De Madrid al cielo

15/OCT.- Durante la Historia ha habido otros mandatarios que han cambiado la capitalidad de España de un lugar a otro. Pero lo ha hecho en su totalidad, no repartiendo migajas por aquí o por allá.

Publicado en la revista Desde la Puerta del Sol núm. 520, de 15 de octubre de 2021.
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portada Desde la Puerta del Sol en La Razón de la Proa (LRP).

No deja de parir ocurrencias. A cual más original. El caso es traer a todo quisque de cabeza sin que termine de darse cuenta dónde está y con quién se las ha de valer. Ahora intenta repartir la administración del Estado por toda la península ibérica con el fin de que cada cacique tenga un cacho para sacarle el jugo que considere oportuno. Le importa un bledo si un ciudadano de La Coruña tiene que desplazarse hasta Huelva para solucionar un problema administrativo, o uno de San Feliú de Guixols ha de hacerlo a San Benito, y así sucesivamente. El caso es proporcionar a cada presidente de Comunidad un pedazo de esa Administración general.

Durante la Historia ha habido otros mandatarios que han cambiado la capitalidad de España de un lugar a otro. Pero lo ha hecho en su totalidad, no repartiendo migajas por aquí o por allá.

Quizá a Pedro Sánchez le haya llegado algún runruneo al respecto, y como lo quiere probar todo, desea ser el presidente de todas las cosas que se inventen, ha soñado con que su jefatura esté extendida por todos y cada uno de los rincones del país, y no solo en un Madrid que se le niega.

Acaso alguno de sus acólitos le haya dicho que la Córdoba fundada por los romanos en el siglo II a.C. fue capital de la Hispania Ulterior, Tarrago de la Cisterior y Mérida de la Lusitania. Y que Barcelona fue la primera sede regia visigoda, con el nombre de Barcino, e incluso, durante un rato, en 1937, el Gobierno republicano trasladó allí su sede cuando huía, con un canguelo más que regular, por la proximidad del Ejército Nacional. Y que, al inicio de la reconquista de España en manos de las huestes sarracenas, Cangas de Onís fue la primera capital del reino de Asturias, digamos el primer reino cristiano de la península tras la invasión romana. Por supuesto que Toledo fue capital de España, y en dos ocasiones; en 567, cuando el rey Atanagildo la traslada de Barcelona, y luego entre 1519 y 1561 que fue capital del Imperio de Carlos V hasta que pasa a Madrid.

Y es Felipe II el que hace ese traslado dándose cuenta de que, para centralizar geográficamente el control del país, lo mejor era situar la capitalidad en ese pequeño y destartalado pueblo que entonces era Madrid, aunque en diferentes ocasiones la Corte se situara en distintos lugares, según las conveniencias del momento. Así, en 1601, el duque de Lerma, valido de Felipe II, da un bandazo y la traslada a Valladolid donde está hasta 1606. Más tarde, con motivo de la guerra con Napoleón, cuando el conde de Floridablanca convoca Junta Central, se traslada a Sevilla entre 1808 y 1810. Pero cuando la capital hispalense es entregada a los napoleónicos, entre 1810 y 1813 pasa a Cádiz, la ciudad más antigua de España y de Europa, fundada allá por el siglo XIII a.C.

Y nos queda el último salto, cuando en noviembre de 1936 el Consejo de Ministros de la República toma la decisión de trasladarse a Valencia huyendo del Ejército Nacional que se acercaba a Madrid, donde permanecieron hasta octubre de 1937, instante que, como hemos dicho antes, el Gobierno coge los trastos y se larga a Barcelona. Nos queda Burgos, ciudad que fue el epicentro de la «España sublevada», donde funcionó como capitalidad de esa parte del país, y luego, al terminar la contienda, de toda la nación entre el 1 de abril y el 18 de octubre de 1939, fecha en la que Franco la devolvió a Madrid.

Como Pedro Sánchez puede apreciar, caso de que se anime a leer este resumen, u otro más documentado, sobre la capitalidad del Reino del que es presidente del Gobierno, la capitalidad de Madrid ha pasado por diferentes lugares, según lo recomendaba la historia, pero en ningún momento se ha desmembrado la Administración del Estado, aunque sí ha cambiado la corte de unos lugares a otros en función de necesidades o intereses del momento.

Chico, aunque Madrid se te resista, para lo que te queda como presidente del Gobierno de España, mejor es que dejes las cosas como están. Es un lío hacer el petate con todos los papeles que tengan un ministerio, una subsecretaría o una dirección general solo para darle gusto al confuso presiden valenciano, o algún otro con ínfulas parecidas.

Ya ves, nosotros, que andamos buscando botijos por todo el territorio nacional, pensamos que, para el disfrute de más paisanos, e incluso de tantas gentes de otros países que nos visitan, consideramos que mejor es tenerlos en Madrid, bien en la Puerta del Sol –por donde casi todo el mundo pasa–, bien en la Plaza Mayor –donde todos esos concurrentes se dan un garbeo para tomarse un bocadillo de calamares–, bien en cualquiera de las verbenas que, una vez pasado el covid-19, son la salsa del «todo Madrid», o en la calle Espoz y Mina y adyacentes –donde tradicionalmente se compraban las entradas para los toros–.