Nuevo curso, tres retos
14/10.- Que en definitiva son la médula de nuestra actividad desde nuestra fundación:
- Seguir analizando la situación política, económica y social española.
- Seguir ofreciendo nuestra opinión veraz y objetiva sobre ella.
- Y seguir comunicándola en la medida de nuestros medios.
Editado por el Club de Opinión Encuentros
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Las personas de mi generación –aunque nunca he sabido muy bien cuál es la duración de las mismas, ya que hay variedad de doctas opiniones sobre el tema– bien porque las hayamos vivido o sufrido aunque sea de niños, o porque nos lo hayan contado padres o abuelos, ha habido épocas en las que se ha especulado con el fin del mundo conocido. Unas veces con la llegada de los milenios, donde augures con poco fundamento lo anunciaban a bombo y platillo con poco éxito, y otras, al ocurrir o prever tremendos cataclismos naturales como terremotos, inundaciones, incendios o sequias, etc.
En otras ocasiones, era con motivo de grandes enfrentamientos armados como con la primera y segunda guerra mundial, con centenares de miles o millones de muertos, y en especial con el devastador final de la última, con las explosiones nucleares de Hiroshima y Nagasaki sobre Japón, seguida de la llamada «guerra fría», que hacía temer un enfrentamiento atómico entre EE.UU. y la Unión Soviética que acabara con buena parte de la vida en la tierra, y que en la que quedara se producirían formas nuevas de vida y costumbres e incluso mutaciones genéticas. Catástrofes todas, rodeadas de mucho estruendo y de un gigantesco aparato de fuego y destrucción.
Y mira por donde, sin que nadie lo previera, está siendo un silencioso y mortal virus, de carácter y origen aún no bien conocido y de secuelas que todavía están por ver, que sin respetar fronteras, etnias, sistemas políticos o colores de sus respectivos gobiernos, están infectando a millones de personas, produciendo cientos de miles de muertos, arruinando incluso las economías más ricas y potentes, y alterando o modificando nuestra forma de vivir.
Y aquí en España, todo esto agravado por la manifiesta ineptitud de nuestros gobernantes, unida a su sectarismo y costumbre de mentir para tapar sus intenciones, carencias y errores.
Y naturalmente a nosotros, como club, también nos ha complicado mucho nuestra habitual actividad y nos obliga a, como a otras muchas y diferentes empresas, a adaptarnos a esta nueva situación mientras duren las limitaciones establecidas.
Tendremos alguna dificultad para reunirnos la Junta de Gobierno con la frecuencia acostumbrada, imposible convocar Asamblea General, y muy difícil el tratar de seguir celebrando las tertulias de Encuentros en El Pardo que tenemos interrumpidas desde marzo.
Pero tenemos la firme decisión de afrontar tres retos, que en definitiva son la médula de nuestra actividad desde nuestra fundación:
- Seguir analizando la situación política, económica y social española.
- Seguir ofreciendo nuestra opinión veraz y objetiva sobre ella.
- Y seguir comunicándola en la medida de nuestros medios.
Para cumplir estos tres fines, intercambiaremos con frecuencia nuestros puntos de vista sobre asuntos concretos, aunque no sea por vía presencial, no solo con miembros del Club, sino también con otras personas de buen criterio que suelen colaborar con nosotros y que consideremos las más adecuadas para recabar su opinión sobre los mismos.
Siempre con la idea que ha sido esencial y determinante en nuestra labor de tantos años, de poner más énfasis en la exposición y análisis de cada problema y en la medida de lo posible aportar soluciones a los mismos, dejando para otros medios, siempre respetables, las abundantes y vehementes críticas que leemos y oímos todos los día.
Aunque la situación no tiene pinta de mejorar y no solo la sanitaria, sino también la económica y política, no podemos quedarnos quietos, y todos los que estemos, donde estemos, y con los matices que nos puedan diferenciar en cosas concretas, pero que deseemos lo mejor para España y los españoles, tenemos que seguir luchando para evitar que este Gobierno y sus poderosos medios de comunicación consigan sus objetivo de destruir su unidad, sus creencias y sus tradicionales valores.