La mirada impúdica y Moctezuma
18/NOV.- Moctezuma, emperador azteca, le gustaba comer muslos de indios esclavizados y sacrificados en el altar de Teotihuacan. Vamos, que era un caníbal de tomo y lomo. Lo que no sabemos es si previamente el ínclito miraba impúdicamente a sus víctimas.
Pasada ya la celebración del día de la Hispanidad, con alegría para gran parte de la población y estupidez o ignorancia para otra, aunque mayoritariamente para los indigenistas que no indigentes, recuerdo que he leído por algún sitio que a Moctezuma, emperador azteca, le gustaba comer muslos de indios esclavizados y sacrificados en el altar de Teotihuacan. Vamos, que era un caníbal de tomo y lomo. Lo que no sabemos es si previamente el ínclito miraba impúdicamente a sus víctimas.
La ministra de Igualdad planteaba hace muy poco la elaboración de un protocolo para combatir el acoso sexual en el trabajo con el ánimo de calificar como perseguible, entre otras, las miradas impúdicas. Yo creo que utilizan un poco mal la palabra impúdica, que tiene su origen en el término pudor, en este caso a su falta. Deberían más bien utilizar lasciva, más propia para calificar cierto deseo sexual.
Pudor se usa también para determinar el grado de honestidad y de modestia, con lo que pueden llevar a error u omisión, así mismo puede ser indicativa de mal olor. Por otro lado, el impudor señala la falta de pudor, al cinismo y la deshonestidad, con lo que estamos en las mismas. Definitivamente necesitan en el ministerio alguien más preparado en eso de la utilización y comprensión de la lengua castellana, a no ser que hayan tomado decidida postura por la lengua azteca, el nahuatl, o inclusive por el quechua de los incas.
El problema que tienen es que los aproximadamente 450 millones de euros de presupuesto para 2021 los han debido dedicar a reuniones en los que, cual carrera de progresía, deciden lo más progre del momento, con ánimo de lanzarlo como idea genial por la que luchar en beneficio de la “progresería”. Aunque me ría es muy triste. En España hay mucha necesidad y gente que lo pasa muy mal, con lo que el chiringuito que se ha montado Irene Montero es penoso.
No sé si desde ese ministerio se ha estudiado la crueldad y crímenes de los aztecas y las posibles miradas impúdicas hacía sus víctimas, pero como tienen la costumbre de sacar de contexto y de época, analizando los hechos con prisma actual, lo mismo están en ello, aunque lo dudo pues en Unidas Podemos son indigenistas, lo que tapa cualquier otro defectillo de los indios, que como ellos bien saben –en realidad no tienen ni pajolera idea– fueron exterminados por los antepasados de López Obrador, al que por su fisonomía no se le ve muy descendiente de indígena alguno sino más bien de español. Hay una gran labor por hacer para cambiar esa falsa cultura indigenista en pos de la verdad.
De pedir perdón alguien, quien debería de hacerlo es el presidente mejicano, ya que actúa como heredero de los aztecas, y pedírselo a todos los descendientes de indios no aztecas que fueron liberados de tanta maldad y barbarie por Hernán Cortés. También debería de dar las gracias a Cortés en nombre de todos esos indios que se libraron de la esclavitud y la muerte gracias a él, y por supuesto en nombre de sus hijos, nietos, bisnietos y tataranietos.
Lo atrevida que es la ignorancia. Si hay indios en Méjico, en América central, en Perú, en Bolivia, en Chile y en Ecuador, es gracias a las leyes que para su protección dictaron los Reyes Católicos y sus sucesores, que fomentaron el mestizaje, su acceso a la cultura y a los cargos públicos, a la Iglesia y a la milicia del antiguo Imperio español.
Empiezo a tener serias dudas de si la toma de postura por el indigenismo precolombino, en contraposición con la cultura europea que llegó y se instaló en América, es algo perfectamente orquestado o simplemente forma parte de la estulticia generalizada de quien no encuentra cosa mejor que hacer en su vida que atacar lo español, haciéndolo porque sí. Creo que hay un poco de todo. Desde luego en el caso del Ministerio de Igualdad me inclino por lo segundo, pues forma parte de su ideología.
No sé a sus votantes pero desde luego a sus militantes estoy convencido les examinan de antiespañolismo, preguntándoles por cosas tales como los toros, el folclore, la historia, la religión, la familia, la gastronomía, la justicia social, la revolución, el flamenco o los sanfermines. Tiene más puntos siempre el que se declara antitaurino, atípico, indigenista, ateos, pro LGTBI, partidario de los tamales, la justicia social es cosa de Yolanda Diaz, mi revolución es la de la poltrona, yo soy de los coros y danzas del Ejército Rojo y del año nuevo chino versión Mao.
Esto sin exagerar, ya exagerando y con unas copas de tequila o de pisco de por medio, bailan sardanas y el aurresku –la jota jamás– y le dan a las cocochas y a la paella, que como todo el mundo sabe también la trajo a España el negro de Bañolas, con perdón, tanto por la paella como por lo del negro.