Dadles solo dinero
Con la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado por parte de las Cortes, bajo la abrumadora presión de los votos del virtual Frente Popular, dirigido por el binomio social-comunista, como inequívocamente proclama el vicepresidente Iglesias, se consuma el proyecto (ya inmediata realidad) de unos presupuestos demagógicos, irreales, con un desmesurado aumento del “gasto corriente” y escasas inversiones.
Todo eso era absolutamente predecible dada la composición del Ejecutivo, sus ideologías proclamadas así como sus admiradas referencias hispanoamericanas (latinoamericanas dicen ellos, claro). La interminable relación de subvenciones a entidades y asociaciones “pintorescas” constituye la estructura basal del contenido social de estos presupuestos.
Las regalías presupuestarias muestran especial predilección por las organizaciones y asociaciones ubicadas en los territorios autónomos cuyos dirigentes han ofrendado al gobierno de la nación –es un decir– los votos necesarios para su aprobación: 2000 millones de euros por aquí, 5.000millones por allá, feminismos, elegetebeismos…
Como distantes y perplejos observadores de la política parlamentaria y ejecutiva, se sabe –sobradamente– de las necesidades de pactos y acuerdos –“pasteleos” decíamos– que la acción de gobierno demanda. Pactos y acuerdos que han ”obligado” a gobiernos de todos los colores con las escasas excepciones de mayorías absolutas; y aún así…
Con una deuda pública abrumadora, la acuciante necesidad de votos ajenos a la propia ideología del partido mayoritario del Gobierno, esas masivas subvenciones improductivas están rellenando las insaciables arcas de comunidades autónomas, partidos políticos e instituciones de variado pelaje. Todo inevitable, con el sistema electoral vigente. Pero es dinero, solo dinero.
El Gobierno de la Nación (así, con mayúscula), las Cortes españolas, de las que procede, y el Poder Judicial que le legitima… todos ellos tienen el taxativo deber de asegurarse de no entregar a esos partidos, a esas comunidades autónomas, a esas instituciones, otra cosa que dinero; solo dinero; nada más que dinero.
La defensa de la Unidad irrevocable de la Patría; la igualdad de todos los españoles ante la Justicia; la defensa de la lengua común, el respeto y acatamiento a la Constitución vigente, no está en la almoneda.