No veo mujeres jóvenes en las pateras

No quiero que admitamos más pateras y pienso que hay que devolver a sus casas, con sus familias, a los que están llenando España en demasía.


​​Publicado en la revista El mentidero de la Villa de Madrid (31/OCT/2023). Ver portada El Mentidero en La Razón de la Proa (LRP). Solicita recibir el boletín semanal de LRP.

Es una pregunta sencillita que hago a Pedro Sánchez: ¿Me puede decir S.S. la razón por la que no vienen mujeres en las pateras y las que aparecen lo hacen con un churumbel pegado? De la misma forma que pandillas numerosas de jóvenes van a incrementar las estadísticas de menas, salvo que pasen a escondidas o mi vista se encuentren en peor situación a la que marcan los aparatos oftalmológicos, yo no he visto ninguna moza en los desembarcos, ni por la calle dándose un paseo, como hacen los masculinos para no aburrirse, para hacer algún atraco o para violar a alguna española, salvo que vayan camufladas; aunque ni así, porque, supongo, esta tropa pasará alguna revisión médica y las mancebas siguen sin dar señales de vida.

Mucho tiene que contarnos Pedro, además de que considere que «en el nombre de España, en el interés de España, defiendo hoy la amnistía en Cataluña» como ha dicho el pasado sábado tomando posturas de todo un macho, sin esconderse. Claro que no le quedaba otro remedio que dar la cara en algún momento. Palabras que redondea en la reunión tenida con los miembros del PSOE, pues se animó y aseguró: «en el nombre de España, en el interés de España, en defensa de la convivencia entre españoles, defiendo hoy la amnistía en Cataluña»; es decir, que ya se apoderó de España y habló en su nombre, como España y no como Pedro. ¡Hasta donde va a llegar el muchacho! Opinión que es, justamente, la opuesta a la de más de la mitad de los españoles que colaboramos para pagar su nómina y todos los caprichos que se le ocurren. Entre todo lo que esconde hay que situarla pregunta que le hago y que, hay que suponer, la tiene convenida con Mohamed VI, como el estar colaborando en la plantación de olivos en Marruecos, el caso del Sahara, las donaciones de vehículos y las vacaciones que se tomó este año por Marrakech, sorprendiendo hasta a sus propios escoltas.

Porque, si no lo explica, habrá que pensar mal. Es decir, pensar que vienen los hombres africanos para ir tomando posiciones, tanto en España como en Europa; para ir introduciéndose en la sociedad con la intención de controlarla desde el punto de vista de la conquista, ya que ellos no se integran en esta sociedad que pretenden dominar con la ayuda de Pedro Sánchez, como éste pretende controlar España.

Y aunque a mí también se me caen las lágrimas con el horror de Gaza, la hambruna de los países africanos, las necesidades de Marruecos que no soluciona su rey ya que prefiere divertirse por París y otros lugares donde le ofrecen entretenimientos más en consonancia con su apetencia de vivir; a mí no me gusta que España se vaya llenando de gente que no son como nosotros, no por el color, pues no quieren ser como nosotros, pues quizá su pretensión es que quieren que nosotros seamos como ellos bajo su cimitarra. Por lo tanto, con las lágrimas corriéndome por la cara y el pañuelo preparado para limpiarlas, no quiero que admitamos más pateras y pienso que hay que devolver a sus casas, con sus familias, a los que están llenando España en demasía. Y el que venga, enseñando sus papeles, lavándose nada más entrar, cambiándose de traje, para que empiece a trabajar como un currante de Madrid, pongamos como ejemplo, dejando para su interioridad la religión que trae mientras esté con nosotros y, cuando quiera una chavala, que la traiga de su tierra vestidita como una del barrio de Chamberí.

Amén.



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