Ahora, socialdemócrata
Ver portada Desde la Puerta del Sol en La Razón de la Proa (LRP).
Está visto que cada político, en los tiempos que corren, mete sus haceres en la calificación política que le da la gana, dentro de las que habitualmente vienen sirviendo para encajar en ellas la ideología y la forma de desarrollar los programas de cada grupo, de cada quién que entra a formar parte del conjunto que se consideran defensores o proyectores del pensamiento político.
En esas anda Pedro Sánchez. A fuer de no tener una idea clara de dónde ponerse, dado que todo le vale, como a Goucho Marx, él se sitúa en cualquier perspectiva. Le da igual esta que aquella. Juega con todas las bazas, no hace ascos a nada, no se compromete en serio con ninguna baza pues maneja la baraja como si fuera un crupier y aprovechar todas las oportunidades para sacar adelante sus ensueños.
Ahora quiere dar una vuelta total a lo que fue el partido socialista, terminando la limpieza que empezó al ser elegido por segunda vez como secretario general –en 2017, tras ser defenestrado como tal en 2016 de la elección que consiguió de secretario general en 2014–, poniendo en la calle sin indemnización por el trabajo prestado o por mera jubilación, a los que mantienen un retintín respecto a su forma de llevar adelante los asuntos del partido y de España, mas todo el bloque histórico que entienden que el PSOE de Pedro Sánchez no tiene nada que ver con el socialismo clásico que han venido defendiendo desde que tuviera en mente Felipe González cuando fue elegido secretario general en el XXVI Congreso del PSOE celebrado en Suresmes en 1974, quien –Felipe González– lo materializó en la ponencia transformadora presentada en el XXVIII Congreso celebrado el 17 de mayo de 1979, por culpa de la cual tuvo que dimitir, aunque posteriormente, en septiembre el mismo año, tuvo lugar un Consejo extraordinario que le repuso como secretario general, y en la que se refrendó su propuesta de renunciar a la ideología marxista por la socialdemocracia reformista: unos postulados que pretendían hacer del PSOE un partido moderno e interclasista, como en el resto de Europa, contando con el apoyo del italiano Pietro Nenni, el sueco Olof Palmer y el alemán Willy Brandt, quienes hicieron valer su peso en la Internacional Socialista para que ésta reconociera al PSOE renovado como el legítimo representante del socialismo español.
Pero tendría que venir el nefasto y nefando José Luis Rodríguez Zapatero para que se empezara a revolver la línea que venía siguiendo el partido socialista, lo que fue refrendado por Pedro Sánchez, que en sus golpes de suerte fue terminando de zarandear las intenciones de los socialistas tradicionales, hasta situar el partido prácticamente en la extrema izquierda al conseguir los apaños de gobierno a los que llegó con los impresentables prójimos de Podemos.
Y en su evolución de no saber a dónde ir porque su psiquis progresa con los amaneceres, ahora lo tenemos queriendo adentrarse en la socialdemocracia, en compañía del comunismo más exacerbado, o caminando paralelamente a él, para programar y llevar a cabo una ideología con la que bañar a los españoles (y también a las españolas) con aguas llenas de mugre, estancadas desde tiempos casi inmemoriales, que en vez de limpiar a los ciudadanos de la península Ibérica, los terminarán de llenar de roña.
Y para poner en marcha ese cenagal a Pedro Sánchez se le ha ocurrido que, aparte tirar todos los valores tradicionales encerrados en los españoles que militan o son partidarios del PP y de VOX, lo mejor es jubilar, como hemos dicho ya, a los miembros de su partido y otros compañeros fieles desde sabe Dios cuánto tiempo, y sacar a la palestra a esa panda que debe estar runruneando en torno a él pidiendo un puesto en el que medrar y con la garantía para Pedro de que no se le opondrán en nada, sino que permanentemente responderán a todos sus ensueños con un si bwana.
En esa disyuntiva, al parecer, andamos. No es para festejarlo con un jolgorio excesivo, ni es para tirar cohetes, ni es para estarse quietos. Habrá que ponerse en marcha. Sin parar. Día a día. El descanso es peligroso porque el enemigo suele aprovechar los huecos para rellenarlos de roña. Y hay que estar atentos a lo que acontece en todos los sectores, en todos los rincones. Nosotros, con la compañía de los sempiternos botijos de las cerámicas españolas, andaremos por todas las veredas posibles como Diógenes con su farol. Hoy repartiremos entre los amigos que nos acompañan una colección de botijos, de hechura clásica, pero decorados por Dalí, Canogar, Forges, Mingote, Úrculo y un buen reguero de artistas españoles, para que sacien la sed durante sus andares en busca de los españoles buenos.
P.D.: Se va haciendo habitual en los escribidores de la prensa la P.D. Es consecuencia de lo rápidamente que tienen lugar los cambios de ambiente en el elenco político. En nuestro caso, hoy, viene a cuento porque, después de reflejar más arriba, que Pedro Sánchez hacía una barrida de las figuras más destacadas del PSOE en tiempos pasados, y que estas no estaban por la labor que llevaba a cabo tan insigne secretario general, dichos ancianos, mediante la intervención primera de Felipe González, con independencia de que se reservan hablar libremente sobre el partido y lo que les plugue, cerrarán filas con el partido. O sea, que le echan una mano en vez de intentar reconstruir el PSOE con un mejor designio. Da pena.