Mejor es estar juntos
Ya de antiguo nuestros intelectuales andaban dándole vueltas a las dos Españas que supuestamente constituían nuestra nación, sacando y poniendo razonamientos en uno u otro sentido, sin llegar a un acuerdo. Y de vez en cuando ahora de nuevo aparece el tema. Ahora mismo, con motivo de lo complejo que anda hablar de España, siempre hay alguien al que se le cae de la boca o de la pluma tal pensamiento.
En este rincón pensamos que España no hay más que una aunque algunos malaventurados quieran sacar de ella algunas esquirlas a beneficio propio. Lo que sí se nota es el interés que hay, o intención, o aprovechamiento de distintas ideologías, de cómo ha de funcionar la vida en esta añosa patria. En algunos momentos se consideró que con dos formas de entender el tema era suficiente, pero ahora cada quién desea aportar la suya con lo que se llega a un batiburrillo del que es difícil salir.
Si en dos se concentra la pluralidad existente, se llega, con los nombres que se le quiera dar, a la derecha y la izquierda. Ahora, aunque la pluralidad tiene tendencia conspicua, lo cierto es que, al final, son los dos grupos clásicos: el social-comunista, y la derecha los que parten el bacalao, por más que las otras especies no se conformen.
Nuestro criterio, que defenderemos a capa y espada hasta el fin de nuestra existencia, es que es preciso demoler los bastiones de la izquierda que tanto perjuicio producen a la ciudadanía y a la sociedad en su conjunto. Esta, la izquierda, ya vemos que cambia todo lo que se la ponga por delante con el fin de hacerse con los mandos desde el podio del totalitarismo, cargándose la democracia y la libertad que, con desparpajo e impudor, exhibe a raudales donde sea menester. De ese su primer principio mana toda su aventura por la política, y actúa sin decoro alguno, mintiendo lo que sea preciso, destruyendo la organización del estado, haciendo un arrebujó con las disposiciones para que de ellas se pueda obtener las respuestas que en cada momento les convenga, etc.
Para conseguir esa victoria no hay otra forma que enfrentarla a un ejército dotado de las mismas o mejores armas, con disposición a ser utilizadas con soltura y decisión, sin temor alguno a las respuestas, sin miedo a ser concitados con los apelativos que manejan con tanta soltura y que conocen al dedillo dado que forman parte de las herramientas que utilizan cada día. Dicho más claramente, en román paladino: es preciso que todos los cabos que forman la derecha –aunque alguno incluso no lo parezca– constituyan una única soga, fuerte, irrompible, que sea capaz de atar todo lo necesario, colgar aquello que se ha de justiciar y sujetar todas las velas necesarias para que el bajel navegue con seguridad.
¿Y quiénes son las siglas a tener en consideración? De entrada, junto con el PP, y sin ningún titubeo, VOX, pues entendemos que son complementarios y la misma voz con distintas palabras y gestos; y como tercera compañía, Ciudadanos que, como se vio en su momento y ahora cada día, equivocaron el camino a seguir. Si desaparecen las ambiciones personales, y encuentran las justas palabras para los mismos deseos, todo irá como miel sobre hojuelas. A los que luego se podrán sumar otros que enarbolan enseñas parecidas. Sobre todo hay un considerable número de españoles que lo están esperando para concederles su voto. Es más, si tienen en cuenta de quiénes son hijos y tratan de recordar tiempos ahora olvidados, les irá todavía mejor.