Apocalipsis climático
Que los hombres (e incluso las mujeres) somos capaces de destrozar el medio ambiente, el ambiente entero y todo lo que se nos ponga a tiro, es indudable. Y así es desde que el mundo es mundo, aunque lógicamente nuestras posibilidades destructivas se hayan multiplicado con los avances técnicos.
Para combatir esta capacidad de destrucción planetaria resulta fundamental investigar rigurosamente la evolución de los cambios negativos y sus auténticas causas y efectos al margen de cualquier debate sesgado, separando los que son de responsabilidad humana de los que no. Pero esto hoy parece imposible, pues quien ose cuestionar ⎼aun científicamente⎼ cualquier conclusión oficialista es lanzado al infierno climático del negacionismo.
Calor, incendios, frío, nevadas, inundaciones, terremotos y demás maravillas y desastres de la naturaleza han existido siempre; lo novedoso es el alarmista y constante bombardeo que concentra todas esas imágenes juntas para amenazarnos con graves limitaciones ⎼incluso alimentarias⎼ que tendremos que padecer para salvar el planeta.
Y lo que genera una gran desconfianza es que en las cocinas de esas potentes y apocalípticas campañas se muevan los intereses de los propietarios de las mayores fortunas del planeta, presentados ahora como magnánimos filántropos y celosos guardianes de la humanidad.