Balance electoral.
Publicado en primicia por el digital Estrella digital (15/FEB/2022).
Concluye la contienda electoral y es el momento de hacer un balance objetivo, sensato y responsable. Ya sé que los datos ofrecen múltiples y subjetivas lecturas, muchas de ellas sesgadas y parciales, pretendiendo ofrecer una valoración aparente de lo realmente cosechado en los comicios regionales celebrados. No obstante, si queremos ser serios y rigurosos, la verdad es una, la que ofrecen los registros convalidados en las urnas, a partir de ahí se puede pretender, o edulcorar la derrota, o amortiguar la caída, o no querer ver la tendencia que se está manifestando de manera evidente.
Seamos sinceros: el Partido Popular ha ganado las elecciones; Vox ha experimentado un crecimiento espectacular; Ciudadanos se ha hundido; el PSOE ha sufrido un serio revés electoral; Unidas Podemos pierde; suben los partidos localistas en Soria, León y Ávila. Este es el resumen, a grosso modo, que se puede hacer de la jornada electoral vivida en Castilla y León. Todos los partidos, incluidos los manifiestos perdedores, se afanan en buscar a qué agarrarse para justificar sus dividendos obtenidos en las urnas. Unos lo tienen muy fácil, otros no tanto a la luz de los datos, contundentes e incontestables.
Vox ha sido la formación que ha ganado las elecciones, si nos atenemos a todos los datos que pretendamos manejar: subida de escaños; aumento de votos y de porcentaje de apoyo, amén de sus éxitos parciales en algunos de los municipios de Castilla y León. 212.605 sufragios frente a los 75.713 de 2019; un porcentaje del 17,64% frente al anterior 5,50% y, lo que es más importante, 13 procuradores frente al único representante de la pasada legislatura. Ningún partido ha obtenido semejante cosecha.
El Partido Popular ha ganado las elecciones, sin duda alguna, pero se deben valorar todas las variables. Cierto es, que ha sido el partido más votado; que es el que tiene más procuradores; que tiene el mayor porcentaje de apoyo y que va a formar el gobierno regional. Pero..., se debe ser cauto y cuidadoso con la interpretación de sus resultados. Baja en el volumen total de votos recibidos, 378.896 (-54.916); baja en porcentaje de respaldo (-0,41); y no gana en cinco de las nueve provincias (León, Palencia, Burgos, Valladolid y Soria). Cierto es que sube dos escaños, pasa de 29 actas a las 31. Es cierto, pero hay muchas objeciones y peros que tener en cuenta.
Cuidadín, cuidadín. Dentro de un año se celebran elecciones municipales y su tendencia no será la de crecer, sino al contario, sino la de seguir bajando. Corre el riesgo de perder alcaldías e incluso diputaciones provinciales. Sus expectativas se han visto muy mermadas con los resultados obtenidos. Nadie en el Partido Popular esperaba este fiasco, otra cosa es lo que se quiera decir y se pretenda vender. Además, su gobierno se verá muy hipotecado en esa labor de diálogo que tienen que mantener, sin gana alguna, con Vox. Sin contar con ellos no hay gobierno posible, sea en minoría, o sea en coalición, que son dos opciones con muchas posibilidades que puedan traducirse a la realidad. Con Ciudadanos lo tenían más fácil, Vox ya lo ha dejado claro, no habrá concesiones y sí muchas peticiones.
El futuro de los populares no es tan azul como el cielo despejado de Castilla, presenta feos nubarrones que presagian tormentas y aguaceros. Si son listos, encontrarán resguardo, si se empecinan en negar la mayor, se empaparán hasta los tuétanos.
Ciudadanos prosigue su agonía. Condenados a la marginalidad, su extinción política es inevitable, salvo sorpresas de última hora, que también podrían ocurrir. Su descalabro no ha sido ninguna sorpresa. Solamente Francisco Igea, como voz que clama en el desierto, se ha salvado de la escabechina sufrida. Pierden 11 procuradores y 151.665 votos; también un 10,5% del respaldo electoral. No obstante, en las próximas elecciones municipales dirán su última palabra. Se han quedado sin mensaje, sin socios y sin apoyos, a lo que habría que añadir una merma de ingresos importantísima de dinero público para su financiación. Están, sencilla y escuetamente, en fase terminal.
El gran perdedor, ha sido el PSOE. El dicharachero candidato socialista, Luis Tudanca, no ha sido capaz de empatizar con el electorado y ya ve, por el rabillo del ojo, como le están haciendo la cama en Ferraz. Las ligerezas e imprudencias de sus líderes nacionales e incómodos socios de gobierno, le han hecho la campaña. Su batacazo ha sido épico. Pierden 7 procuradores, de los 35 que tenían; han dejado de ser la principal fuerza política en todos los términos que se quieran manejar a nivel regional; pierden casi un 5% de apoyo y más de 117.000 votos. Las marcas locales de la España Vacía han jugado en su contra en todas las provincias, especialmente en Soria. A nivel local y provincial, intentarán maquillar la catástrofe regional sufrida sin paliativos, pese al entusiasta apoyo de numerosos ministros y próceres socialistas que por estas tierras han pasado fugazmente, como es el caso del risueño e impertinente José Luis Rodríguez Zapatero, de infausto recuerdo por cierto, o del actual inquilino de La Moncloa, Pedro Sánchez, que pensaba que sin despeinarse lo tenía hecho. Más les vale revisar sus acuerdos de gobierno con sus socios coaligados y, con la prudencia necesaria, reescribir un nuevo guion para ejercer un gobierno más serio y saludable para el conjunto de España y, por descontado, para Castilla y León, si es que alguna vez llegan a gobernar, cosa que veo harto complicada.
Unidas NO Podemos. Claro y conciso es el mensaje recibido. Pierden un escaño, votos –casi 8.000–, apoyos y simpatías. Su representante, Pablo Fernández, tiene un mensaje trasnochado, obsoleto y ajeno a las necesidades reales de los castellanoleoneses. Por estas tierras no tienen espacio político en el que medrar. Por si fuera poco, su camarada y compañero, Alberto Garzón, le ha hecho flaco favor con su incontinencia verbal. De ellos no hay más que añadir.
De los partidos localistas se puede decir que han emergido con fuerza, que en el futuro seguirán creciendo –ya lo veremos en las elecciones locales– pero son una comparsa que añade colorido al arco parlamentario regional, cada vez más parecido a un arco iris. Su potencia provincial afecta, sobre todo, a los socialistas. Soria ¡Ya! Se mira en el espejo de Teruel Existe y ahí acaba todo.
En resumidas cuentas: lo quieran ver o no, los populares están en retroceso; Vox devuelve esperanzas más que certezas, y seguirá creciendo; los socialistas deben ir pensando en otro candidato y secretario regional, Tudanca ya está amortizado; Ciudadanos verá caer el día con su rojo anaranjado atardecer; Unidas Podemos nunca podrán más que lo que ya han podido; los localismos de aldea, algunos muy atractivos para el ciudadano cabreado, aportarán alegría al sarao, pero nada más.
El Partido Popular debe renovarse a nivele regional y provincial, de no hacerlo irá languideciendo lenta pero inexorablemente. Muchos de sus votantes mueren biológicamente cada año, está envejeciendo y no encuentra relevo generacional entre los jóvenes. Por otra parte, es un partido institucionalizado que necesita regenerarse. Vox le está cortando el césped bajo sus pies de barro y más pronto que tarde les dará la puntilla. Ya no emociona, ya no traslada confianza y sus mejores momentos ya son historia de la política regional. Pasan los años y siguen los mismos líderes que antaño, así es imposible crecer y perpetuarse en labores ejecutivas de gobierno. En Castilla y León no tienen a una Isabel Díaz Ayuso ni a un José Luis Martínez-Almeida. El cambio debe ser ¡ya!, no pueden esperar a nuevas sorpresas ni contratiempos, todavía tienen un margen razonable de tiempo que no malgastar. Provincia a provincia, junta comarcal a junta comarcal, junta local a junta local, se debe proceder a una renovación íntegra, de personas e ideas.
Finalmente, creo que Pablo Casado debe estar preocupado, las cuentas no le salen por ningún lado. Por el momento, a Pedro Sánchez sí.