Miguel Blasco Vilatela
El único falangista condecorado con la Cruz Laureada de San Fernando, la Medalla Militar individual y la Palma de Plata.
Portada Memoria Azul en La Razón de la Proa (LRP).
Miguel Blasco Vilatela.
Hoy rendiremos justo homenaje Miguel Blasco Vilatela, heroico falangista totalmente olvidado, que fue condecorado con la Medalla Militar individual, la Cruz Laureada de San Fernando y la Palma de Plata de la Falange. Estos son los hechos y su historia.
Miguel nació en Villel (Teruel), en mayo de 1916. En 1932 se trasladó a Madrid para iniciar sus estudios de Magisterio.
A finales de 1933 se afilia a Falange Española y milita en el SEU como secretario del Sindicato Azul, en la Escuela de Magisterio en la Institución Divino Maestro, compaginando sus estudios con los de Derecho, facultad en la que entra en contacto con los camaradas de la Primera Línea de la Falange madrileña, pasando a formar parte de la misma.
El 18 de julio de 1936 sorprende a Miguel en Cella (Teruel), donde estaba realizando prácticas de maestro de primera enseñanza, de inmediato se alista como voluntario a una bandera de la Falange de Aragón.
Nuestro héroe inicia su bautizo de pólvora en el Cinturón de Teruel, en los combates de Corbalán y Celadas. Llega a ser nombrado jefe de falange de una centuria de la Falange aragonesa, cayendo gravemente herido en Corbalán después de una actuación heroica, por la que le ascienden a jefe de centuria.
Miguel, destaca sobremanera en los ataques al cerro de Santa Bárbara, a finales de 1936, donde nuevamente es herido, concediéndosele la Medalla Militar individual, siendo uno de los pocos guerreros recompensados con dicha distinción que no eran militares de carrera (a José Antonio Girón, sin ser militar, también se le concedió la misma condecoración). Nunca prendió en su camisa azul la Medalla Militar, pues quería ser igual que los camaradas que estaban bajo su mando, solo lucía en su uniforme el yugo y las flechas de la Falange.
Tras reponerse de sus heridas decide realizar el cursillo de alférez provisional, en Burgos, que aprueba de forma distinguida. Ya con el rango de alférez se le nombra jefe de una centuria de camaradas voluntarios falangistas del Valle de Tena, que actuaban como guerrilleros y que por su ferocidad en el combate eran apodados los Panteras.
Junto con sus 140 hombres (mitad guerreros, mitad panteras), Miguel Blasco cubre la primera línea del frente en la localidad de Gavin, en el municipio de Biescas (Huesca), muy cerca de los Pirineos. En septiembre de 1937 se inicia la llamada batalla de Sabiñánigo, cuando la 130 Brigada Mixta del Ejército Rojo ataca la posición de nuestro héroe apoyada por artillería y aviación, destrozando el pueblo de Gavin. Los feroces ataques de los republicanos prácticamente acaban con la totalidad de los camaradas que manda Miguel, por lo que se ve obligado a refugiarse en la iglesia del pueblo como último reducto.
Los días 22 y 23 de septiembre se defienden valientemente del intenso ataque de dos batallones rojos, realizando una defensa heroica, y cuando solo le quedan seis hombres a su mando y casi sin municiones un obús le siega las dos piernas. Es entonces cuando nuestro héroe arenga a sus camaradas gritando: ¡No importa, por España, adelante!
La defensa es imposible y Miguel pide a sus camaradas que le suban encima del parapeto para seguir tirando granadas de mano. Ya sin municiones, los rojos toman el último reducto de los Panteras, encuentran medio inconsciente y prácticamente muerto a Miguel Blasco, uno de los jefes rojos ordena que le fusilen, pero los milicianos, impresionados por su heroico comportamiento, se niegan a matarlo. La iglesia está destrozada y solo quedan en pie unos pocos camisas azules, en ese momento es cuando aparece un jefe rojo llamado el Esquinazao, que acaba con la vida de Miguel clavándole su bayoneta cuando estaba postrado en una camilla, casi desangrado y agonizante.
Esa fue la vergonzosa y cruel venganza del enemigo ante la valentía y coraje de Miguel, asesinarle cuando le quedaban segundos de vida. Allí cayó cara al sol, bajo su frágil semblante de maestro había muerto un león.
Tiempo después, algunos de los milicianos testigos de estos hechos, al caer prisioneros, cuentan a sus captores la heroica actuación de Miguel Blasco, y es el propio general Urrutia, que mandaba la división dónde estaba encuadrada la Agrupación de Banderas de Falange de Aragón, el que solicita la Cruz Laureada de San Fernando para nuestro héroe.
Iniciado el expediente de concesión de la más alta distinción militar española, solo declaran ⎼curiosamente⎼ los testigos rojos, siendo la primera y única vez que se concede la Laureada de esta forma, que fue a título póstumo, en marzo de 1939. Posteriormente, el Movimiento, le impuso la Palma de Plata de Falange. Es casi seguro que Miguel Blasco es el falangista más condecorado en la historia de la Falange y desgraciadamente el más desconocido y olvidado.
Hemos descubierto que un colegio público de Madrid sigue teniendo su nombre, ubicado ⎼extraordinariamente⎼ en la calle Hermanos García Noblejas. "Héroes junto a héroes".
Ante la vergonzosa desidia de unos y el desprecio de los otros, nosotros nunca te olvidaremos. Miguel Blasco ¡ Presente!
Foto inédita de Miguel Blasco en su etapa de estudiante del SEU, del archivo de los Guardianes de la Memoria Azul.