Ni la Pascua lo mejora
Ni siquiera podemos enfrentarnos con la Pascua de Resurrección con el ánimo relajado, la sonrisa en el rostro y el deseo de perdonar a todos nuestros hermanos por antipáticos que nos parezcan, por desagradables que se muestren, por malandrines que se expresen en sus actos. El Se-ñor nos lo tendrá que perdonar. Es decir, tenemos que empezar este tiempo pascual confesando nuestros pecados, declarando nuestras fobias. ¡Si nuestra intención era comportarnos de otra forma a partir de ahora! Mas resulta imposible. Abres los ojos y ¡zas! Lees algo que te sorprende a pesar de que uno ya debería estar acostumbrado a cualquier malaventura pues lleva años padeciéndolas.
La sorpresa nos la ha dado una noticia recibida por diferentes lugares. Podría entrar en los bulos, pero es tal la insistencia que al menos hemos de considerarla como posible, viniendo de donde viene, e implicando a quienes implica. Dice así:
El Gobierno ha montado un equipo especial, dirigido por Redondo, con participación de Ábalos, Marlaska, Montero y Darías, compuesto por más de 100 personas, con el fin de boicotear, sabotear, divulgar infundios, propagar falsedades contra Isabel Díaz Ayuso.
En el equipo están miembros destacados de los sindicatos para organizar la paralización de servicios públicos y montaje diario de algaradas en Sanidad, Educación y Transportes de Madrid.
Se han dotado 20 millones de Euros de fondos reservados para pagar a medios afines, contratar hackers, escenificar performances, etc...
Todo ello para evitar que Ayuso les arrolle.
Tal como es este personal socialcomunista, y las intenciones que marcaban cuando los dejamos antes del Domingo de Ramos, hemos de creernos lo que denuncia esa nota. Pablo Iglesias no dejaba –y sigue en sus trece– de echar secreciones por su boca tan pronto la abre, la bilis le sale a espumarajos en cuanto trae a colación a la derecha del PP y la «extrema» –según él– derecha de VOX culpándolas de todos los males acaecidos en España desde, al menos, el tiempo en que los iberos aparecieron por el Mediterráneo, etc., etc. No hay forma de que este vallecano, al volver a su lugar de origen pasados tres años, y con un millón de euros más, amaine sus diatribas. Para sacar adelante su campaña electoral, ha recordado el léxico que allí utilizaba antes de acercarse a la universidad, y eso que Vallecas ya no es lo que era antes, toda vez que la cambiaron en tiempos en que la derecha mandaba.
Por otro lado, Sánchez, Pedro, el presidente del Gobierno, también ha sacado a relucir su más despreciable glosario, y anda poniendo a caldo a los mismos oponentes que su socio, con esa meliflua voz que saca a relucir cuando quiere convencer al auditorio tratándolos como a niños que no se dan cuenta de dónde viven. Da pena verle. Lo peor es que también da pena ver al pretendiente por el PSOE, Ángel Gabilondo, intentando con-vencer a todo el mundo de que él va a ser bueno buenísimo y, si le elevan a la presidencia de la Comunidad, querrá a todo el mundo por igual, como si fuera un franciscano hablan-do al lobo al que quiere catequizar.
Más bien, oírlos, produce un poco bochorno. No exponen un mínimo plan de actuación, no demuestran de lo que son capaces de hacer si empiezan a trabajar, que esa es otra, ya que se les va la fuerza por la boca, carecen de ideas y no aciertan a llevar adelante proyectos beneficiosos para los ciudadanos.
Y como novedad, a Pablo Iglesias solo se le ocurre fichar para su candidatura a Serigne Mbayé, portavoz del Sindicato de Manteros, Asociación de los Sin Papeles, y por lo tanto indocumentado para ejercer un puesto público en España. Y, para acompañar esa decisión tan solemne, nos dice Pablo que «hay que salir a votar para ver el verdadero cambio». Es decir, que cada día la ilegalidad impera más en España.
Lo dicho: a pesar de nuestros buenos propósitos tras sacar adelante una Semana Santa a medio contenido, con intención de borrar de nuestra mente todo aquel resentimiento que habíamos adquirido por el infame comportamiento de toda esta chusma que está arrastrando a España por el lodo, nos encontramos con que no ha bajado nada el ambiente y la realidad se impone a pesar de tan buenas intenciones y todo lo que habíamos pedido al Señor.