De Cáceres a Zimbabue: la pugna por el litio

No es cierto que garantizar el suministro de las materias primas críticas sea una cuestión crucial en las economías actuales. Lo ha sido siempre.


​​Publicado en el digital El Debate (29/MAY/2024), y posteriormente por La Razón de la Proa (LRP). Solicita recibir el boletín semanal de LRP.​

No es cierto que garantizar el suministro de las materias primas críticas sea una cuestión crucial en las economías actuales. Lo ha sido siempre. Lo único que ha cambiado con el tiempo es la magnitud de esa necesidad y el tipo de materias primas que resultaban esenciales. En definitiva las materias críticas dependen de la tecnología imperante en cada momento. Por tanto, advertir que, para los países sin yacimientos, garantizar el acceso a estas materias no es sólo una cuestión comercial sino también geopolítica es tanto como recordar algo que siempre ha sido así.

El cambio de las fuentes de energía desde las basadas en combustibles fósiles a las renovables es un motor del reemplazo en las tecnologías dominantes, pero también es un impulsor del cambio en las materias primas consideradas críticas. Ahora las esenciales no son las mismas que aquellas que soportaron la segunda o la tercera revolución industrial.

Con el proceso de digitalización ocurre lo mismo. Migrar de la actividad física a la virtual requiere de unas infraestructuras y componentes para los que se necesitan unos recursos diferentes a los que hicieron posible la electrificación de nuestras sociedades a lo largo del siglo XX.

La UE tiene una acentuada vulnerabilidad ante la lista de materias primas críticas que viene identificando desde 2011

La Unión Europea (UE) tiene una acentuada vulnerabilidad ante una lista de diecisiete materias primas críticas que viene identificando desde 2011. La cuestión no es de importancia menor pues el 97 % del suministro de magnesio a la UE procede de China, el 100 % de las tierras raras utilizadas para imanes permanentes se refina en China, el 98 % del suministro de borato a la UE procede de Turquía y el 71 % del platino lo proporciona Sudáfrica. Los datos los aporta Mar Hidalgo, analista del Instituto Español de Estudios Estratégicos.

Sin embargo, la carrera por garantizar el acceso a estas materias primas lleva un músculo financiero muy diferente dependiendo del país o la zona económica de la que hablemos. Prueba de ello es la magnitud del esfuerzo realizado por EE.UU. Esta nación, a través de la Ley para la reducción de la inflación ofrece 369.000 millones de dólares en exenciones fiscales a lo largo de diez años para la producción nacional de vehículos eléctricos, baterías, hidrógeno o paneles solares.

El apoyo público norteamericano es tan superior al de la UE que el mayor productor de imanes del mundo occidental, la empresa alemana Vacuumschmelze (VAC), está trabajando con la estadounidense General Motors para construir una planta en aquel país para fabricar imanes permanentes de tierras raras. Estos imanes serán un pilar para aumentar la producción de los vehículos eléctricos en suelo americano. El anterior es sólo un ejemplo en la pugna por el control de las cadenas de valor de las nuevas tecnologías.

África alberga alrededor del 90 % de los minerales críticos mundiales necesarios para la producción de energía renovable

Menos sofisticada, pero no menos intensa, es la carrera por hacerse con el control de los accesos a los yacimientos africanos. La citada Mar Hidalgo señala que África alberga alrededor del 90 % de los minerales críticos mundiales necesarios para la producción de energía renovable. Es el caso del cobalto, el cromo, el platino, el aluminio o el uranio.

Para España resulta de especial relevancia el litio por el importante yacimiento existente en Cáceres. Un yacimiento que aspira a explotar la empresa Extremadura New Energies que ya inició los trámites administrativos este mismo año. Su plan es comenzar la construcción de la mina en 2025 y obtener las primeras extracciones de hidróxido de litio a finales de 2026 o principios del año siguiente.

El yacimiento cacereño no tiene la magnitud de los radicados por ejemplo en Chile pero en esta pugna, casi cualquier grado de independencia en el abastecimiento es importante aunque se esté a considerable distancia de la capacidad productiva chilena, china o africana. Sin ir más lejos, África se espera que alcance en 2024 el 10 % de la oferta mundial. La mayor parte se extraerá en Zimbabue.

Quizá a España le falte pragmatismo y pundonor en esta carrera por garantizar la seguridad de las cadenas de suministro. Un pragmatismo que exhiben la mayoría de nuestros socios europeos sin esperar a que la maquinaria de Bruselas alcance logros efectivos.