Lunes y 13
13/DIC.- Aunque es lunes, pero como coincide con 13, no viene mal hablar de cómo anda de revuelto el país (...) Vamos camino del cambio de año y no se vislumbran nuevos amaneceres en el próximo futuro.
Lunes y 13
Aunque es lunes, pero como coincide con 13, no viene mal hablar de cómo anda de revuelto el país, cosa nada grata, pero «elemental, querido Watson», frase que se adjudica a Sherlock Holmes cuando señalaba lo evidente, aunque los acérrimos seguidores del famoso detective inglés aseguran que si bien dijo esas dos palabras, nunca en una misma frase. El caso es señalar una vez más la evidencia de que nuestra querida España anda al garete. Nadie está contento de nada.
Los políticos de los partidos andan a la gresca con otros de la misma formación; aunque parece que las elecciones –que deberían estar a la vuelta de la esquina– van a alargarse gracias a los tejemanejes de Pedro Sánchez, no paran los maniqueos dentro de los partidos con aquello de que yo soy mejor que tú, cosa que es habitual dada la modestia de los políticos al uso y su escasa ambición a situarse en la cima de lo que sea.
Uno de los títeres más significados en esa dubitativa cancha es el extravagante Gabriel Rufián que le sigue echando arena a los ejes del mecanismo de Pedro Sánchez, dado que cada día, sibilinamente, le exige algo si quiere que le apoye en la aprobación de los presupuestos.
Los peluqueros (de ambos sexos) salen a la calle y se rapan la cabeza en demanda de que les baje el IVA ya que está al 21% y consideran que es una barbaridad para su actividad.
Los del acero parece que se han calmado con el capotazo que han dado los sindicatos para que cerraran la boca tras los acuerdos obtenido con la patronal, cosa que no parece demasiado segura.
Los jubilados aseguran que si el costo de la vida ha subido al 4,6% el incremento que les prometen del 2% –si llega– no cubre las necesidades más perentorias.
Los camioneros anuncian paran los motores si continúa la subida del combustible.
Los sanitarios están hasta el gorro de no descansar ni un día por culpa del covid, y encima van a cancelar los contratos basura que establecieron con unos miles de profesionales del ramo para que atendieran los estragos de la pandemia, con una vocación y sacrificio dignos de tener en consideración.
Sin pensarlo dos veces, el gobierno decide subirse el sueldo un 2% a pesar de que el Parlamento ha decidido no tocar sus remuneraciones el próximo año.
Los policías y guardias civiles reclaman, también en la calle, la subida de sus sueldos, reclamación justa pues, pues, además, cobran menos que los mozos de escuadra de Cataluña.
Los profesionales de la hostelería protestan por la incertidumbre en que los mantiene la administración ya que cambia las normas de la noche a la mañana y no son capaces de sacar adelante su actividad.
Los damnificados por el volcán de La Palma, que se encuentran en la calle y con lo puesto, no ven llegar nada de lo que Pedro Sánchez les promete en cada uno de sus viajes para hacerse la foto; costumbre reiterada de nuestro presidente en cada inundación que tiene lugar en no pocos pueblos de por España....
Pero lo que es más el acabose son las aportaciones que reciben la UGT y CCOO como pago por los cirios que montan cuando le conviene al Gobierno para facilitarle aprobar disposiciones que, en el fondo, suelen ser negativas para el país y los españoles. Según las estadísticas, solo Madrid ha soportado 3.074 manifestaciones durante los diez primeros meses del año. Todas de signo negativo, pues incluso las del 8M de las feministas son quejándose de lo mal que las tratan los hombres, sin tener en consideración jamás a los niños que son escarnecidos por sus compañeros, los más de tres mil suicidios que tienen lugar al año, los robos continuos por mafias propias y extrañas, los asesinatos de todo tipo de los que nos informan solo a veces los medios de comunicación.
En toda esta retahíla incompleta que reflejamos en este 13 de enero, no aparecen todas las trampas del Gobierno, todas las mezquindades de sus actuaciones, todas las mentiras que nos cuentan, todas las manipulaciones de la historia, toda la incapacidad que muestran en sacar adelante al país, teniendo que soportar una enorme jauría repartida por todo el territorio nacional que va aprovechándose de las energías del pueblo español.
Vamos camino del cambio de año y no se vislumbran nuevos amaneceres en el próximo futuro. Es verdad que el 1 de enero es el siguiente día al 31 de diciembre, sin más, pero siempre deseamos y esperamos se produzca alguna variante que nos permita ampliar nuestras ilusiones, una mejora en la vida atrancada que llevamos desde que Pedro Sánchez subió al podio, aunque otrora, en ocasiones, en estos cambios de calendario, nos conformemos con lo que tenemos porque lo consideramos aceptable. Cosa que no ocurre ahora. Ahora necesitamos imperiosamente un cambio radical.
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