Animalistas, vegetalistas, mineralistas...
Lo bueno de estos tiempos progresistas de superación de la vetusta irracionalidad humana, es que todo lo irracional amenaza con triunfar. Y así, mientras que gracias a los animalistas ya casi admitimos la igualdad con los animales, nuevas señales anuncian otro gran paso en la evolución con la llegada de los vegetalistas.
Éstos, a diferencia de los vegetarianos, que devoran sin piedad todo lo verde que se les ponga a tiro, defenderán la sacralidad e integridad de los vegetales: seres sensibles y con derecho a vivir plácidamente sin ser agredidos por podas, talas, injertos y demás inventos; así como a ser rescatados de macetas, plantaciones, jardines, viveros y cualquier otra ubicación urbanita donde se encuentren, para ser devueltos a sus respectivos hábitats naturales.
Una vez que los vegetalistas implanten también su dominio, superando los probables roces con los animalistas pro herbívoros, será el momento de los mineralistas, que proclamarán su pasión por minerales y rocas reivindicando que no sean explotados ni molestados en sus ancestrales ubicaciones naturales, ya sean superficiales o subterráneas.
Y por último, sometida ya la población humana a un férreo control higiénico, asistiremos a la irrupción de virusistas y bacteriófilos, que nos harán gozar del definitivo reino único del progresismo donde todo será paz, solidaridad y ecologismo.
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