Los Reyes Magos hacen su entrada triunfal.
Los Reyes Magos hacen su entrada triunfal
En unos días que deberían ser de paz y tranquilidad, amor y amistad, el ministro Alberto Garzón ha hecho una de sus descerebradas manifestaciones, lo que solo puede salir de la mente de un tonto o falto de inteligencia que dice el diccionario de la RAE, sinónimo de imbécil. ¿Qué ha dicho este simplón que mantenemos como ministro? Que España exporta carne de mala calidad, además de animar a los españoles a no comer carne roja, por motivos medioambientales. Simpleza que ha puesto a morder a la diva Yolanda Díaz, pues deteriora sus tejemanejes para encaramarse en los órganos de gobierno, como pretende. Además, el citado simplón, en plena fiesta de Reyes, trata de concienciar a niños y padres de que «jugar no tiene género», y que por lo tanto los niños y niñas no deben seguir su tendencia natural, sino sus consejos en cuanto a la petición de regalos.
Gracias a Dios, padres e hijos, al llegar a esta última celebración de las Navidades, han recuperado la tradición, se han lanzado a comprar aquello que a los niños apetece, y han decidido asistir a las cabalgatas de Reyes que han vuelto a tomar –quizá en algún rincón de por ahí no– la importancia que siempre tuvieron, como hemos podido ver por TVE los que ya no tenemos las energías suficientes para recibir a los Magos de Oriente en la calle, aguantando la lluvia y el frío. Hemos de felicitar por ello a las autoridades municipales que se han olvidado de los imperativos ideológicos, leyes degenerativas de la sociedad, y han vuelto a la tradición.
Afortunadamente tampoco se ha perdido la tradición cristiana del roscón del día de Reyes, que, aunque proviene de las fiestas paganas denominadas Saturnales, dedicadas al dios Saturno, que tenían su inicio, en tiempos de los romanos, con el solsticio de invierno y terminaban en febrero. Roscón que los esclavos liberados de trabajar en esas fiestas compartían con amigos y familiares, lo que se perdió con la caída del Imperio Romano, aunque fue reconvertida por el cristianismo, perdurando la costumbre de incluir un haba en el interior como símbolo de prosperidad.
Allá por el siglo XVII reaparece en Francia la costumbre del tomar el roscón en estos días, y se introduce la costumbre de incorporar una moneda en su interior, como premio, dejando el haba como signo negativo, momento en el que viene la denominación de tontolaba, o tonto del haba a quien le tocaba a la hora de repartir la torta. Probablemente el ministro Garzón sea un buen comedor de roscones, y le haya caído en innumerables ocasiones el haba, razón por la que tiene esos comportamientos propios del «tonto del haba».
Son los Borbones los que, con Felipe V, incorporan a nuestras costumbres el rosco de Reyes, aunque con el tiempo la moneda se cambió por una figura de porcelana, que solía ser la del Niño Jesús, desapareciendo el haba hasta el siglo XIX que de nuevo se puso de moda.
Esperamos, pues, haber celebrado con alegría y en compaña de nuestros familiares la festividad de los Reyes Magos olvidando por unos días, o aunque solo fuera por unas horas, la tristeza que nos produce la actuación de nuestros políticos, la insensateces que cometen no pocos de ellos en sus acciones, y el daño que producen a España, a nuestra Patria –con mayúsculas, como dice uno de nuestros colaboradores–.
Incluso dejemos para otro día la preocupación que nos ha producido la petición del diputado Pablo Carbonero, del Grupo Mixto, de que se investigue cómo Irene Montero ha podido pasar de tener como patrimonio 6.823 euros a 630.000 en cinco años. En el correr de los días del año que acabamos de estrenar probablemente haya que hacer muchas peticiones de ese cariz o de otros similares.
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