Dime de qué presumes y te diré de qué careces

19/07.- «La humanidad tiene una moral doble: una que predica y no practica, y otra que practica y no predica»

Carlos Bardem fue entrevistado hace unos días en el programa Hoy por hoy, de la Cadena Ser, para presentar su nuevo libro, aunque su discurso derivó hacia la situación política actual.

Bardem manifestó:

«Hay una cosa que me hace mucha gracia siempre. La extrema derecha, la derecha extrema o el extremo centro constitucionalista este que tenemos siempre usa como descalificativo la superioridad moral de la izquierda».

También afirmó: «Si no me sintiera superior moralmente a un nazi, a un fascista o a un racista, me preocuparía mucho».

Añadiendo: «Como individuos o sociedad tenemos que ser superiores moralmente a los que solo construyen discursos de odio y justifican agresiones a homosexuales, maltrato y crímenes de mujeres, racismo, exclusión de inmigrantes».

Concluyendo: «Si tú no eres superior moralmente a una basura, ¿Qué eres? Otra basura».

La pregunta a todo ello es: ¿De quién está hablando? ¿Qué partido parlamentario español defiende el nazismo, el fascismo, el racismo, tiene un discurso de odio y justifica las agresiones a los homosexuales, el maltrato y el asesinato de las mujeres, el racismo o la exclusión de inmigrantes? Más cuanto todo ello está penado por las leyes españolas. Si Bardem tiene evidencias demostrables de sus afirmaciones: ¿lo ha denunciado judicialmente?, de lo contrario estaría encubriendo hechos muy graves. 

Quizás la verdadera intención de estas aserciones no es tanto convencer a otros, como persuadirse a sí mismo de que esto es verdad. Seguro que a las citadas palabras de Bardem no le faltaron palmeros, aunque no dijera nada ni pudiera demostrar nada de lo que dijo, es un discurso que recuerda la demagogia y el agitprop panfletario de la izquierda.

Todo ello, hace pensar en el refranero, cuando dice: Calumnia, que algo queda, aunque afortunadamente cada vez menos, la gente se deja manipular por estos viejos mantras de la izquierda. Ya que, cuando analizan la superioridad moral de la izquierda, y miran a su alrededor, descubren que dicha superioridad moral no se tiene en pie.

En este sentido, como manifiesta el diplomático Inocencio Arias en su libro Con pajarita y sin tapujos,  editado por Plaza Janés:

«… ¿por qué Hitler era un malvado cabrón y Stalin un político con aspectos censurables pero aceptable? Y pensé: ¿acaso no eran dos figuras políticas execrables, dos tiranos similares en sus atrocidades?».

Otra pregunta que formula en el libro es: «… ¿podía ser verdad que el bando franquista en la Guerra Civil cometiese toda clase de tropelías sistemáticas, mientras que en el republicano fuesen unas poquitas aisladas y siempre obra de elementos incontrolados?».

Y es que argumentos como los de Bardem suscitan un montón de preguntas del mismo estilo, como, por ejemplo, si hablamos de la corrupción política de los dos grandes partidos: ¿son más graves los cerca de 120 millones de la Gürtel que los 680 millones de los ERE del partido socialista? Al parecer sí, según la superioridad moral de la izquierda.

¿En países de izquierdas como Cuba, China, Corea del Norte, Vietnam, Laos o Venezuela, existen estragos similares a los del nazismo o del fascismo, existe racismo, tienen un discurso de odio, agreden a los homosexuales, hay machismo? Lo que no hay seguro, es exclusión de los inmigrantes, ya que la entrada ilegal a estos países se paga con la muerte.

No se sabe que respondería Bardem o la izquierda con la que se identifica y defiende, a esta pregunta. Lo cierto es que la ciudadanía de estos países intenta huir de los mismos por todos los medios, incluso arriesgando su vida, por el contrario, no se observa una petición masiva desde otros países por ir a vivir a los mismos, ni tan siquiera de los más convencidos de las bondades de la izquierda como Bardem. Allí encontrarían el paraíso que tanto anhelan.  No se entiende.

Pero como dijo Bertrand Russell: «La humanidad tiene una moral doble: una que predica y no practica, y otra que practica y no predica», de ahí la expresión francesa gauche caviar (la izquierda caviar) que hace referencia a los políticos y artistas de la izquierda de clase social privilegiada que, tras considerarse herederos de la Revolución rusa, solo conocen de Rusia su caviar.


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