Miguel Ángel Blanco (QEPD) y los otros
Miguel Ángel Blanco (QEPD) y los otros
Estos días se han cumplido 25 años del asesinato, tras un cruel e intento de chantaje al Gobierno de España. Todos tenemos su rosto juvenil en nuestra memoria colectivas, y todos recordamos el angustioso drama de aquellos tres días de zozobra y esperanza frustrada.
Sin embargo, antes y después que su asesinato, otras setecientas personas, aproximadamente, sufrieron la misma suerte, el mismo asesinato por parte de la banda terrorista ETA. Sus rostros y la circunstancia de su muerte ya no están en nuestra memoria, salvo en la de sus familiares y amigos.
Tiros en la nuca, bombas lapa en los vehículos, masacres en hipermercados o edificios de vivienda… El ingenio diabólico se expresó de múltiples maneras asesinas.
Ahora, muchos políticos se ufanan al proclamar que “ETA ya no existe” y, parcialmente, les asiste la razón, porque ellos no asesinaban por matar, sino para obtener sus objetivos. Y ahora, esos objetivos los obtienen sin matar, desde los escaños y los puestos políticos obtenidos y pactados: la destrucción de España como nación.
Y sus muertos son recordados, agasajados y enaltecidos, como agasajados y enaltecidos lo son sus presos. Mientras tanto, trescientos asesinatos de ETA continúan sin ser esclarecidos, juzgados ni condenados.
Nuestra memoria individual, no lastrada por el silencio, continúa recordando la juventud, la cara y el drama que sufrió Ángel Blanco, para ser finalmente asesinado…
Pero –todavía algunos– intentamos también recordar a aquellos “otros” setecientos caídos en la lucha contra el terrorismo separatista de ETA. La mayoría de ellos, desgraciadamente, no están en nuestra memoria personal, aunque muy presentes en la de sus amigos, compañeros y familiares. Fueron muchos, casi todos los días, imposible recordar, uno a uno.
Sí, casi todos los días, pero eso fue después. Los primeros asesinatos los cometieron en1968, en pleno franquismo. Y entonces, los asesinados eran reconocidos por su nombre. El primero, don José Pardinez. Poco después, don Melitón Manzanero… y el taxista falangista Fermín Monasterios.
En total, en la época predemocrática, ETA solo asesinó al 5% del total. El 95% restante los mató en plena democracia parlamentaria. La inmensa mayoría de ellos no trabajaba en cargo político alguno, ni ejecutivo ni representativo. Solo servían a España, por la que dieron su vida.
¡Lástima que, además de Ángel Blanco, solo pueda recordar unos pocos de esos setecientos caídos!
P.D.- Tal vez el ayuntamiento de Melilla pueda añadir los nombres de esos setecientos al del inolvidable Ángel Blanco, enaltecido en su proyectado monumento.
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