Neologismo oportuno.
Neologismo oportuno.
Juan Manuel de Prada creó hace un tiempo un interesante neologismo: Tragacionistas, en correspondencia con el ya conocido de negacionistas; este último se empleaba antaño para ciertas interpretaciones de la Segunda Guerra Mundial que se apartaban de la oficial, pero, con la pandemia, se ha utilizado profusamente para aplicarlo a quienes cuestionaban la existencia de una pandemia y la oportunidad de las medidas para hacerle frente. El escritor y articulista mencionado introduce el nuevo neologismo ⎼tragacionistas⎼ para referirse a quienes aceptan, sin reflexión propia, todo tipo de versiones oficiales sobre el virus y sus consecuencias; su crítica es feroz: burdas manipulaciones, medias verdades y orgullosas mentiras, y los llamados tragacionistas representan la estupidez gregaria y los sometimientos lacayunos a las consignas sistémicas.
Con permiso de Prada, creador del neologismo, nosotros vamos un poco más allá, pues el tragacionismo tiene, por lo menos, más de cuarenta años de antigüedad en la historia reciente de España.
Tragacionistas fueron los que se creyeron aquello de una Constitución que nos hemos dado a nosotros mismos, lo del habla, pueblo, habla; los que confiaron en la partidocracia para resolver los problemas nacionales; los que cerraron los ojos ante las concesiones de los gobiernos (de derecha y de izquierda) a los separatismos; los que dieron por buenas las versiones del 23F, del 4S y de tantas fechas de acontecimientos dudosos de la política; los que confiaron en la cultura del pelotazo; los que asimilaron su mentalidad a la del capitalismo voraz.
Tragacionistas son los que ignoran el paro creciente, la ruina de multitud de empresas y la situación de carestía aguda de muchas familias; los que siguen afirmando que el trabajo es una cuestión de Mercado; los que reniegan de nuestra historia común o se empeñan en desconocerla; los que se han acostumbrado a vivir solo en el presente y de han desentendido de futuribles mejores; los que prestan oído a las teorías antropológicas del Sistema y renuncian a emplear el sentido común; los que creen que el patriotismo es cosa de fachas y la justicia social es una expresión en desuso.
En una palabra, para nosotros los tragacionistas son aquellos que ⎼machadianamente⎼ integran el coro de grillos que cantan a la luna y no distinguen las voces de los ecos, seducidos por los medios de difusión y propaganda del Sistema.
Además, para nosotros, son tragacionistas quienes equivocan o tergiversan decididamente el mensaje de José Antonio, y lo despachan con viejos tópicos, con frases hechas; y no digamos de quienes se empeñan en juzgarnos sin haber empezado ni por asomo a entendernos.
¡Qué tragaderas han tenido y tienen muchos de nuestros compatriotas!