Un lucero en la solapa
Un lucero en la solapa
Me preguntaron: ¿Qué es esa estrella que llevas en la solapa? No, no es una estrella sino un lucero, un astro del cielo que solo brilla menos que el sol y que la luna. Y recordé. Estos días se ha cumplido el 82 aniversario de la creación del Frente de Juventudes, la obra predilecta del Régimen, decían entonces ¡1940! Fue una obra inmensa en un país destrozado por la guerra, hambriento, aislado, asediado por los vencedores de la Segunda Guerra Mundial, la URSS entre ellos. En sus campamentos, en sus tiendas de campaña, aprendieron –aprendimos– a compartir, a cantar canciones de esperanza, a amar a la naturaleza. Nunca supimos si el padre del camarada que dormía a mi lado había luchado en uno u otro bando ”…cubre tu pecho de azul español, que hay un hueco en mi escuadra…”.
Años después, en la vida universitaria, muchos conocimos a oficiales instructores, que fueron nuestros maestros de aquella esperanzada sinfonía de voluntades. Y se fundó la Agrupación de Antiguos Miembros del Frente de Juventudes, que se extendió por toda España, con fuerte presencia política en Madrid (Hogar en la calle Floridablanca –ya desaparecida también– junto a las Cortes. Inolvidables Luna Gijón, Manuel Cantarero, el afortunadamente presente Luis Fernando de la Sota, y tantos otros magníficos amigos y camaradas.
Al mencionarlo, la figura de Cantarero adquiere una dimensión histórica defraudada. Ante la rigidez dogmática de muchos, Cantarero entreabrió una puerta de entendimiento con la política posible. Sus libros de lealtad e innovación sorprendieron e inquietaron. Ideas actuales, publicado en 1970, y los libros que dedicó a Falange y al socialismo abrió el ojo izquierdo del falangismo.
En la actualidad, el Club de Opinión Encuentros, que preside Luis Fernando de la Sota, mantiene abiertos los dos ojos. En aquellos años 70 surgió el lucero que brilla en mi solapa.
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