¿Seremos capaces?
13/ABR.- De no ser así, lo más probable es que España siga languideciendo en la ignorancia de sí misma; en el abandono de sus intereses.
Publicado en el número 38 de Somos, de abril de 2022. En la sección Pensamos que... (a modo de editorial). Editado por la asociación cultural Avance Social. Ver portada de Somos en La Razón de la Proa (LRP).
España está sumida en un pozo de dificultades económicas, sociales y existenciales.
Inflación desbocada, paro, dependencia energética, amenazas sobre nuestro territorio, población envejecida y empobrecida, separatismo, administración elefantiásica, etc., son el retablo que da fondo a la vida nacional y cuya superación ha de requerir esfuerzo, sudor y, sobre, todo tiempo. Por supuesto, nada cabe esperar de las medidas cortoplacistas y contradictorias, a las que ya nos tiene acostumbrados un gobierno como el actual, que navega a la deriva.
La superación de este marasmo requiere una severa revisión de la Constitución en vigor, que la despoje del carácter casi divino que, interesadamente, muchos le atribuyen. Es obra humana y por lo tanto, mejorable, desechable y sustituible.
La tarea de limpieza y reparación necesaria no es cuestión de un día y sólo será posible llevarla a cabo mediante un liderazgo fuerte, serio, exigente y ejemplar, que consiga unir la voluntad del pueblo para hacer frente a tal desafío con rigor y disciplina.
Salvo enorme sorpresa, no se vislumbra en la clase política actual personalidad alguna de la que pudiera esperarse tales cualidades. Sería iluso creer que tal figura pudiera surgir de la clase partidocrática generada por el Régimen de 1978, responsable de habernos traído hasta aquí.
¿Cabe esperar que del pueblo español emerja semejante liderazgo? ¿Cabe esperar que el propio pueblo lo identifique, lo adopte como suyo y acepte el reto?
De no ser así, lo más probable es que España siga languideciendo en la ignorancia de sí misma; en el abandono de sus intereses; en la inanidad de su pueblo, reducido a amalgama caótica e insensible y a merced de fuerzas y decisiones ajenas cuando no enemigas.
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