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"Ya viene el cortejo"

Película desconocida del falangista Carlos Arévalo. Adaptación del poema 'Marcha triunfal' de Rubén Darío, recitado por Juan de Orduña .


Publicado en Nuestra Primavera [Face] Audiovisuales sobre la historia del falangismo. Ver portada Memoria Azul/Nuestra Primavera en La Razón de la Proa (LRP). Publican un audiovisual semanal: verlos agrupados por meses.

"Ya viene el cortejo"

Metáfora plástica de la Victoria (Carlos Arévalo, 1939)

Transcripción del audio:

Adaptación del poema Marcha triunfal de Rubén Darío, recitado por Juan de Orduña.

El director falangista Carlos Arévalo Calvet dirigió en 1939 este documental como alegoría de la Victoria con el título Ya viene el Cortejo.

Conocido por su obra cinematográfica Rojo y negro, considerada como la película falangista más evidente de todas las realizadas en la historia del cine español, Carlos Arévalo construyó, sobre escenas con evidentes guiños a la España medieval de la Reconquista y los versos de Rubén Darío, una alegoría de la victoria obtenida apenas unos meses antes.

Carlos Arévalo Calvet, seguramente falangista ya antes del alzamiento, vio en 1936 como unos milicianos registraban su casa y secuestraban a su padre, marmolista, para después asesinarlo. Lo mismo ocurriría con su hermano, también falangista, quien tras pasar por una checa fue igualmente asesinado.

A pesar de que la Marcha triunfal de Rubén Darío haya sido una obra recitada numerosas veces en veladas de recitales y en teatros, la película de Carlos Arévalo supone la única adaptación cinematográfica realizada hasta el momento. Quizás la faceta de escultor, tan importante como la de director de cine, la heredara del trabajo en el taller de mármoles de su padre.

Ya viene el Cortejo se inicia con los preparativos a un gran recibimiento, con imágenes de mujeres que visten atuendos regionales como símbolo de la unión de todos los pueblos españoles en la victoria, y caballeros, heraldos, castillos, espadas, como metáfora plástica de la épica y de la Reconquista, para finalizar con escenas del desfile de la Victoria celebrado en Madrid el 19 de mayo de 1939.

La película se estrenó el 24 de marzo de 1940 en el Palacio de la Prensa de Madrid y se mantuvo en cartel solamente hasta final de ese año. A partir de este momento sólo se representó de forma puntual, en provincias, y durante 1941.

Ya viene el Cortejo, por el falangismo militante de su director y por sus referencias evidentes a la Falange aunque fuera ya dentro del primer franquismo, merece incluirse entre la filmografía nacionalsindicalista.


Marcha triunfal, de Rubén Darío.

¡Ya viene el cortejo!
¡Ya viene el cortejo! Ya se oyen los claros clarines,
la espada se anuncia con vivo reflejo;
ya viene, oro y hierro, el cortejo de los paladines.

Ya pasa debajo los arcos ornados de blancas Minervas y Martes,
los arcos triunfales en donde las Famas erigen sus largas trompetas
la gloria solemne de los estandartes,
llevados por manos robustas de heroicos atletas.
Se escucha el ruido que forman las armas de los caballeros,
los frenos que mascan los fuertes caballos de guerra,
los cascos que hieren la tierra
y los timbaleros,
que el paso acompasan con ritmos marciales.
¡Tal pasan los fieros guerreros
debajo los arcos triunfales!

Los claros clarines de pronto levantan sus sones,
su canto sonoro,
su cálido coro,
que envuelve en su trueno de oro
la augusta soberbia de los pabellones.
Él dice la lucha, la herida venganza,
las ásperas crines,
los rudos penachos, la pica, la lanza,
la sangre que riega de heroicos carmines
la tierra;
de negros mastines
que azuza la muerte, que rige la guerra.

Los áureos sonidos
anuncian el advenimiento
triunfal de la Gloria;
dejando el picacho que guarda sus nidos,
tendiendo sus alas enormes al viento,
los cóndores llegan. ¡Llegó la victoria!

Ya pasa el cortejo.
Señala el abuelo los héroes al niño.
Ved cómo la barba del viejo
los bucles de oro circunda de armiño.
Las bellas mujeres aprestan coronas de flores,
y bajo los pórticos vense sus rostros de rosa;
y la más hermosa
sonríe al más fiero de los vencedores.
¡Honor al que trae cautiva la extraña bandera
honor al herido y honor a los fieles
soldados que muerte encontraron por mano extranjera!

¡Clarines! ¡Laureles!

Los nobles espadas de tiempos gloriosos,
desde sus panoplias saludan las nuevas coronas y lauros
?las viejas espadas de los granaderos, más fuertes que osos,
hermanos de aquellos lanceros que fueron centauros?.
Las trompas guerreras resuenan:
de voces los aires se llenan...

A aquellas antiguas espadas,
a aquellos ilustres aceros,
que encaman las glorias pasadas...
Y al sol que hoy alumbra las nuevas victorias ganadas,
y al héroe que guía su grupo de jóvenes fieros,
al que ama la insignia del suelo materno,
al que ha desafiado, ceñido el acero y el arma en la mano,
los soles del rojo verano,
las nieves y vientos del gélido invierno,
la noche, la escarcha
y el odio y la muerte, por ser por la patria inmortal,
¡saludan con voces de bronce las trompas de guerra que tocan la marcha triunfal!...