955), se decidió conservar su mástil principal con intención de plantarlo en el patio de la futura escuela, que preveían construir en tierra, para que sirviera de recuerdo y homenaje, y, por supuesto, poder izar en él las banderas.

En nuestros campamentos, el mástil que sostenía las banderas y presidía todos los aconteceres siempre tuvo una especial significación. No sólo era el centro de las instalaciones sino símbolo inequívoco del espíritu y de los valores que allí se inculcaban. Enhiesto, esbelto, firme… cumplía su misión, como todo en el orden campamental. Incluso —¿quién no lo recuerda?— era punto de reflexión para algunos acampados que, por haber vulnerado las normas de disciplina, eran enviados ¡al mástil!, emulando a los castigos de los viejos Tercios con su ¡Vaya usted a la porra! Allí, junto al mástil, en posición de firmes, tendría el acampado ocasión de hacer examen de conducta y acordar su enmienda.

Por todo ello (ya desde los primeros campamentos de las viejas OO. JJ.) la palabra “mástil” tuvo una feliz acogida. De una manera espontánea fueron naciendo periódicos (murales o ciclostilados) en múltiples campamentos, organizados por diversas provincias, con el título Mástil. La primera revista con tal denominación que conocemos en España corresponde al año 1940. Se trata de la Revista Nacional de las OO. JJ., dirigida por Adriano del Valle, cuyo número uno vio la luz a primeros de noviembre. Con la creación del Frente de Juventudes, el 6 de diciembre de dicho año, en lo sucesivo pasó a ostentar el subtítulo Revista Nacional del Frente de Juventudes.

Como hemos dicho, tuvo éxito la iniciativa. Al cabo de poco tiempo empezaron a proliferar, no sólo periódicos murales en los campamentos, sino boletines provinciales, locales o campamentales. Casualmente, durante el mes de julio de 1942, aparecieron dos nuevos boletines Mástil; uno en Madrid, confeccionado a ciclostil, y otro en Barcelona. De este último leemos en el diario Solidaridad Nacional de 2 de agosto de 1942:

«Aparición de "Mástil": El Servicio Provincial de Publicaciones ha publicado el primer número del periódico de campamentos “Mástil”, que será repartido hoy entre los acampados de esta provincia. Consta de ocho páginas y aparecerá dos veces por turno».

Pero, volviendo a la revista nacional, nos encontramos que a partir de 1º de julio de 1943 ya dejó de ser Mástil la Revista Nacional del Frente de Juventudes, para pasar a ser el Boletín Nacional de Información para Mandos de Campamentos, publicado, desde entonces, por el Servicio Nacional de Campamentos, y convirtiéndose en el periódico de Juventudes que pervivió más tiempo; concretamente, desde el el 1 de julio de 1943, hasta el año 1974; es decir, 31 años. Sus destinatarios, así como los autores de los artículos que contenía, eran los más de dos mil jefes de campamento que formaban el plantel de la Organización.

Los primeros ejemplares se componían de dos o cuatro hojas (según fueran las disponibilidades de aquellos años difíciles), en blanco y negro y sin apenas imágenes. Su numeración siguió un procedimiento un tanto especial, pues se indicaba el año con cifras romanas y, dentro del año, el número de orden. El criterio que se siguió para la edición fue variando con el andar del tiempo. Hasta 1953 se publicaban varios números al año de forma indeterminada (por ejemplo: el año 1951 nueve números, y el año 1953, tres). A partir del año 1954 ya se estableció el criterio de incrementar el número de páginas y editar sólo dos números al año, uno en junio, antes del inicio de la campaña de campamentos, y otro en diciembre, conteniendo la evaluación de la misma.

Las nuevas tecnologías y el desarrollo económico se dejaron notar en la publicación. A partir de junio de 1969 apareció la portada en color y, como era de esperar, también en el orden político empezaron a observarse ciertos cambios, pues a partir del número correspondiente a octubre de 1970 se sustituyó el subtítulo, pasando a denominarse: Información para Mandos de Campamentos Juveniles. Pero, por lo visto, a alguien le pereció excesivamente castrense y a partir del número siguiente (1971) ya figuraba: Información para Dirigentes de Campamentos Juveniles. El mes de mayo de 1974 apareció el último número de esta revista.

Posteriormente, en febrero de 1975, se editó una nueva publicación, completamente anodina, titulada Mástil Volante, de la que se lanzaron dos números a cargo de la denominada Sección Nacional de Campamentos y Albergues de la Delegación Nacional de la Juventud.

Tendríamos que esperar al mes de mayo de 1984 para que apareciera el número 0 de Nuevo Mástil Revista Técnica para Dirigentes Juveniles, editada, en esta ocasión, por la Asociación Española de Jefes de Campamento (AEJECA). Su filosofía e intencionalidad queda reflejada en este resumen de su editorial:

«…"Nuevo Mástil" no quiere ser, en ningún modo, un refugio de nostalgias, sino un medio de expresión viva y latente que aspira a mantener permanente la sed de ilusiones, porque va dirigido a quienes siguen ofreciendo servicio, ideal y formación, en el marco de la alegría juvenil…/…nunca la Naturaleza ha servido tan bien de aula para aprender empresas de libertad, de justicia, de amor, de Patria;…».

De esta revista técnica llegaron a publicarse 33 números. El último vio la luz el mes de enero de 1994.

Sin embargo Mástil, ese nombre ya antiguo y señero, cual Ave Fénix, renace de sus propias cenizas y el 1º de abril de 2007 (Día de la Canción en nuestro Frente de Juventudes), la Hermandad Doncel lanza nuevamente otro Mástil; esta vez, acorde con los nuevos tiempos, lleva adicionado el calificativo de “digital”. Creo que el hecho de que nuestro querido Mástil (el de todos los tiempos) se resista a morir es todo un símbolo.

Puede ocurrir que aquellos valores que aprendimos en los campamentos, bajo la gallarda presencia y presidencia del mástil, tengan sus tiempos de ocaso, pero, en el fondo, la esencia de los ideales permanece latente, a la espera de que jóvenes descubridores vengan a colocarlos de nuevo en el altar de lo clásico. Así se cumplirá otra vez la vieja consigna: …y el mástil sigue en pie.

​​