Una heroína de 1939
Aquella mañana del 7 de marzo de 1939, Mª Carmen Hevia, esposa del farero, estaría en su casa-faro de Escombreras, faro que señalaba y protegía la entrada a la dársena de Cartagena. Ya sabía que la guerra, ¡tan larga!, estaba a punto de terminar, y esa misma mañana había visto arrumbar (estaba acostumbrada al lenguaje marinero) a Cartagena varios barcos, unos de guerra y otros mercantes; y todos con la bandera rojo y gualda. También había visto salir del puerto a grandes buques de guerra, la flota republicana, con la bandera tricolor (más tarde se enteraría que iban a refugiarse en el África francesa.
Mari Carmen se fijó en el último barco que llegaba a Cartagena; iba lento, retrasado de los primeros. También vio que esos primeros, antes de entrar en la dársena, viraron en redondo y volvieron de “vuelta encontrada”. El último no viró. Estaba a unos pocos metros del faro.
Y, de repente, tras dos cañonazos de la potente batería de la Parajola una de las muchas fortificaciones que protejen la Base Naval, que picaron en la mar, cerca de la banda de babor, hubo otras dos explosiones dentro del barco. Una imagen dantesca, que nunca olvidaría…
El barco, el “Castillo de Olite”, se hundió en pocos minutos. Solo sobresalía el palo. Y cientos de cuerpos flotando alrededor, unos inermes, otros braceando desesperadamente, agobiados e impedidos por su petate militar...
Mari Carmen no lo dudó. Se remangó la falda y, con el agua al cuello, se dedicó a recoger a a supervivientes y a cadáveres. Después vinieron otros que completaron la hazaña de recuperar más de cien supervivientes.
Ya en tierra, los soldados republicanos llevaron prisioneros a los 265 supervivientes al pueblo de Fuente Álamo, donde pasaron los escasos días previos al “1 de Abril”… Y fueron los primeros en `pisar Cartagena, portando la bandera “rojo y gualda”.
Ese día, 7 de marzo, murieron casi 1500 soldados en el "Castillo de Olite". Fue el día con más muertos de toda la guerra, en tierra, mar y aire… Por tanto, la mayor victoria -postrera- del ejército republicano. Se erigieron dos cruces conmemorativas sucesivas, las cuales, pese a representar una cruel derrota “franquista”, fueron desguazadas, también sucesiva e inexplicablemente.
Pero, en el día “Internacional de la mujer” es de justicia homenajear a Mari Carmen Hevia, ajena a feminismos excluyentes, pero símbolo de la mujer española (era ferrolana), femenina, muy distinta a tópicos arcaicos y excluyentes.
Homenaje merecido. Y demasiado pospuesto.