Pablo Iglesias anda escaso de alumnos
7/FEB.- Cuentan las crónicas que los alumnos matriculados en la asignatura de Pablo alcanzan la cifra de 14...
Publicado en la revista El mentidero de la Villa de Madrid núm. 719 (7/FEB/2023), continuadora de Desde la Puerta del Sol. Ver portada El Mentidero en La Razón de la Proa (LRP) Recibir el boletín de LRP.
¡Mira que tiene que resultar triste el aula de Pablo Iglesias, con tan solo cinco estudiantes escuchando sus discursos sobre China y otros lugares donde campan los comunistas! Él, que debe haber soñado ser el Lenin español, el Largo Caballero de nuestros días, quizá el sosias en pequeño de Xi Jinping, con ínfulas de ser quien dirigiera los destinos de España sin control alguno, como se le escapó hace unos días en la facultad al decir que «la ventaja de China es que no tiene elecciones». Y es tan parvo en sus exposiciones que para sus clases toma como base de enseñanza de la revolución un libro de lectura obligatoria de Monedero. Aparte de tema tan sugestivo, el expresidente del Gobierno vuelve al campus de Somosaguas para impartir la asignatura Gobernanza global siguiendo las andanzas de otro lumbreras como Jorge Verstrynge, responsable de la asignatura, a quien no se le puede negar haber picado en todos los gallineros existentes en España desde su juventud a la actualidad. ¡Qué capacidad!
Pablo Iglesias debería hacer examen de conciencia, al estilo que lo hagan los comunistas marxistas, y quizá llegara a la conclusión que alcanzó Wole Soyinka, un escritor nigeriano en idioma inglés, primer escritor de aquel país en conseguir el Premio Nobel de Literatura en 1986, quien nos dejó escrito que «La mente del fanático es un insaciable agujero, que engulle todo lo que hace la vida luminosa y soportable», aunque en el caso que nos ocupa, cabe la duda de que Pablo sea capaz de engullir la vida luminosa si tenemos en cuenta sus andanzas, sus preocupaciones, sus deducciones, sus amistades, sus querencias, su visión de futuro, tan oscura y plagada de odios, enfrentamientos, luchas, envidias, ansias de machacar a todo aquel que no piense como él.
Lo cierto es que uno no es capaz de comprender cómo ha sido dotado de un aula para tan escasa audiencia y sabiendo cual iba a ser su prédica entre la que se encuentra la revolución y la contrarrevolución, la retórica contrarrevolucionaria, la mundialización y los efectos de la gobernanza global y un balance provisional de la gobernanza y la mundialización. Menudo mejunje. Es más, para mí que antes debería haber tenido en cuenta el proverbio árabe que dice «no abras los labios si no estás seguro de que lo que vas a decir es más hermoso que el silencio». Porque en estos tiempos es aconsejable tender a exponer a las gentes descarriadas el camino de lo bello, todo aquello que las enderece hacia el bien y el amor. Pero él, Pablo Iglesias, empeñado en lo contrario, en exhibir lo zarrapastroso, en situar en primera fila todo lo que es mugre, poner en el BOE la cochambre más repugnante y dañina que han ido pariendo los malévolos, los protervos que se rebozan en la maldad; y él, Pablo Iglesia, disfruta poniendo toda esa porquería tanto a través de la televisión que le presenta en programas un tanto escabrosos, como la Universidad Complutense que también abre sus puertas a tamaño desquiciado.
Cuentan las crónicas que los alumnos matriculados en la asignatura de Pablo alcanzan la cifra de 14, de los cuales asisten a clase entre 4 y 6, según los días. Lo cual viene a indicar que ni siquiera atrae a los alumnos notablemente ideologizados en las cuestiones marxistas.
¿Por qué será que la Universidad Complutense ocupa el puesto 401 del The World University Rankings 2013? ¿O el puesto 226 del Ranking QS 2023? ¿O entre el 201 y el 300 del Rankings de universidades Iberoamericanas? A pesas de las diferencias de unos a otros rankings, realmente es vergonzoso que los creadores de famosas universidades como Salamanca, y ser los fundadores de las primeras universidades de América, andemos en esos puestos en los rankings mundiales. Pero claro, con una tropa como Verstrynge, Monedero y Pablo Iglesias (y no queremos alargar más la lista para no cansarnos), todo es posible. Por más que también estamos convencidos de que hay que echar un viva a los muchos catedráticos y profesores de nuestras universidades que responden a los principios que rigen los centros universitarios, tales como la excelencia académica.
Está claro la cantidad de escalones que España tiene que subir para llegar a sus mejores tiempos, que son a los que todo español de bien debe aspirar. Si en enseñanza estamos tan menguados, ¿qué no sucederá en otros campos en los que brujulean los ignorantes, los iletrados, los ambiciosos, los villanos y los bellacos, entre otros muchos?
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