¿Hubo alguna vez cine falangista? (I)
Rojo y negro, fue una película dirigida por el falangista Carlos Arevalo, que previamente se había permitido desechar la tentadora oferta de dirigir Raza. (...) Arevalo realizó, con esta película, la primera y quizá la única de declarada concepción claramente falangista realizada en España.
¿Hubo alguna vez cine falangista? (I)
Aunque es posible rastrear algunos títulos que, si bien ninguno se corresponde en puridad con una exaltación del susodicho régimen en si, sí que glorificaban una cierta manera de percibir el concepto de patriotismo, implicación ideológica y defensa de los valores joseantonianos, o bien del catolicismo que estaba en la base tanto de los principios de la Falange que dio sustento ideológico al régimen de Franco, como del propio Régimen.
Quizás a todo el mundo se le venga a la cabeza al hablar de este asunto la película Raza, basada en la novela homónima de Francisco Franco, aunque firmada bajo el seudónimo de Jaime de Andrade, cuenta la historia de tres hermanos y sus vicisitudes durante la guerra civil. Se estrenó en 1941 y fue dirigida por José Luis Sáenz de Heredia, con guion técnico del mismo.
Patrocinada por el Consejo de la Hispanidad y con una banda sonora interpretada por «las orquestas Nacional, Sinfónica y Filarmónica coaligadas», Raza pretende mostrar, según el propio texto de la novela en que se basa, el «espíritu abnegado y valeroso que sería propio del ser español y que coincidiría completamente con el ideario nacional-católico del régimen puesto en pie tras la guerra civil».
La película gozó de un amplio presupuesto para la época y se benefició del acceso a un abundante material documental sobre la aún reciente guerra civil que se integraba perfectamente con la ficción filmada y que estaba perfectamente ambientada. José Luis Sáenz de Heredia era primo de José Antonio Primo de Rivera, en sus inicios trabajó con Luis Buñuel, y filmó muchos de los mejores títulos de aquellos años (Historias de la radio, El destino se disculpa, La mies es mucha, Los ojos dejan huella....).
Cuenta que una vez finalizada la película, Franco ordenó que se proyectase en el Palacio de El Pardo una función privada. Él se colocó en primera fila junto a Sáenz de Heredia para ver la película, y que, durante la proyección, Franco tenía los ojos humedecidos y al finalizar la misma, le dijo: «Muy bien, Sáenz de Heredia, usted ha cumplido».
Pero si queremos tratar de un cine puramente falangista, es decir, un cine cuyas tesis se acomodaran a la ideología y, fundamentalmente, los valores joseantonianos, no es a Raza a la película que habría que referirse.
Carlos Arévalo fue uno de los tres directores a los que el Consejo de la Hispanidad propuso realizar una prueba para elegir al que, finalmente, llevaría a las pantallas el texto de Franco. Arévalo, tras escribir el tratamiento de las primeras escenas, habló con el periodista Manuel Aznar y le comunicó que prefería sacar adelante su propio proyecto: Rojo y negro. Incluso, según cuenta la familia, se negó a cobrar una generosa cantidad por el trabajo realizado.
Estas circunstancias le llevaron a afiliarse a Falange y ser quintacolumnista durante la guerra civil en la capital de España, llevando a cabo acciones como las que se pueden ver en su película, por lo que muchos críticos han alabado el verismo de las escenas desarrolladas en las checas, el reflejo del pánico y la tensión que se refleja en las imágenes de la cinta. Y esto es porque Carlos Arévalo hablaba de primera mano y con la voz de alguien que ha sido testigo y protagonista de muchos de los hechos que se pueden ver en la película.
Mientras en la calle, se suceden asesinatos, quema de iglesias y cultivos, la chica milita (de forma similar a lo ocurrido al propio director) como quintacolumnista en Madrid y termina en una checa, la de Fomento, donde se infiltra, fingiéndose libertaria, para buscar un compañero arrestado, sufriendo allí todo tipo de crueldades y vejaciones. El chico, comisario político, intenta rescatarla.
Carlos Arevalo realizó con esta película la primera y quizá la única de declarada concepción claramente falangista realizada en España (desde los colores del título que se refieren a los colores de la Falange). Curiosamente, desapareció misteriosamente tres semanas después de su estreno, en mayo de 1942, en el cine Capitol de Madrid.
Por razones nunca aclaradas, la película fue prohibida y permaneció desaparecida hasta que en 1996 fue restaurada por la Filmoteca Española, una copia encontrada por Ramón Rubio (de dicha Filmoteca Española) en circunstancias penosas en los sótanos de las dependencias del Departamento Nacional de Cinematografía junto a otras cintas y documentales republicanos preparados para su destrucción.
"Obra profundamente esquiva para su rentabilización en clave política y propagandística, respiraba quizás demasiada ambigüedad para el sector militar del régimen, que podía ver en ella un equívoco manifiesto falangista al estrenarse la película, precisamente, durante el mes en que arreciaban las presiones del ejército sobre Franco para contrarrestar el poder de Falange”, opina el crítico de cine Carlos Heredero.
Por otra parte, Arturo Marcos Tejedor, empleado de la productora de la película, y que asistió al estreno, habló del malestar de los militares ante una película, supuestamente propagandística, que les ignoraba y presentaba un final polémico. Estas voces del ejercito supuestamente llegaron hasta El Pardo, donde Franco asistió a una proyección privada de Rojo y Negro.
Son solo especulaciones que no permiten conocer la verdad absoluta del porque de la desaparición durante tantos años de la primera, quizá única, película falangista de nuestro cine… Aunque les emplazo, si así lo desean y tienen la santa paciencia de leerme, a un próximo artículo sobre el cine de José Antonio Nieves Conde.
Rojo y negro (primeros diez minutos) [1/8]
Ver siguientes escenas: [2/8] [3/8] [4/8] [5/8] [6/8] [7/8] [8/8]
Nota: Las escenas vinculadas a los enlaces 2/8, 3/8, 5/8 y 7/8 han sido eliminados del canal de vídeos (no sabemos el motivo)