Sobre Miguel Hernández
Publicado en Gaceta de la FJA, núm. 344, de mayo de 2021. Ver portada de la Gaceta FJA en LRP. Recibir actualizaciones de La Razón de la Proa.
Sobre Miguel Hernández.
Mi primera noticia política acerca de Miguel Hernández data del año 1967. Recién integrado en el Frente de Estudiantes Sindicalistas (FES) durante la etapa de José Luis Arroyo. Un grupo de militantes, creo que una docena (entonces estaban todavía allí los posteriormente denominados "agapitos": Manolo Guedán, Espinosa, Traba, Simón, Prades, Fernández Gómez... y otros camaradas, que tras la ruptura de ese mismo año no quisimos abandonar el barco), fuimos convocados en el vestíbulo de la Facultad de Ciencias de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) para un acto de protesta. Un extenso cartel "rojo" exponía los conocidos versos de combate del poeta de Orihuela Vientos del Pueblo, esencialmente la parte que afirma: yugos os quieren poner gentes de la hierba mala... Como parte del cartel, se habían pegado al mismo unos emblemas de Falange. Creo recordar que hubo algún intento de romperlo. Finalmente se negoció con los autores (PCI, quizás) que se eliminaran los yugos y flechas falangistas. Ese fue mi primer bautismo de fuego falangista en la UCM tratando de diferenciarnos de la francofalange.
Recientemente José-María García de Tuñón Aza, incansable divulgador de la literatura y de todos los ámbitos culturales del pensamiento joseantoniano (Las letras silenciadas. Sevilla. Astigi. 2020) ha abordado entre otros autores conflictivos y con mucho cariño, la extraordinaria figura del poeta, partiendo de sus tres heridas: vida, amor y muerte. De formación católica. Buscó apoyo poético y literario en Giménez Caballero, José María Cossío, Carmen Conde, Ramón Sijé, Juan Ramón Jiménez, Romero Murube... También lo tuvo, lo que le llevó después a abrazar al estalinismo soviético, de Pablo Neruda y del controvertido Alberti. Con el que, a causa de su temperamento, luego mantuvo algunas desavenencias revolucionarias. Parece ser que, según las investigaciones de Tuñón Aza, a García Lorca no le caía muy bien Miguel Hernández.
La primera noticia sobre el poeta que se publica en España después de su desgraciada prisión y muerte en 1942, se debe al melillense Juan Guerrero Zamora. También escritor, poeta, tratadista y director en los años sesenta y setenta, de innumerables programas dramáticos de éxito, de autores clásicos y contemporáneos, en RNE y TVE. Se trata de un breve ensayo publicado el 20 de noviembre de 1951 ━Noticia sobre Miguel Hernández, en la colección de Cuadernos de política y literatura━ dirigida por un incómodo periodista falangista, Fernández Figueroa, quien luego se haría cargo, a partir del número 43, en julio de 1951 y hasta su desaparición, de la emblemática revista Índice. Aquí, ya muy tempranamente, se nos ofrecen sus poemas inéditos, cartas personales, dibujos... Más tarde Guerrero Zamora ampliará éste trabajo y lo reeditará la editorial Dossat en Proceso a Miguel Hernández, 1990.
Su escritura me ha parecido muy clara, valiente y conmovedora. Emociona el tratamiento del personaje: las últimas semanas de la vida del Fundador de Falange Española, en la prisión de Alicante. La trama, ajustada perfectamente a los hechos acaecidos en ese tiempo, es muy verosímil. Personajes de carne y hueso. Vivencias que marcan actitudes y comportamientos posteriores.
Hay un fondo muy poético, donde el autor juega con la posibilidad de que Miguel Hernández hubiese conocido algunos de los poemas que José Antonio escribió, o pudo escribir, en la cárcel. Entregados por él la víspera de s fusilamiento a uno de sus carceleros ━Antonio Salcedo━ dentro de un libro que le había prestado de una edición de la obra del poeta de Orihuela, y que José Antonio pudo haber escrito en sus últimas semanas. Y quizás Salcedo hiciera llegar los poemas joseantonianos a Hernández. El autor, trata de encontrar ciertas reminiscencias del estilo de José Antonio en los primeros y últimos versos de Vientos del pueblo:
Vientos del pueblo me llevan,
vientos del pueblo me arrastran,
me esparcen el corazón
y me aventan la garganta.
(...)
Si me muero, que me muera
con la cabeza muy alta.
Muerto y veinte veces muerto,
la boca contra la grama,
tendré apretados los dientes
y decidida la barba.
Cantando espero a la muerte,
que hay ruiseñores que cantan
encima de los fusiles
y en medio de las batallas.
Miguel Hernández, pues, no puede ser reivindicado políticamente de forma partidista, como pretendían en 1967 los airados estudiantes comunistas de la UCM. Algunos falangistas joseantonianos entendieron ese mensaje y trataron de paliar, aunque tarde, su sufrimiento como un símbolo del desencuentro y la desesperación de una época desgraciada.
En definitiva, esta reciente novela tiene como leit motiv un excelente homenaje a dos figuras históricas que en cierta manera compartieron fe, dolor, vida y una muerte prematura.
Interpretación del poema Vientos del pueblo por el grupo musical Los Lobos.
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Déselo a Miguel, de José Antonio Santana. Ed. Altaveu. 2020.