Quienes me llenan de hesitación

Personalmente me llenan de perplejidad, hesitación que diría el diccionario de la RAE, situándome en la vacilación, en una situación de falta de determinación con respecto a ellos, con dificultades para situarlos, para entender sus hechos, para comprender su personalidad...


​​Publicado en la revista El mentidero de la Villa de Madrid núm. 792 (31/AGO/2023), continuadora de Desde la Puerta del Sol. Ver portada El Mentidero en La Razón de la Proa (LRP) Recibir el boletín de LRP.​

Ante los promotores de acontecimientos que cada día uno se ve obligado a contemplar y admitir con más o menos agrado, no son ajenos una colección de individuos que constantemente están revolviendo la convivencia de la gente de una u otra forma, ya sea a nivel mundial, ya se limiten a un espacio mucho más reducido. Y los tenemos presentes en la televisión a cualquier hora, en la prensa de cada día, en la obsesión con que se nos meten continuamente en el caletre, viendo cómo se mofan del resto de los mortales, como se pitorrean sin ningún respeto de personajes por importante que estos sean, cómo se burlan de personas e instituciones, cómo se chotean sin ningún pudor de los estamentos más serios que rigen los destinos de países, de corporaciones, y de la vida en general de nuestros congéneres.

Personalmente me llenan de perplejidad, hesitación que diría el diccionario de la RAE, situándome en la vacilación, en una situación de falta de determinación con respecto a ellos, con dificultades para situarlos, para entender sus hechos, para comprender su personalidad, pues en ellos aprecio la soberbia, la vanidad, la carencia de pudor, el convencimiento de que se consideran superiores al resto de los humanos.

Y, como digo, los vemos por cualquier parte, por cualquier nación, en muy diferentes lugares. Y nos llena de incertidumbre, de nerviosismo, de intranquilidad ante la soltura con la que cometen sus disparates, sus barbaridades, sus despropósitos. Y, como decimos, los tenemos ahí mismo, en la televisión, entre las masas, controlándolas, agitándolas, dominándolas, subyugándolas, esclavizándolas.

Quizá convenga echar mano de alguno de ellos para explicar mi hesitación. Por ejemplo Donald Trump que no debió ser una lumbrera ejerciendo la presidencia de los Estados Unidos de América, y fue incapaz de comprender que le había tocado irse para casa cuando perdió las siguientes elecciones, incitando a funcionarios del gobierno a seguir sus pasos, planteando docenas de impugnaciones infructuosas, obstruyendo la transición presidencial, provocando durante el recuento de los votos a que sus seguidores marcharan hacia el Capitolio, quienes luego lo asaltaron obligando a evacuar temporalmente el Congreso; sin que, tres años después de aquellos incidentes, haya dejado de hurgar por todos los rincones, viéndose sometido a que actuaran los tribunales a la vista de las tropelías que había cometido y sin que desista de intentar presentarse a las próximas elecciones. Con el agravante de que, siendo un individuo al que no le faltan los dólares, que va de aquí para allá en su avión personal propio, incita a sus devotos seguidores a que le financien los gastos para concurrir de nuevo a las elecciones mediante la compra de camisetas, y todo tipo de majaderías en las que aparezca su rostro. Evidentemente este individuo no está en sus cabales para dirigir un país ni es comprensible tenga tras él a tantos alborotadores macarras.

De la misma figura creo que podemos considerar a Vladimir Putin, individuos que no sé si será listo u otra cosa, aunque si profundamente frío, soberbio, que por el capricho de conseguir la posesión de Ucrania no tiene ningún prejuicio en mandar a la muerte a miles de sus paisanos, ni siente preocupación por deshacer un país reduciendo a la ruina ciudades enteras, obligando a sus habitantes al exilio, y, cínicamente, quejarse de que los que están siendo machacados por sus ejércitos se tomen el atrevimiento de atentar contra él y su país. No cabe duda de que tipos de este porte son nefastos para la convivencia y cuanto antes desaparezcan mejor pues será un regalo para que el mundo recobre la cordura.

Otro, dentro del grupo de descerebrados que se mueven por Hispanoamérica y han producido esquejes para repartir por España, es Nicolás Maduro que llegó a incrementar los desmanes de Hugo Chavez, del que todos conocemos sus insensateces, estupideces, dislates, y ha sido capaz de terminar de hundir Venezuela, lugar donde ha ido a aprender y sacar dinero nuestro ilustre Zapatero y toda la panda creadora de Podemos.

No es difícil situar en nuestro país, en España, un individuo de tal calaña, pero con características especiales; para ello nada mejor que traer a colación a Pedro Sánchez, el individuo que se ha cargado el PSOE con más de cien años de antigüedad como gustan decir, ha sido capaz de pulverizar los tres poderes –el legislativo, el ejecutivo y el judicial–, ejerce con el uso permanente de la mentira, engaña o trata de engañar a cualquiera que se le pone delante, le falta poco para destrozar la economía, ha pervertido las instituciones, ha promulgado todas las leyes que llevan a descuartizar los valores por los que han de regirse los individuos de ambos sexos, es un soberbio que se considera merecedor de todos los bienes que pueda conseguir por el procedimiento que sea, y en estos momentos, siguiendo sus luctuosos manejos, está intentando manejar a todos los enemigos de España con el fin de que le alcen nuevamente como presidente del Gobierno, aunque con ello termine de deshacer la nación que tanto ha costado construir a tantas generaciones, a tantos hombres ilustres, y hayan dejado en el intento su vida tantas personas. Y lo malo es que, como todos los de su especie, es capaz de arrastrar a la masa con sus mentiras, sus promesas que nunca cumple, y su incapacidad verdadera de mando. ¡Qué más decir si ya todos lo conocemos!

Y para traer a colación a una raposa, no viene mal presentar a Arnaldo Otegui quien, con su característica chulería, y restregando a todo viviente del país sus hazañas en ETA, todavía tiene el valor de decir que será candidato a Lehendakari si así lo decide EH Bildu, y asegura que aspiran a ganar el Gobierno Vasco. Y se lo consienten. Y pedro Sánchez hace lo posible para que lo consiga a cambio de su voto para él hacerse de nuevo con el Gobierno de España.

Dado que está de moda, terminaremos citando un personaje que a mí me parece poco atractivo, también del gremio de los engreídos, soberbio, impresentable por lo que se ha podido ver recientemente, con dudas respecto a confusas actuaciones, tenemos a Luis Rubiales, durante bastante tiempo presidente de la RFEF que, por lo que se pudo apreciar en la reunión de la Federación en la que pronunció el ¡Yo no voy a dimitir!, tenía en un puño a todos los que dependían de él. Aunque me da la sensación de que está siendo juzgado por la masa probablemente por una de sus menores faltas. ¿Qué el beso dado a la futbolista Jenni Hermoso, en el que no voy a entrar, estaba fuera de lugar?, sin dura. Pero preguntaría a Yolanda Díaz, ministra de Trabajo y Economía Social y vicepresidenta segunda del Gobierno español en funciones, cómo hay que interpretar los besos que da ella en el Parlamento al presidente del Gobierno, o a otros varones que debe apreciar mucho en cualquier sitio sin esconderse. Realmente son escandalosos, se tira a los brazos del receptor, y no creo que eluda el picoteo que diría Rubiales, saliendo de ella, en este caso, la provocación. Y nadie la pone verde, a nadie se le ocurre pedir su dimisión, nadie piensa en presentarla una demanda por violación feminista. ¿Por qué? ¿No está previsto en la ley del sí es sí? ¿Dónde está la diferencia? Y que conste, repito, que no me pareció nada bien el comportamiento de Rubiales.

Es fácil estar confuso y preguntar quiénes me llenan de hesitación. No se puede vivir más confuso a la vista de lo que ofrece el panorama de cerca y el de más allá. ¿Será el castigo de Dios por lo mal que estamos llevando los asuntos de la Tierra? ¿Serán una nueva sesión de plagas todos los desmanes que la naturaleza está lanzando sobre la tierra? ¿Será el anuncio de un nuevo diluvio donde solo queden los que merezcan ocupar una plaza en un nuevo Arca de Noé, con el fin de que inicien una nueva vida?

No me extrañaría nada. A saber.




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