El amor frustrado de José Antonio

El padre de ella nunca vio con buenos ojos el noviazgo de los dos jóvenes. Pensaba que el debilitamiento de la figura de Alfonso XIII había comenzado con el golpe de 1923 de Miguel Primo de Rivera.


Artículo firmado por María Sánchez Martínez, publicado en el digital El Debate (3/04/2023). Recogido por la revista Gaceta FJA (mayo/2024). Ver portada de Gaceta FJA en La Razón de la Proa (LRP). Solicita recibir el boletín de LRP.

En la infancia de José Antonio Primo de Rivera destacan las figuras de su tío abuelo, Fernando Primo de Rivera y Sobremonte y de su padre Miguel Primo de Rivera y Orbaneja. Ambos causaron gran admiración en el joven que vio en ellos las virtudes y valores a imitar. Lejos de ser educado en un estilo de vida aristocrático, su padre le inculcó el amor por el estudio, el esfuerzo y el trabajo personal. Durante su adolescencia estudió el bachillerato y preparó su acceso a la Universidad matriculándose en la carrera de Derecho. Mientras estudiaba, trabajó también como administrativo en una empresa familiar.

Ya había finalizado sus estudios y se encontraba prestando el servicio militar, cuando su padre encabezó el golpe de Estado en septiembre de 1923. Durante toda la dictadura, José Antonio se mantiene alejado de la política pues prefiere ejercer su profesión de abogado abriendo en esos años su propio bufete...

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