El Sahel, inestabilidad, estaño, diamantes y...
...500 millones de Sánchez y Von der Leyen. Los cambios políticos deberían ocupar un lugar relevante en la parrilla de los informativos; acaso mucho más que la canción que representará a no sé quién en Eurovisión.
Publicado en el digital El Debate (14/FEB/2024), y posteriormente por La Razón de la Proa (LRP). Solicita recibir el boletín semanal de LRP.
La política internacional africana es uno de los temas más ausentes de las conversaciones en España salvo en lo referente a Marruecos-El Sahara o Argelia. Sin embargo, los cambios políticos –mayoritariamente en forma de golpes de estado que se están dando en el Sahel– deberían ocupar un lugar relevante en la parrilla de los informativos; acaso mucho más que la canción que representará a no sé quién en Eurovisión.
Hace unos días visitaban Mauritania el presidente Pedro Sánchez y la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula Von der Leyen, para ofrecer ayuda al gobierno de esa nación; 500 millones de euros para un país con un PIB de 9,78 mil millones de dólares. La ayuda se repartiría entre 210 millones de euros procedentes de la Unión Europea y el resto en forma de proyecto de inversión en producción del omnipresente hidrógeno verde financiado por España.
Dinero a cambio de apoyo al desarrollo económico pero también, garantía de que sus patrulleros guardacostas van a seguir disuadiendo el fluyo de cayucos desde la propia Mauritania y su vecina Senegal a la Isla canaria de El Hierro. Efectivamente, las rutas que salen de Senegal y, en menor media, Gambia, hacia la isla canaria, se han convertido en las que tienen más posibilidades de esquivar los controles marítimos de los propios países de partida.
Senegal es el último país en sumarse a la nutrida lista de naciones donde se ha perpetrado un golpe de estado reciente; Mali, Burkina Faso y Níger le precedieron. Esta realidad no está perfectamente alineada en los mismos factores desencadenantes pero tampoco es ajena a la presencia en la zona de los mercenarios Wagner que para la mayoría de la opinión pública sólo han sido visibles con motivo de la invasión de Ucrania por Rusia.
Mauritania, Senegal y Gambia son la última frontera de la zona más estable del norte de África previa a entrar en el cinturón de países que conforman el Sahel; un cinturón donde posiblemente se ubiquen en la actualidad los mayores asentamientos de terrorismo yihadista. Estos grupos han dirigido su vector de expansión hacia los países situados en torno al Golfo de Guinea. El Golfo de Guinea está compuesto por diecisiete países con costa (6.000 kilómetros en total), que van desde Senegal hasta Angola. Un reciente artículo de Paula Cabrejas en forma de Documento de Opinión del Instituto Español de Estudios Estratégicos arroja mucha luz sobre estos movimientos.
Tanto los yacimientos de recursos estratégicos como el fuerte crecimiento de la población en esa zona –Nigeria va camino de convertirse en el tercer país más poblado del planeta con 800 millones de personas en 2050– explican el interés de los grupos yihadistas en expandirse por esa zona. Además pueden operar con relativa comodidad al resguardarse en los parques naturales que existen en las zonas costeras.
Sin duda, mezclar flujos migratorios con acciones de expansión yihadista es desenfocar la cuestión. En este caso se trata de migraciones esencialmente motivadas por la búsqueda de oportunidades económicas para personas que toman a España como un mero país de tránsito.
Naturalmente, la cuestión central es lograr algo secularmente no conseguido, que las riquezas de los países que están en el ojo de mira del yihadismo africano reviertan sobre sus habitantes y sobre los habitantes de los países de su entorno. Paula Cabrejas señala que se trata de una zona interesante y estratégica en términos de reservas de hidrocarburos, minerales (estaño, cobalto y diamantes) y recursos pesqueros. A lo anterior añade que el Golfo de Guinea tiene cierta relevancia internacional para el comercio marítimo pues por sus aguas transita alrededor del 25 % del tráfico marítimo africano y cuenta con veinte puertos comerciales que abastecen tanto a África como a Europa de importantes materias primas.
El Golfo de Guinea tiene cierta relevancia internacional para el comercio marítimo
Francia está inmersa en una redefinición de su política exterior en África. La denuncia con mayor eco de la política post colonial francesa la hizo en 2022 la hoy presidenta de Italia, Georgia Meloni, cuando exhibió el televisión un billete de un franco CFA. Esta moneda, denominada oficialmente Franco de la comunidad financiera africana es el nombre que reciben dos monedas: el franco CFA de África Occidental, utilizado en ocho países de África Occidental, y el franco CFA de África Central, utilizado en seis países de África Central. Las dos monedas del franco CFA siempre han estado a la par y son efectivamente intercambiables. El yihadismo aspira a emular este tipo de colonialismo añadiendo el control sobre el tráfico de drogas y utilizando el crimen y el terror como herramienta adicional. Compensar esto con 210 millones y la promesa de una planta de hidrógeno verde parece poco eficaz.