Seis años sin Jaime.
Jaime Suárez Álvarez, fundador, secretario general y factótum de Plataforma 2003, era uno de esos inasequibles al desaliento que José Antonio soñó para llevar a cabo en la práctica su proyecto de transformación radical de España.
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Seis años sin Jaime
Este mes de enero es el sexto aniversario del fallecimiento de Jaime Suárez Álvarez, fundador, secretario general y factótum de Plataforma 2003. Nuestro camarada Jaime desarrolló, a lo largo de toda su dilatada vida, una intensa y constante tarea de servicio a España y a los ideales joseantonianos.
No en balde fue calificado de titán por Enrique de Aguinaga en el curso de aquellas intensas e interesantes jornadas de las escuelas de verano en el Valle de los Caídos.
Sería ocioso glosar aquí toda su trayectoria docente, política y empresarial, que –en el ámbito de servicios a la juventud– aparece en el retrospectivo artículo de Francisco Caballero que se adjunta a estas líneas; resumámosla diciendo que Jaime era uno de esos inasequibles al desaliento que José Antonio soñó para llevar a cabo en la práctica su proyecto de transformación radical de España.
De toda su inmensa producción de textos y escritos, llenos de profundidad y erudición, destacamos el valor de la que fue su última obra: El legado de José Antonio, libro imprescindible para todo aquel que quiera conocer a fondo el mensaje del Fundador de la Falange. Esta obra de Jaime consta de tres partes:
I. Rehabilitación de su figura.
II. Actualización de su ideario (estas dos partes editadas por Plataforma como Volumen I)
III. Propuesta de una España total, única y eterna de, desde, por y para todos los españoles.
Esta última parte, señalada como Volumen II, no llegó a editarse en imprenta y quedó en dosier de hojas fotocopiadas; y es una lástima, porque constituye, si cabe, no solo el colofón de su profundo estudio, sino una llamada a la acción, a modo de herencia de Jaime para todos los joseantonianos de hoy.
El legado de José Antonio es una obra polémica, de algunos de cuyos contenidos es lícito discrepar; como tal, es la base de ese imprescindible debate en el que no se suele entrar muchas veces por falsos pudores de ortodoxia. Y, si se conocía a Jaime, era imposible permanecer junto a él si no se entendía su actitud magistral, entre socrática y unamuniana, porque era, como el ilustre decano de Salamanca, un hombre de contradicción y de pelea.
Hablar con Jaime era aprender y debatir sin descanso –dos caras de la misma moneda para todo alumno–, en ocasiones, hasta enfadarse cariñosamente con él, para terminar comprendiéndolo y, al final, abrazándolo como amigo, camarada… y abuelo de la mente más lúcida que imaginarse pueda.
Desde La Razón de la Proa tratamos –humildemente– de asumir su herencia y continuar su titánica labor: nada menos que rescatar a José Antonio Primo de Rivera de los tópicos, de las tergiversaciones y de su mismo contexto histórico, y presentarlo a otras generaciones, que acaso no han oído hablar de él o han recibido una imagen malignamente distorsionada.
Y todo esto lo hacemos por el convencimiento –el mismo que tenía Jaime– de que la regeneración y transformación de España y del español pasa necesariamente por José Antonio. Para nosotros, Jaime Suárez Álvarez estará, más que nunca, presente en nuestro trabajo diario.
Semblanza de Jaime Suárez escrita por Francisco Caballero en 2018
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El título de esta semblanza inspiró el nombre a esta revista digital. La razón de la proa