Los expedientes.
Ver portada Desde la Puerta del Sol en La Razón de la Proa.
Decíamos al iniciar estos números especiales de Desde la Puerta del Sol, que, lógicamente, al poner en marcha la Ley de Memoria Democrática, complemento de la Ley de Memoria Histórica, que lo lógico es justificar los hechos que se pretende poner en marcha y buscar judicialmente los antecedentes de todos los que se pretenda exonerar de pasados cargos o juicios, abriendo el libro de quién es quién o ha sido para que de una vez por todas se solucione el tema de buenos y malos en el panorama nacional.
Pero para empezar nos encontramos con que estos legisladores de pacotilla, amantes de la mentira y manipuladores de todo lo que se ponga ante ellos para sacar la carta que siempre llevan en la manga, una de las cosas que primero pretenden hacer es destruir los archivos judiciales de forma que los juicios celebrados en su momento desaparezcan y las razones de las penas aplicadas se conviertan en venganzas sin justificar. Y aunque no admitimos dichas leyes, si consiguen sacarlas adelante y se empeñan en ponerlas en práctica hemos de seguir pidiendo la igualdad de trato para para todos los muertos de la guerra.
Ha de salir a colación el currículum de cada quien. Incluido el de Francisco Franco Bahamonde al que se culpa de tantas atrocidades, así como de todos aquellos a los que se haya quitado las placas en las calles de las ciudades o pueblos de España, y, lógicamente, lo referente a los que recientemente se les haya concedido el honor de figurar en el callejero ciudadano. Si nadie tiene miedo de que su familiar ha podido cometer algún desmán de cualquier tipo, que se enfrente con el análisis de la verdad.
Ello lleva a que ha de impedirse a que previo a la aplicación de la ley se produzca la previa intervención de los comisarios políticos. Se ha de actuar en plena libertad, y con toda la documentación existente, a la hora de analizar vidas y obras de los que pretendemos resucitar socialmente pues, corporal y espiritualmente, ya lo sabemos, debemos esperar al día del Juicio Final, y ese, por el momento, no prevemos esté cerca aparte de que no nos será fácil intervenir en él ya que el único juez es Dios.
Eso, si se pone en marcha la Ley de la Democracia. Porque si se arrumba ese monstruo de la convivencia, y su antecesor la Ley de Memoria Histórica y volvemos al punto en el que la Historia quede como ha sido, cada quién ha de asumir la parte que le corresponda, y hemos de tender a que se produzca el perdón confeso de unos a otros para la buena convivencia de los españoles, de forma que todos queden como limpios de culpas, los papeles vuelvan al archivo, los libros regresen a su espacio en las biblioteca y los investigadores sigan editando nuevos volúmenes para incorporar datos a la Historia verdadera.
En ese momento nos encontraremos en posición adecuada para ser capaces de cantar juntos las canciones de patria y de guerra, de paz y de amor. Eso es lo que España necesita frente a la morralla que intentan los que quieren desmembrar el país, la patria.
Mientras este fin que sugerimos se consigue, a nosotros no nos queda otro remedio que ir revisando los relatando hechos de los acaecidos en tiempos pasados que nos gustaría olvidar.