Iglesias y el golpe de Estado
Publicado en el Nº 314 de 'Desde la Puerta del Sol', 2 de junio de 2020.
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Y proclive a entrar en los dichos anda Pablo Iglesias, pues tiene la afición de colocar a los demás en aquello que él busca con ansia, desparpajo y atrevimiento y mucha soberbia y ambición. Así lo vemos imputar a Espinosa de los Monteros, representante de Vox en la Comisión del Congreso para la Reconstrucción nacional (¿servirá para algo este conglomerado de gentes que cada una quiere una cosa distinta y ninguna está dispuesta a ceder un ápice?) «en ocasiones parece que quiera un golpe de Estado», lo que refrendó cuando le pidieron que rectificara con «le gustaría dar un golpe de Estado, pero no se atreve». ¿Quiere decir Pablo Iglesias, que él si se atreve y así está haciendo bajo el manto de Pedro Sánchez y el escudo del estado de alarma que van a prolongar hasta el 21 de junio para redondear sus intenciones? Probablemente, al menos eso es lo que parece que, bajo cuerda, se está produciendo.
Lo del refrán lo viene utilizando Pablo desde que apareció en la escena política –y suponemos que cuando adoctrinaba a sus alumnos–, pues lo de extrema derecha lanzado cada dos por tres sobre los que no son ellos y sobre todo sobre Vox es una invectiva permanente. Es lo del refrán: «los que son de extrema izquierda creen que todos los otros son de extrema derecha». Y cabe pensar que no es así. De los de Vox podríamos decir que, aunque a veces saquen un poco los pies del tiesto, lo que van pidiendo e intentando introducir en la política y la sociedad española es lo que debiera estar implantado normalmente y que se ha perdido precisamente por la intromisión de individuos como Zapatero, Sánchez e Iglesias, entre otros. Unos listos y otros memos pegados al asiento del Parlamento desde hace años sin que hayan hecho nada ni hayan aprendido algo. Yo creo que los de Vox no es que quieran dar un golpe de Estado, lo que intentan es hacer desaparecer a Iglesias y a otros tipos parecidos del panorama español, y por ende de todos los organismos oficiales donde están actuando como carcoma.
Claro que en todo eso Pedro Sánchez actúa de la misma forma al cascabel que le tañe Pablo. Así, como no tenía otra razón de peso para responder a las palabras que le dirigió Pablo Casado, le espetó: «Si usted habla como Vox, actúa como Vox, y vota lo que Vox, podemos inferir que, si no es lo mismo, empieza a parecer lo mismo que la ultraderecha. Y eso es un problema para la democracia española». Pedro entra también de lleno en el refrán, pues quien es un problema para la democracia española es él que está destrozando la democracia esa española con los tres poderes fundamentales para que pueda funcionar correctamente el Estado.
Pedro siguió en su diatriba: «lo cierto es que en esta pandemia, la más grave en 100 años, es que el PP no ha estado con el Gobierno de España. Usted se opone a cualquier cosa que haga el PSOE, Unidas Podemos o este Gobierno», siguiendo con sarcasmo –que se le suele dar bien, mucho mejor que saber qué medidas ha de tomar ante los problemas del país– «Y se dedica a un concurso de posados. Durante diez semanas lo único que ha hecho ha sido posar delante de un espejo, de unas ovejas… Usted compite con la señora Ayuso en posados. Y está muy al ladito de la ultraderecha».
Casado, que anda con ganas de sacar a relucir todo lo que están haciendo mal estos chicos de la extrema izquierda comunista-marxista, lo espetó: «Le exigimos responsabilidades por sabotear la independencia judicial en la investigación de presuntos delitos el 8M donde pusieron en riesgo miles de vidas. Pero llegaremos hasta el final. Y no conseguirán amordazar al pueblo español ni en los medios ni en las redes ni en la calle ni en los tribunales», aunque, durante esa parrafada, muy posiblemente Pedro Sánchez estaría pensando: «eso te crees tú. ¿Para qué crees que hemos nombrado Fiscal General del Estado a Dolores Delgado?». Y casi seguro que esta señora estará trabajando en todas estas causas que se van abriendo contra los miembros del Gobierno para darlas el carpetazo en cualquier momento. ¡Sí, vivimos en libertad y democracia!
Para terminar, y resumiendo, echaremos mano de otro refrán: «El gato y el ratón nunca son de la misma opinión». Evidentemente, la derecha, o lo que sean PP y VOX, en ningún momento podrá estar de acuerdo con la extrema izquierda marxista en la que andan metidos el PSOE de Pedro Sánchez y el conglomerado de Unidas Podemos de Pablo Iglesias, dejando a separatistas, chantajistas y cazadores de fortuna que se acomoden a un lado o a otro, según venga el viento. Nunca serán de la misma opinión. Imposible.
Así que Pedro Sánchez se debería ir dando cuenta de que echarlos una mano no es cuestión de Estado sino colaborar en la destrucción de España, echar abajo su economía, multiplicar el paro, depreciar más la enseñanza, llevar la seguridad social al hundimiento, y reducir el país a cotas equivalentes a las del año 36, ese que tanto cantan y que gracias a Dios fue quedando atrás por el tesón y el trabajo de las gentes que olvidaron rencillas durante esos cuarenta años que quieren hacer desaparecer de la historia y, sin embargo, habrá que enaltecer algún día, pues a la situación actual se ha llegado gracias a lo que se hizo durante ese periodo de tiempo.
Pedro & Pablo, deben reflexionar y darse cuenta de que lo que España precisa es que desaparezcan ellos del panorama político español, e incluso, si es lo que les apetece, de la propia España, pues la gente que aquí se precisa no tiene nada que ver con ellos y sus maniqueos.
Esos que se echa en falta probablemente ellos los consideren como unos fachas retrógrados, pero, algún día quizá se convenzan, son los que siempre sacan adelante las castañas. Los que conocen el ambiente, los que saben de las materias que les corresponde actualizar y modernizar, los que no piensan en el partido político por encima de todo sino en el bien del país, los que no improvisan constantemente sino que saben por dónde hay que tomar para enmendar errores, los que no mienten al pueblo ni les ofrecen espejuelos como si fueran alondras y que luego se quedan en nada, y probablemente los que tienen que romper ilusiones baldías porque es preciso deshacer la confusa red de insensateces realizadas para ponerse en el camino de conseguir tomar un camino limpio y seguro.