“Conversaciones con Miguel Hernández”
El artículo está dedicado al libro del también poeta Eduardo López Pascual.
El autor, Luis de la Paz nació en La Habana en 1956 y emigró a los EE.UU en 1980. Este hispano cubano, ha publicado numerosas obras en prosa y poesía y, en esta ocasión, no ha querido dejar pasar por alto el libro de López Pascual a quien le ha dedicado más de media página del periódico citado El Nuevo Herald.
Todo un premio para López Pascual que desde aquel país se hayan ocupado de su novela Conversaciones con Miguel Hernández, que tiene por subtítulo un falangista con el poeta. Esta novela es fruto de la imaginación del autor; aunque también hay que decir que el texto se ajusta a la verdad de la que fue la vida del poeta marcado por el dolor y que perteneció a la generación del 27.
Pero ahora dejemos que sea el poeta y prosista Luis de la Paz, quien nos repita lo que él publicó el pasado día 3 de este mes, en el periódico estadounidense. De esta manera el lector podrá leer lo más valioso de lo que el poeta hispano cubano ha dedicado en su artículo al poeta español y que da comienzo con estas palabras:
«En la novela de López Pascual –que si se obvia que se trata de una novela, se podría decir que tiene un gran valor documental–, el osado periodista Mira entra en las prisiones donde el bardo de Orihuela estuvo encerrado, primero en Madrid y posteriormente cerca de su ciudad natal, hasta que muere por tuberculosis en 1942, a los 31 años de edad.
López Pascual, al asumir la postura de su personaje, el periodista Mira, se acerca al autor de "La nana de la cebolla", desde cuatro ángulos muy bien definidos en esta narración. El enojo por el encarcelamiento y persecución de un poeta fundamental por sus ideas; la ceguera política del propio Miguel Hernández que se aferró a una ideología que a la postre la historia ha demostrado fracasada; el apoyo que recibió el poeta de un grupo de hombres que en muchos sitios todavía son mal vistos en España: los falangistas; y la reconciliación de todas las fracciones en pugna.
En "Conversaciones con Miguel Hernández", el periodista de La Voz comienza su crónica narrando el momento en que anuncian con euforia en la redacción del Diario que habían apresado a Miguel Hernández: “¡Dejad vuestros pobres e insulsos artículos! ¡Prestadme mucha atención! ¡Oídme! […] Han detenido a Miguel Hernández”. A partir de ese momento ocurren encuentros y desencuentros entre el personal del medio de prensa, pues Mira rechazaba la detención del poeta, por su condición de escritor, mientras la mayoría la aplaudía por tratarse de un comunista que “se dedicaba a excitar a las masas, daba discursos incendiarios que derivaban en asaltos, en muertes y quema de iglesias. ¿O no lo recuerdas?”.
Tras muchos desplantes y problemas, Gonzalo Mira convence al director del periódico para que lo envíe a Madrid a entrevistar a Hernández. Viaja y se encuentra con que el poeta ha sido excarcelado y está escondido y protegido en casa de influyentes amigos, casi todos falangistas. En esa primera entrevista se hace evidente la radicalización del poeta hacia el comunismo, gracias, en parte, a sus encuentros con el poeta chileno Pablo Neruda. “Fue el diplomático chileno y poeta Pablo Neruda, el gran inspirador de la conversión comunista de Miguel Hernández”. En algún momento de la entrevista, el periodista pregunta: “¿Llegaste a pensar algún día que serían los falangistas quienes te ayudarían tras la guerra? A lo que el poeta responde: “Nunca pude imaginarlo”.
Eduardo López Pascual refuerza su tesis del apoyo del movimiento creado por José Antonio Primo de Rivera hacia el poeta, con nombres de figuras que militaron en la falange. Tras viajar Hernández a su pueblo natal, es vuelto a apresar y siguen los esfuerzos por lograr su excarcelación. “El escenario humano y social de esta nueva realidad, imponía por estricta justicia, una movilización de todos los intelectuales del país y por supuesto, de quienes nos considerábamos falangistas, puesto que abogamos desde el principio por una reconciliación general y completa…”. Ya para ese entonces, la salud de Hernández estaba seriamente comprometida. El poeta es condenado a muerte por un Consejo de Guerra, pero el propio Franco le conmuta la pena a cadena perpetua. Finalmente, muere en un hospital de Valencia.
Conversaciones con Miguel Hernández es una novela que se enmarca en un contexto histórico literario, donde realidad y ficción se funden con gran eficacia, lográndose un texto que fluye con soltura y en el que el lector logra entender, quizás un poco mejor, una época convulsa que estremeció a España.»
Leer el artículo mencionado en el sitio web de El Nuevo Herald