El mundo se mueve
Publicado en el número 33 de Somos, de verano de 2021. En la sección Opinión. Editado por la asociación cultural Avance Social. Ver portada de Somos en La Razón de la Proa (LRP).
En estos días asistimos, ciertamente sorprendidos, a los disturbios callejeros que están sucediendo en Cuba. Nación admirada, incluso amada por los españoles, al menos la inmensa mayoría de ellos.
Digo sorprendidos porque durante mucho tiempo hemos visto a un pueblo cubano pacientemente sometido a una infame dictadura que nunca ha dudado en machacar a sus ciudadanos y disfrutar ellos, la piara del poder, de todos los privilegios.
Durante décadas hemos asistido al patético espectáculo de una dictadura que, en la mayoría de las ocasiones, era más un lamentable producto de la Guerra Fría que de un régimen comunista al estilo clásico.
Los cubanos han debido soportar, repito durante décadas, estoicamente, el hambre, la falta de medicinas y la escasez de casi todo, por no decir de todo, excepto de petulancia, estupidez e ineptitud de sus poderes públicos, encarnados en sus máximos dirigentes, cuya único mensaje fue siempre recurrir a sentimientos, al menos aparentemente nobles, como la Patria, el pueblo, la lucha eterna contra el “enemigo exterior” y otras simplezas, como aquellos inaguantables discursos de Fidel Castro, que durante horas machacaba a sus ciudadanos por televisión.
Serán tristemente recordadas proclamas como aquella de Patria o muerte, que el dictador gustaba de decir al final de sus necias arengas.
Hoy, los cubanos se han echado a la calle, no pueden más, ven como sus vidas y las de sus hijos languidecen en una nación cuyo futuro, más que incierto, es tenebroso.
Algún periodista ha dicho que esto es “el principio del fin”. Ojalá sea así, pero me temo que todavía les queda camino de sufrimiento a nuestros hermanos cubanos.