El diputado José Antonio Primo de Rivera

El discurso parlamentario de José Antonio era elocuente, positivo, innegable. Su figura de hombre joven, elegante, categórico, se erguía en su escaño para intervenir en los grandes temas buscando siempre la solución y alejándose del conflicto.


Artículo firmado por Honorio Feito, publicado en el digital Alerta Digital (19/09/2023). Leerlo en su sitio web original. Recogido parcialmente por La Razón de la Proa (LRP). Solicita recibir el boletín semanal de LRP.

La disolución de las Cortes, por parte del Presidente de la II República, Niceto Alcalá-Zamora, y la convocatoria de nuevas elecciones, celebradas en primera vuelta el 19 de noviembre de 1933, supuso la derrota de la coalición republicano-socialista y el triunfo de la derecha no republicana cuyo partido más votado fue la CEDA de Gil Robles.

A aquellos comicios electorales acudió Falange Española, presentándose el aspirante, José Antonio Primo de Rivera, por el distrito de Cádiz. José Antonio obtuvo su acta de diputado a Cortes con un total de 49.028 votos; su credencial fue la número 173, y su acta fue dada de alta en la nueva cámara resultante el 30 de noviembre de 1933. Prometió su cargo de diputado el 28 de diciembre de aquel mismo año. En la ficha del Congreso de los Diputados figuran, además, su fracción política como independiente y su profesión de abogado.
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