Otro centenario
¡Uf! De nuevo nos cae otro centenario. No pensábamos durar tanto tiempo. No era nuestra intención. Incluso nos habíamos marcando una vida que se ha ido sobrepasando. Todo porque perduran nuestros gobernantes más tiempo del que pensábamos.
Pero, por sensibilidad patria, nos dejamos arrastrar al menos en el servicio de informar a nuestros paisanos de las bataolas que se advierten por uno u otro lado, dado que, como buenos españoles, no podemos dejar de prestar atención a los sinsabores en los que anda nuestra patria. Y comentar qué es lo que hacen, en sustitución de lo que debieran hacer, tanto los que se sientan en los sillones de más alcurnia como los que solo disfrutan de las sillas de segunda o tercera fila, dentro y fuera de los despachos que ocupan en la dirección y administración del Estado.
Y como no se ve claro el panorama, ya sea por quitarnos la visión la calima que nos llega del Sahara, ya esté contaminada por los revuelos internos en los partidos políticos, o porque Putin nos ha alterado el sistema nervioso a todos y pensamos que esa es la primera preocupación a la que debemos prestar atención, o quizá consista en que primero haya que terminar de informar a los españoles de que la gobernación actual de España es la peor que se conoce y recoge la historia; por cualquiera de esas cuestiones, o por todas juntas, nos vemos obligados a prolongar la andadura hasta que las campanas nos transmitan que la situación ha sido modificada, toquen a rebato y cada día oigamos su tañido con mayor alegría, libres de contenciones y deseos impetuosos de vida nueva.
Seguiremos esperando acompañados de nuestros botijos. Ellos no nos confunden, nos presentan con donaire la figura con que los ha dotado el alfarero, nos invitan a disfrutar del agua fresca de los manantiales, y nos hacen no poca compañía. El que hoy presentamos no tiene más referencia que la palabra «overos» que aparece grabada en el mismo, con la particularidad de ir dotado por dos bocas y por ende sin pitorro