Dándole vueltas a los días
Ver portada Desde la Puerta del Sol en La Razón de la Proa.
Pasan las semanas sin que uno salga del aburrimiento. A lo que colaboran tanto políticos como población civil. Población que hoy día –como en otras muchas ocasiones– tendríamos que dividir entre civil e incivil. Porque no son pocos los que se comportan incivilmente –aparte los imbéciles de tomo y lomo que se enfrentan a las medidas que se toman sobre la pandemia del Covid-19 ejerciendo incluso violencia frente a los que tienen la misión de vigilar el cumplimiento de las medidas que se adopten para erradicarla– montando fiestas o celebraciones de variado talante, organizando reuniones con la compañía de la litrona y otros añadidos que se incluyen en unas y otras fiestas, asistiendo a manifestaciones o tumultos en un momento en el que hay que evitar algaradas que puedan propagar el virus entre los asistentes, saliendo a la calle y juntándose con quienes han de permanecer confinados si en ellos se ha detectado la contaminación, etc.
Y en ese aburrimiento tedioso, complementariamente, estar presentes, aunque sea online, de las golfadas del Gobierno aprovechando lamentablemente el Covid-19 para sus más rastreros fines, como es el caso de la disputa con la presidenta de la Comunidad de Madrid, cuando parece demostrando que las medidas tomadas previamente en determinadas zonas de la capital han sido eficaces no siendo necesario el encierro al que se ha sometido a todo Madrid; lo que la justicia se ha ocupado de solucionar poniendo en su sitio al Gobierno.
Colaborando en la falta de orden las maniobras de Pedro Sánchez, quien, queriendo tapar todos sus manejos al respecto, intenta poner la guinda encima de su pastel, buscando darse un baño de eficacia ante Europa mediante la celebración de una conferencia de presidentes autonómicos, previsto para finales de octubre o primeros de noviembre, a la que asistirá la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen. Tras esta presunta demostración de supuesta eficacia y entendimiento con las CCAA, piensa quedarán lavados todos sus errores e incapacidades durante toda la pandemia y resultará merecedor de que le aprueben los Presupuesto Generales del Estado con calificación cum laude a pesar de que, por lo que se oye –pues no hay idea todavía de cómo van a ser definitivamente estos presupuestos– en los centros económicos y financieros del país son calificados de locura dado el gasto que en ellos se prevé.
Como vemos, están en juego los Presupuestos Generales del Estado, que ya debieran haber sido presentados el 1 de octubre, aunque todavía andan en el chalaneo al que los somete Pedro Sánchez, quizá porque no consigue cerrar la puerta teniendo a todos los compinches dentro, o sabe Dios por qué otras turbulentas intenciones que tenga en mente, ya que, como es normal en él, lo difícil es hacer conjeturas adivinatorias en cualquier tema si en el interviene Pedro Sánchez y sus circunstancias.
Para más inri por ahí tenemos, hablando en la tele y en los tribunales de justicia, a esa individua conocida como Carina, que viene a enrarecer más las entrañas de «este país», tan castigado por todos los lados. Acaso habría que pensar que la Constitución ha sido la puerta para que los españoles sacaran a relucir todas sus mendacidades, sus egoísmos, sus malas caras, su ansias de rapiña de todo tipo, su avidez de poder de forma exacerbada incluso en personajes de una calaña parecida a aquel «tonto del pueblo» de otros tiempos, así como el incomprensible interés en destruir la convivencia entre las gentes e incluso dentro de la familia, cambiar las normas de comportamiento de unos y otros, olvidando la historia real tanto colectiva como individual para crear una nueva montada por aptitudes enfermas, limpiando a las mentes de las personas de su fe en algo distinto y superior a lo pedestre que a diario encontramos por la calle, queriendo cambiar la evidencia de lo que es un hombre y una mujer, prestando más atención y cariño a un animal preñado que a los seres humanos en gestación, y un largo etcétera que haría largo este recital.
Como es evidente andamos no poco a la gresca en esta tierra que fue de María Santísima. En ese permanente desacuerdo a veces nos conformamos con tirarnos de las greñas o darnos algún mamporro que otro, pero en otras no nos vale solo ese gesto y vamos más lejos, tomando las armas para matarnos estúpidamente.