Semblanzas

Clara Campoamor, Cataluña y el voto femenino

Esta mujer donde más destacó fue por conseguir que el anteproyecto constitucional recogiese el establecimiento de plenos derechos electorales para las mujeres.


Publicado en el número 330 de la Gaceta FJA, de marzo de 2020. Editado por la Fundación "José Antonio Primo de Rivera". Ver portada de la Gaceta FJA en La Razón de la Proa.

Clara Campoamor, Cataluña y el voto femenino


Recuerdo que alguna ocasión recogía la noticia de que Clara Campoamor fue elegida diputada por Madrid en 1931, en representación del Partido Radical de Alejandro Lerroux, aunque algunos socialistas juegan a que lo fue por su partido.

Esta mujer, como el lector sabe, se opuso al uso del catalán como lengua cooficial en Cataluña. Así es, al discutirse, en aquellos años, el Estatuto de Cataluña, Clara Campoamor, junto a otros diputados, votó en contra del artículo segundo que pretendía imponer el catalán como lengua cooficial en Cataluña y además firmó, con otros diputados de su partido, un voto particular que consideraba obligatorio la enseñanza del castellano en todas las escuelas primarias de España.

Ahora y siempre, hablar del voto femenino en nuestra Patria, es hablar de Clara Campoamor que con su flamante título de abogada pide la admisión en la Academia de Jurisprudencia y en el Colegio de Abogados de Madrid. Una vez admitida, abre su primer despacho como profesional de la abogacía comenzando muy pronto a ser valorada.

En el mes de abril de 1925 pronuncia una conferencia en la Academia de Jurisprudencia donde habla sobre la mujer ante el Derecho.  En los años siguientes sigue con su actividad en defensa de los derechos de la mujer. Viaja a París y conoce a colegas de otros países a las que propone crear una Federación Internacional de Mujeres de Carreras Jurídicas, que llevan a efecto. 

El general Primo de Rivera con el objeto de ir colocando mujeres en puestos de cierta relevancia incluye su nombre en la Junta de Gobierno del Ateneo, pero no lo acepta con la disculpa de tener que pedir la excedencia de su cargo de Instrucción Pública que nunca abandonó a pesar de tener su despacho abierto. Pero en unas elecciones que hubo en 1930, para elegir nuevos cargos en la junta, siendo presidente Gregorio Marañón, Clara Campoamor  obtiene 478 votos, de los 768 votantes que hubo, siendo nombrada secretaria 3ª, pero en este cargo no duró mucho tiempo porque poco después dimitió Gregorio Marañón y por solidaridad también dimitió ella.  

En el aspecto político, sintió la República y en consecuencia fue una republicana porque le parecía la mejor forma de gobierno, más conforme con la evolución natural de los pueblos y superior a cualquier otro régimen. En cuanto a qué si la mujer debiera estar en política, en unas declaraciones que hizo en el año 1930, llegó a decir que ese momento ya había llegado «aunque lo discutan y lo nieguen los sesudos cicateros del Derecho».

Al año siguiente, con la llegada de la República, entró a formar parte de la junta de Acción Republicana bajo el liderazgo indiscutible de Manuel Azaña, pero por motivos poco claros abandona esa formación, aunque ella echa la culpa a las maniobras mezquinas en el seno de ese partido para escalar puestos en el Consejo Nacional. Pero esta mujer había cumplido ya cuarenta y tres años y tenía que acometer, en el menos tiempo posible, una carrera política. Fue posiblemente por eso, por lo que nada más abandonar aquel partido, pidió la entrada en el Partido Radical de Alejandro Lerroux que entonces encabezaba el ala de la derecha republicana.

El 28 de junio de 1931 se celebraron elecciones en toda España y Clara Campoamor sale elegida por la circunscripción de Madrid. Un mes después es nombrada una comisión encargada de redactar la Constitución. Entre los miembros que la formaban se encontraba ella, única mujer que formaba parte de la misma. Como secretario fue elegido Alfonso García Valdecasas que participaría más tarde, con José Antonio Primo de Rivera, en el mitin del Teatro de la Comedia, 29 de octubre de 1933, considerado como el acto fundacional de Falange Española.

Una vez que la comisión entregó a la Cámara el proyecto, se comenzó a discutir. Es por estas fechas cuando por primera vez habla en las Cortes. En una de sus intervenciones se hace esta pregunta: «¿Qué hacemos dos mujeres –se refiere también a Victoria Kent– en una Cámara de 500 diputados?». Indudablemente se encontraban en la más mínima oposición y encima después ambas no opinaban lo mismo a la hora de pedir el voto para la mujer. 

Pero Clara Campoamor, consiguió que el anteproyecto constitucional recogiese el establecimiento de plenos derechos electorales para las mujeres y ahora tocaba defenderlo. Su voz fue la que más se oyó en el histórico debate de las Cortes, alzándose, incluso, contra la de la otra mujer de la Cámara, Victoria Kent, que pidió el aplazamiento de la concesión del voto de la mujer por considerarlo un peligro para la República. Estas fueron algunas de sus palabras:

«Creo que el voto femenino debe aplazarse»; «creo que no es el momento de otorgar el voto a la mujer española»; «me levanto a pedir a la Cámara que despierte la conciencia republicana que reviva la fe liberal y democrática y que aplace el voto para la mujer».

El debate entre estas dos mujeres, a Manuel Azaña le pareció muy divertido:

«La señorita Kent está porque no se conceda ahora el voto a las mujeres, que en gran número siguen las inspiraciones de los curas y los frailes, y si votasen se pondría en peligro la República. La señorita Campoamor es de la opinión contraria. La Campoamor es más lista y más elocuente que la Kent, pero también más antipática».

A todos sorprendió la actitud de Victoria Kent, mujer culta y liberada, de que no se pronunciara a favor de esta concesión constitucional a la mujer española. Por eso, una vez que finalizó su turno en el uso de la palabra, su más fervorosa opositora, Clara Campoamor, pronunció un discurso de enorme interés para conseguir que se hiciera realidad el voto de la mujer en España. La Cámara desde ese momento quedó dividida en dos grupos.

A petición de varios diputados, la votación fue nominal, pero antes de producirse hubo algunos parlamentarios que abandonaron el Congreso al no estar de acuerdo con lo que su partido iba a votar. La ausencia más destacada fue la del socialista Indalecio Prieto que se opuso desde el primer momento al voto de la mujer. En cuanto a otros diputados que votaron «no» se encontraban, además de la citada Victoria Kent, nombres tan conocidos como el de Martínez Barrio, Salazar Alonso, Sánchez Albornoz, Gordón Ordax, etc.

El resultado de la votación, fue 161 votos a favor y 121 en contra. El 40% restante, o no estuvieron presentes o se abstuvieron. El artículo 34, que establecía la equiparación de derechos electorales para los ciudadanos de uno y otro sexo mayores de veintitrés años, salió adelante. El voto femenino, pues, de esta manera se hizo realidad en España, en contra de algunos socialistas. Los que ahora, «todos y todas», proclaman la igualdad y que entonces no querían.



Mujeres en la historia - Clara Campoamor.
Documental de TVE dedicado a Clara Campoamor (2003). Dirección y guión: María Teresa Álvarez.




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