Dora Maqueda. Su militancia en Falange Española.
Recogemos parte de un estudio de la profesora Soraya Gahete Muñoz, titulado "Dora Maqueda. Su militancia en Falange Española" (Madrid, 2014). Se ha obtenido del sitio web de la Universidad Complutense de Madrid.
Publicado en la Gaceta de la FJA, núm. 340, de enero de 2021. Ver portada de la Gaceta FJA en La Razón de la Proa (LRP). Recibir el boletón de LRP.
Dora Maqueda. Su militancia en Falange Española.
Resumen.
Las investigaciones sobre la Sección Femenina (SF) de Falange han sido llevadas a cabo de forma muy general, consecuencia de la gran institución en la que terminó convirtiéndose. Descender en el análisis de estudio es fundamental para entender de una forma más pormenorizada los aspectos más cualitativos de una organización femenina que irrumpió en la vida de muchas mujeres. Por otro lado, es necesario profundizar en los años iniciales de la SF, ligando su desarrollo al de la Falange Española.
El estudio de una falangista, Dora Maqueda, a través de un retrato de vida, nos permitirá descender en dicho análisis y obtener una visión más concreta sobre una mujer que decidió militar en la Falange Española desde el primer momento, ocupando un puesto destacado para pasar en los años cuarenta a un segundo plano en la esfera política.
El estudio consta de los siguientes apartados:
1. Introducción
2. Dora Maqueda Domínguez, su trayectoria política
2.1. Los comienzos en política
2.2. Dora Maqueda en la Falange Española y de las JONS
2.3. Dora Maqueda, secretaria nacional de la Sección Femenina
2.4. Dora Maqueda en la Guerra Civil española
2.5. Dora Maqueda durante la Dictadura franquista
3. Conclusiones
4. Bibliografía
En esta entrada sólo se recogen los puntos 2.2. y 2.3. Ver el estudio completo.
2.2. Dora Maqueda en la Falange Española y de las JONS
En febrero de 1934 se estableció la unión de la Falange Española con el grupo de Onésimo Redondo y Ramiro Ledesma Ramos, las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista (JONS). Por su parte, las JONS se constituyeron a raíz de otras dos organizaciones, la Conquista del Estado que nació como un manifiesto político en febrero de 1931 de la mano de Ramiro Ledesma Ramos y las Juntas Castellanas de Actuación Hispánica, creadas en 1931 en Valladolid por Onésimo Redondo. Estas dos organizaciones se unieron en octubre de 1931 con el nombre de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista.
El 4 de marzo de 1934 a Dora Maqueda se le creó una nueva ficha de Falange Española y de las JONS. La fecha de inscripción de las primeras falangistas es sumamente compleja de establecer. Si bien las JONS fueron reticentes a la hora de aceptar en sus filas a mujeres; se sabe que en 1932 la primera mujer en ser aceptada en la militancia de las JONS de Valladolid fue Rosario Pereda, bajo control del líder Onésimo Redondo, aunque no contó con un carnet (Delgado Bueno, 2009: 27-28). La segunda mujer en ser aceptada en las JONS, en este caso, en la militancia madrileña bajo control de Ramiro Ledesma Ramos fue Justina Rodríguez Viguri, que sí obtuvo su ficha de las JONS pero tuvo que inscribirse con el nombre masculino de Justino. En enero de 1933, la propia Justina Rodríguez junto a otra compañera, María Dolores de Galvarriato García, plantearon a la junta el poder inscribirse como mujeres, petición que les fue aceptada por Ramiro Ledesma Ramos que encargó a Justina Rodríguez el encuadramiento de aquellas mujeres que quisiesen afiliarse, constituyéndose ese mismo año unas JONS Obrera Femenina en Madrid a cuyo frente se puso a Carmen Micó (Delgado Bueno, 2009: 28-29).
En lo que respecta a la militancia femenina en la Falange Española, todo indica que no pudieron inscribirse y que fueron instadas a que se afiliasen al Sindicato Español Universitario (SEU) [5], aunque algunas de ellas, como era el caso de Pilar Primo de Rivera y sus primas Inés y Dolores Primo de Rivera y Cobo de Guzman (Primo, 1983: 60), de las que se tiene constancia que tras el rechazo de los mandos masculinos de Falange, en lo que respecta a su inscripción, lo hicieron en el SEU, a pesar de no ser estudiantes universitarias. No obstante, esto era algo común, ya que muchos jóvenes no estaban afiliados directamente al partido, debido a su edad, pero estaban encuadrados en el SEU, sin ser algunos de ellos estudiantes (Thomàs, 1999: 65).
Tras la fusión de Falange Española y de las JONS en febrero de 1934, solo algunas mujeres pasaron a formar parte de esta organización, ya que en febrero de 1934 se creó el SEU, y tanto Justina Rodríguez como María Dolores de Galvarriato García, a las que se unieron Mercedes Formica como estudiante de derecho y Carolina Zamora, estudiante de medicina, se encuadraron en él.
En lo que respecta a la creación de la SF se fecha en junio de 1934, aunque hay distintos testimonios sobre cómo se gestó esta organización. Entre estas distintas versiones cabría destacar la de la propia Dora Maqueda:
Junio de 1934. Con motivo de una redada de cuarenta y tantos camaradas fueron citadas las afiliadas a Falange Española en casa de una de estas. Se les encomendó, como primera tarea, atender las diversas necesidades de los presos y sus familiares, con los medios que por sí mismas se procurasen. Se les dio orden, también, de multiplicarse de forma que a la próxima reunión fuese por lo menos doblado el número. [6]
Las falangistas que acudieron al domicilio de Inés Primo de Rivera fueron: Pilar Primo de Rivera, sus primas Inés y Dolores Primo de Rivera, Dora Maqueda, Luisa María Aramburu, Marjorie Munden y Maria Luisa Bonifaz. Tras esta reunión se formó un Comité Organizador al que quedaron adscritas Pilar Primo de Rivera, Inés Primo de Rivera, Luisa María Aramburu y Dora Maqueda que elaboraron una lista con las actividades que habría que desempeñar (Delgado Bueno, 2009: 33).
Otra visión es la que ofrece Justina Rodríguez, encargada de la afiliación de las mujeres dentro del SEU y miembro del triunvirato de mando de los estudiantes de Filosofía y Letras. Según esta antigua jonsista, tras la unión de Falange Española y de las JONS, en mayo, fue citada en la sede del partido en la calle Marqués de Riscal, y fue encargada de la redacción de unos reglamentos para mujeres estudiantes, otros para mujeres encuadradas en sindicatos obreros, y otros para mujeres que no fueran ni estudiantes ni obreras y que se encuadrarían en una Sección Femenina. [7]
Cuando se produjo la unión de Falange con las JONS, la dirección pasó a estar en un triunvirato, formado por José Antonio Primo de Rivera, Julio Ruiz de Alda y Ramiro Ledesma Ramos; seguido de un segundo puesto de mando constituido por Onésimo Redondo, Raimundo Fernández Cuesta y Rafael Sánchez Mazas. No fue hasta octubre de 1934 cuando quedó suspendido el triunvirato y la jefatura recayó en José Antonio Primo de Rivera. De este reparto de poder se observa cómo los miembros provenientes de Falange eran mayoría y, por tanto, es muy posible que la dirección femenina también recayera en las representantes del falangismo frente a las representantes de las JONS.
Después de la constitución de la SF y antes de ser nombrada Secretaria Nacional, Dora Maqueda fue designada jefe del Segundo Grupo que formó ella misma. Cuando consiguió quince afiliadas, separó diez para que constituyeran su propio grupo. Como forma de favorecer la afiliación se acordó que cada antigua afiliada acudiera a las reuniones con una nueva simpatizante para que conociese la organización y decidiese militar en ella. Este mismo sistema era seguido por la Falange masculina (Delgado Bueno, 2009: 37).
Posteriormente, fue nombrada miembro del Comité Organizador y colaboró en la redacción de los primeros estatutos de SF, que se publicaron en diciembre de 1934 y que estuvieron vigentes hasta enero de 1937. En estos primeros estatutos se establecieron las funciones de las mujeres falangistas, cabe destacar los dos primeros artículos.
Artículo I.
Al crear esta Sección Femenina dentro de la Falange Española, de las JONS, se obra con el deseo de incorporar a las filas falangistas al sector femenino como núcleo integrante de la nación hispana.
Fines:
- Los fines para los que se crea esta Sección son, ante todo para su incorporación a la formación de una España grande e imperial, fomentando el espíritu nacional-sindicalista dentro de todos los órdenes de la vida nacional, estimulando a la mujer española en el amor a la Patria, al Estado y a las tradiciones gloriosas de nuestra nación.
- Hacer que se forje un alto espíritu, fecundándolo con la sana idea del amor a España y al Estado corporativo.
- Secundar a los militantes nacional-sindicalistas en la lucha contra la anti-España, dentro y fuera de nuestros sindicatos profesionales.
- Construir una sólida base que es necesaria y que solo la mujer puede crear en todo el ámbito de la vida como el más firme sostén para el engrandecimiento del futuro Imperio español.
Artículo II.
- Para llegar a la realización de estos fines, se atenderá ante todo a la propagación de nuestros ideales. Para ello se organizará un perfecto e intenso servicio de propaganda por medio de escritos, folletos y cuantos métodos se estimen útiles y convenientes.
- También se encargará la Sección Femenina de la confección de bordados, banderas, brazaletes y demás emblemas de nuestras organizaciones. Como asimismo de la atención y visita a los presos, heridos y de todo aquello que tanto a ellos como a sus familias represente un apoyo moral, ya que la Central corre con los fines materiales.
- Atenderá asimismo a todos aquellos fines que el Alto Mando estime conveniente señalar (Suárez, 1993: 37-39).
El 30 de octubre Dora Maqueda es designada Secretaria Nacional, colaborando en todo momento con Pilar Primo de Rivera, nombrada Delegada Nacional, cargo que ocupó ininterrumpidamente hasta la disolución de la SF, abril de 1977. El resto de puestos se dieron a Luisa María Aramburu que fue encargada de la jefatura provincial de Madrid e Inés Primo de Rivera que ocupó el cargo de Secretaria Provincial.
2.3. Dora Maqueda, secretaria nacional de la Sección Femenina
Las funciones que realizó durante los años 1934 y 1935 fueron, por un lado, las propias de otras falangistas, visitar a los presos y heridos, esconder armas, bordado de emblemas y banderines, rectificar los ficheros, etcétera. También en su expediente se deja constancia de que colaboró, en algunas ocasiones, en los órganos del Movimiento aunque no se especifica en qué tareas. Por otro lado, como secretaria nacional se encargó de organizar la SF, no solo en Madrid sino también en otras provincias. En su primer viaje de inspección de propaganda y organización junto a la Delegada Nacional, recorrieron Madrid, Huesca, Zaragoza, Pamplona, Bilbao, Santander, Asturias, Coruña, Pontevedra, Orense, León, Palencia, Valladolid, Zamora, Salamanca y distintos pueblos de Madrid. Así cuenta en sus memorias Pilar Primo de Rivera esta experiencia junto a Dora Maqueda.
Con 500 pesetas para dormir y mantenernos durante todo el viaje, no podíamos hacer despilfarros. Por lo general nos hospedábamos en casa de algún camarada y otras en pensiones de mala muerte. Comer, comíamos lo que se terciaba, muchas veces un bocadillo para todo el día (Primo, 1983: 66).
También durante este año fuimos Inés, Lola, Dora y yo a Segovia en viaje de inspección. Íbamos las cuatro en un Morris pequeño que yo conducía, llenas de hojas de propaganda y con una canción recién estrenada: el «Cara al Sol», para enseñársela a los de Segovia (Primo, 1983: 67).
En enero de 1936, Pilar Primo de Rivera y Dora Maqueda iniciaron un largo recorrido por distintas provincias con el fin de inspeccionar las Secciones Femeninas existentes y crear otras nuevas. Como consecuencia de este viaje quedaron constituidas dieciocho Secciones Femeninas que fueron: Vizcaya, Asturias, Zaragoza, La Coruña, Palencia, Orense, Santander, Navarra, Salamanca, Valladolid, Pontevedra, Segovia, Toledo y Zamora, nombrando a una jefe provincial en cada una de las distintas provincias. Durante los primeros meses del 36 fueron creadas igualmente las Secciones Femeninas de Málaga, Jerez, Barcelona, Guipúzcoa, Burgos, Sevilla, Huelva, Cáceres, Jaén, Ceuta y Melilla (Gallego, 1983. 40-41).
FOTO.- Dora Maqueda (a la derecha) junto a Pilar Primo de Rivera y el Jefe Provincial de Huesca, Daniel Francay, camino de Tamarite. Enero de 1936. [8]
Tras las elecciones de febrero de 1936, Dora Maqueda fue encargada de servir de enlace entre los jefes encarcelados y las provincias, transmitiendo distintas órdenes. Fue a partir de este año cuando las falangistas cobraron un mayor protagonismo, asumiendo en algunas ocasiones los puestos que antes ocuparon los hombres por estar en esos momentos encarcelados. Tras la declaración de Falange como ilegal y el encarcelamiento de José Antonio Primo de Rivera en el mes de marzo junto a otros miembros representativos, la SF se hizo cargo de gran parte de la organización, especialmente en Madrid.
No obstante, también durante el año 1936 se empezaron a producir los primeros encarcelamientos de mujeres falangistas, especialmente de aquellas más representativas. Este fue el caso de Luisa María Aramburu que fue detenida, ya en marzo de 1935, por llevar el uniforme de Falange y conducida a la Dirección General de Seguridad. [9] Inés Primo de Rivera fue detenida en mayo de 1936 por protestar en un juicio contra José Antonio Primo de Rivera, permaneciendo encarcelada durante ocho días. [10] Su hermana Dolores Primo de Rivera fue detenida en el cementerio del Este por ir con el uniforme de Falange junto a otras compañeras, mientras visitaban la tumba de un falangista. Asimismo, fue conducida al Ministerio de la Gobernación y después pasó a los calabozos del Juzgado de Guardia cuando fue sorprendida realizando una reunión en su domicilio. El 10 de abril de 1936 volvió a ser detenida por insultar al Tribunal que juzgó a los falangistas acusados del atentado contra Jiménez de Asúa, pasando un día y una noche en el Juzgado y siendo trasladada a la cárcel de Ventas, donde permaneció dieciocho días. Estancia en la cárcel que volvió a repetir durante ocho días al gritar en un nuevo juicio contra José Antonio, «¡Arriba España!». [11]
La experiencia de Dora Maqueda fue similar a la de algunas de las primeras falangistas. En abril de 1936, la policía se presentó en su domicilio y tras un registro infructuoso fue llevada a la Dirección General de Seguridad. De allí fue trasladada a la cárcel de Ventas, donde estuvo hasta mediados de junio. Tras su salida de la cárcel siguió con sus actividades, convirtiéndose su casa en un lugar de reunión. También parece ser, aunque en su expediente no se establece, que fue detenida junto a Dolores e Inés Primo de Rivera, Josefina Veglison y otra serie de falangistas, al gritar en un juicio contra José Antonio Primo de Rivera, «¡Arriba España!» (Jerez, 2006: 473). [12]
Merece la pena señalar la visión de Dora Maqueda sobre la evolución de la SF durante estos primeros años.
Desde los primeros momentos el riesgo fue un hábito para la SF, como lo era para la Falange. Cada reunión de aquellas, clandestina, equivalía a varios meses de cárcel, de ser descubierta. Pero eran necesarias. Solo así se podían recibir y transmitir órdenes y templar el ánimo de aquellas que debían formar al día siguiente cola para visitar a los camaradas presos a quienes por regla general era la vez primera que las veían. O deberían ir aquella misma tarde a enterarse, aun a riesgo de quedar detenidas, quienes eran los que horas antes habían pasado por vender FE a los calabozos de la Dirección General de Seguridad.
Todas estas tareas se llevaban a cabo, en la mayoría de los casos, con el desconocimiento de nuestras familias, que habrían sido las primeras en oponerse. Así la primera vez que tenían noticias de nuestras actividades solía ser cuando inesperadamente se llevaba al domicilio el encargo de un nuevo servicio.
Aquella Sección Femenina además de heroica era abnegada, trabajaba en silencio, porque, la policía debía ignorar nuestras actividades y su temple corrió pareja con su paciencia; pues solo aquellas camaradas conocen de recibimientos indiferentes, incorrectos y hasta humillantes a veces por aquellos seres, de orden a quienes se recurría para llevar lo que nuestros presos precisaban.
[...] Noches enteras cosían para los mítines banderas, camisas y brazaletes bordando además de las flechas, las palmas y aspas de plata con que el Jefe Nacional recompensó los servicios extraordinarios, aquellas otras aspas rojas que simbolizaban las heridas recibidas en la propagación y defensa de Falange.
No solo esto hacía la SF de Madrid, sino que su fe y su estilo en el sentir ancho e imperial de la Falange, lo comunicó en sus hermanas de las demás provincias con afán y espíritu. Y aquella SF envió heraldos de la nueva fe, dos camaradas que cual féminas, inquietas y andariegas recorrieron misionalmente las tierras de Aragón, Navarra, de Vizcaya, de Asturias, de Galicia y de Castilla para decirles a sus mujeres como era la Falange y cómo podían servir a la Falange.
Mientras todo esto, iba educándose en el severo estilo de la Falange y se formaba a sí misma, operándose en ella la revolución que descubrió su modo de ser; el modo de ser que la diferenció del resto de las mujeres, que contagiaba a estas y que las confirmaba en el credo que al principio siguieron por intuición. Se organizó perfectamente por distritos, barrios, calles y secciones y grupos y dio sus normas a las otras secciones femeninas, normas básicas de la actual organización.
[...] La SF de Madrid, porque era preciso y demasiado peligroso para los hombres, como para ella el riesgo, siempre era mejor, hizo la rectificación de los ficheros en pacientes y expuestas visitas domiciliarias. Alguna vez de estas visitas se salía ileso porque como nosotros creíamos en los milagros, el milagro solía realizarse en todo.
Organizó más tarde, también, el socorro no solo a los camaradas presos y familiares y viudas y huérfanos de los caídos, sino a los camaradas de las centurias, que por serlo, eran despedidos de sus trabajos. La SF después de procurar el dinero lo distribuía equitativamente.
Las últimas épocas encarcelados, el peso en pleno del Movimiento lo llevó la SF. Ordenes, enlaces, adquisición y distribución de armas, de propaganda, sellos, etcétera, por doquier su paso se adivinaba por la propaganda el sello, con el yugo y las flechas que tras sí dejaba siempre. [13]
Aunque cargado de sentimentalismo, resume muy bien las diversas actividades que la SF llevó a cabo durante los años finales de la República, y la implicación real que tuvieron dentro del movimiento falangista.
NOTAS:
[5] En lo que respecta a la creación del SEU, este se creó en noviembre de 1933 pero sus estatutos no fueron aceptados hasta febrero de 1934. Por otra parte, en el curso académico 1933/1934 nació un Sindicato Femenino de las JONS en la Facultad de Filosofía y Letras de Madrid, y no fue hasta el curso académico 1935/1936 cuando ya dentro del SEU se constituyó una sección femenina, cuyos jefes fueron Justina Rodríguez y María Dolores Galvarriato. Por ello, cuando se establece que las primeras falangistas fueron inscritas en el SEU en el mes de enero de 1934, realmente se refieren al Sindicato Femenino de las JONS, ya que el SEU no estuvo vigente hasta el mes de febrero.
[6] Testimonio de Dora Maqueda. Asociación Nueva Andadura, carpeta nº 44, anexo nº 2, Real Academia
de la Historia, RAH.
[7] Testimonio de Justina Rodríguez de Viguri. Asociación Nueva Andadura, carpeta nº 16, doc., nº 20, RAH.
[8] Asociación Nueva Andadura, Archivo Fotográfico, carpeta amarilla, nº 22, foto 1-A, RAH.
[9] Caja 23/2594, nº de expediente, 567, AGA.
[10] Caja 23/2609, nº de expediente, 2053, AGA.
[11] Caja 23/2608, nº de expediente, 2023, AGA.
[13] Testimonio de Dora Maqueda. Asociación Nueva Andadura, carpeta nº 44, Anexo nº 2, RAH.
Escrito firmado por Dora Maqueda ->
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