¿Por qué no la nuclear ahora?
Construir centrales de ciclo combinado (a gas) es mucho más barato, pero el precio del gas natural es extraordinariamente más caro que el combustible nuclear.
Publicado en primicia en el digital El Debate el 22/12/2021. Recogido posteriormente, con autorización del autor, por La Razón de la Proa (LRP). Recibir actualizaciones de LRP.
¿Por qué no la nuclear ahora?
El sistema eléctrico es complejo y popular a un mismo tiempo. Complejo porque, en gran medida, hay que hacer coincidir exactamente la electricidad producida con la generada, popular porque afecta al bolsillo de todas las familias y a la cuenta de pérdidas y ganancias del conjunto de las empresas.
El protagonismo de las grandes corporaciones industriales en este sector tradicionalmente regulado ha hecho que, habitualmente, el debate sobre su mejor gestión esté contaminado por argumentos ideológicos no siempre consistentes. Una de estas miradas ideológicas es la que trivialmente etiqueta a los partidarios de la energía nuclear como «de derechas» y «de izquierdas» a los antinucleares. Ahora, el trepidante encarecimiento del precio de la electricidad obliga a fajarse antes de seguir opinando con argumentos epidérmicos.
Por ejemplo, ¿es la construcción de una nueva planta nuclear tan cara como a menudo se piensa? Con los datos de la Agencia Internacional de la Energía en la mano para 2020, los países que actualmente construyen plantas nucleares lo hacen a precios muy dispares. Eslovaquia es a quien le sale más caro cada megavatio (MW) nuevo instalado de energía nuclear (6.920 dólares estadounidenses) y Corea del Sur a quien le sale más barato; concretamente a 2.157 dólares. Los surcoreanos logran unos costes que están incluso por debajo de los que se requieren en India y en China. Naturalmente esta comparación de costes es homogénea y toma como referencia el concepto de costes «overnight». Estos incluyen los costes directos del proyecto de ingeniería, los permisos, el coste de construcción, el terreno, su preparación y las comisiones. Lo que no incluye son los costes de intereses que se puedan derivar durante el proceso de construcción.
Por tanto, un primer dato a retener es el de que los costes de construir una planta nuclear difieren mucho entre países, y esto desmiente la convicción extendida de que el precio de una planta nuclear se dispara cuando se multiplica la potencia del reactor. Este resultado fue hecho público en 2016 por Jessica R. Lovering y ponía de manifiesto que la información que manejaban los decisores políticos estaba basada únicamente en el coste de los reactores estadounidenses y franceses. El mundo nuclear era, sin embargo, bastante más ancho.
Pero no basta con manejar el dato de coste de construcción de una planta nuclear. Es necesario compararlo con el de una planta similar en gestionabilidad (es decir, que pueda producir sin depender de factores climáticos) y aceptabilidad sociopolítica. Es el caso de las centrales de ciclo combinado a gas, su construcción es mucho más barata. En Rumanía el MW sale a 254 dólares, en China a 560 dólares y en Japón a 1.109 dólares. Sin embargo, estas centrales necesitan abastecerse de gas natural para funcionar y su precio es extraordinariamente más caro que el combustible nuclear.
Así las cosas, necesitamos conocer a cuánto sale la electricidad nuclear y a cuánto la de ciclo combinado para poder hacer más robusta nuestra opinión. Para resolver esto se utiliza el concepto de «Levelised cost of electricity», que viene a medir el precio al que se podría suministrar electricidad sin necesidad de que se subsidie a la planta generadora. Bien: pues en el caso de la electricidad, el precio del MWh nuclear en Eslovaquia es de 101,84 dólares, en China, de 66,01 y en Corea del Sur, de 53,5. Frente a esto, la misma electricidad pero generada en una planta de ciclo combinado en Rumanía requeriría 44,98 dólares, en China, 84 dólares y en Japón, 92,52 dólares. Una importante matización debe hacerse señalando que estos tres últimos valores son previos a la escalada del reciente precio del gas natural. El acceso a los documentos completos los he compartido con los lectores en mi perfil de Twitter: @jmcansino
En definitiva, el debate sobre la viabilidad económica de las plantas nucleares no puede seguir despachándose únicamente con los datos históricos de los reactores franceses y norteamericanos.
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