El punto 4
Ver portada de la Gaceta FJA en La Razón de la Proa.
Tras el discurso fundacional del “inolvidable 29 de octubre de 1933” en el madrileño teatro de la Comedia, muchos de nosotros, tiernos infantes en los años 60, memorizamos (¡o nos forzaron a memorizar!) junto a las famosas frases fundacionales, los 27 puntos de la Falange.
Acción que tenía cierta emoción, que parecía tener cierto riesgo, al ser abolido por el Régimen ese último punto, en el que se señalaba la consigna de “no pactar...”
86 años después, muchos de aquellos puntos parecen –y lo son– superados por la Historia, pero permanecen en nuestro bagaje como exigencia permanente de servicio, de afán de superación. Entre los puntos básicos de la doctrina (la Unidad, el Destino; la Libertad, el Amor en la “fealdad”) está el número 4, extremadamente devaluado en las últimas décadas, pero presente en nuestros primeros propósitos:
Nuestras fuerzas armadas –en la tierra, en el mar y en el aire– habrán de ser tan capaces y numerosas como sea preciso para asegurar a España en todo instante la completa independencia y la jerarquía mundial que le corresponde. Devolvemos al Ejército de tierra, mar y aire toda la dignidad pública que merece y haremos, a su imagen, que un sentido militar de la vida informe toda la existencia española.
Sí, el sentido militar de la vida ha formado parte de muchas de nuestras vidas; de nuestros comportamientos, de nuestras actitudes, tanto en los ámbitos estrictamente militares como en los civiles… Muchos hemos lamentado la desaparición del servicio militar obligatorio, crisol de integración en nuestras variadas regiones, donde la lira ha de templarse con la gaita.
Ahora contemplamos unas Fuerzas Armadas disminuidas en personal y en material, donde solo la disciplina heredada –y ejercida– les permite realizar sus misiones internacionales. Resulta utópico mantener las ambiciosas aspiraciones del punto 4 cuando el presupuesto es del 1,3% del PIB, mínimo apenas superado por algún pequeño país, sin lejanos archipiélagos, enclaves extracontinentales ni otras necesidades estratégicas.
Y cuando es notorio que el vecino del sur se está armando por tierra y aire con material modernísimo ¡ofrecido por nuestro “aliado” principal! Y cuando son también evidentes y públicas sus aspiraciones territoriales que afectan de lleno a la integridad de España. ¡Sin mencionar a los que aspiran a “recuperar” Sevilla. Y, en estas circunstancias de penuria presupuestaria, el tremendo drama sanitario y económico que sufrimos anticipa un nuevo recorte del magro presupuesto de Defensa.
Pd.- Con ingenuo optimismo confío en que, antes del recorte en Defensa, se recorten o supriman las generosas retribuciones de los 400.000 “servidores” públicos, no funcionarios.